6.-El encuentro

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Entre las entrañas extrañas de este mundo di con un nuevo pasaje. Al parecer alguien tenía planes que se filtraban de las manos de Reegy, y esto aún que no lo crean o desconozcan el nombre pronunciado es mucho decir. Reegy es un viejo mago con la apariencia de un anciano con piel de madera, barbas en forma de telarañas y ojos azules pero huecos. Cuando miras esos ojos sientes como estos succionan la luz que los rodean y se vuelven espectrales, abismos infinitos. Él es uno de los grandes antiguos, maestro de maestros y era allegado del mio en particular. Dicen que Reegy fue el primer alumno de los árboles, aprendió a curarse viéndolos y su silencio lo hizo sabio. Pero es un viejo altruista soñador, debería aprender a ser distante como sus naturales maestros.

Así que la reunión que olfatee me hizo meditar mucho, para empezar el lugar estaba infestado de ruido hueco un astuto hechizo para camuflar palabras malditas. Los hombres lo escuchan a diario en su música y todo radica en la frecuencia de hercios en la que esta este. Verán hay una naturalidad en los sonidos que nos rodean, incluso el mismo universo produce su propio sonido como un palpitar o un jadeo. Entender esto requirió años de mi vida, pero en la manera en la que puedo explicarlo es que el sonido natural viaja en espiral a nuestros oídos, de ahí la anatomía del mismo. Pero el ruido seco es un ruido que vibra o en mi ejemplo genera una espiral que posee distintas intenciones, y puede ayudar a filtrar o ensordecer otros sonidos.
Existió un brujo popular quien monopolizo eso y digamos que estas infértiles tierras son parte de su plaga, su gente y sus ideas. Adoro los misterios seré sincera, me producen una efervescente emoción que recorre mi intelecto y masajea mi mal crónico, mi pensamiento crónico. No pude evitar la curiosidad, el pinchazo venenoso infecto mi cuerpo y abrazó mi mente.

Claro que tuve precauciones para infiltrarme, solo Lasser, Ágata y entre otras entidades muy representativas igual de longevas o superiores en primaveras a mi pueden preverme. Esto me deja mucho en que pensar... pero continuare con mi historia.
Para infiltrarme solo me percibí invisible, ajena al lugar. Camine lentamente entre el espectáculo del festival y sus embobados "zombies". Al estar rodeada por el peligro jamás debes alimentarlo con miedo, no hay nada mejor que la serenidad es como darle piedra caliza a un lobo. Cuando apenas había esquivado a sus torpes caminantes sin alma me encontré con entidades que apaciguaron mi ritmo. Howlards (así se han llamado siempre) merodeaban en los alrededores. Estas criaturas son quimeras invisibles para los ojos del hombre y no por que tengan un talento, si no porque su movimiento requiere de cierta atención y percepción que los mortales ya no poseen. Su olfato astuto y su camuflaje complejo y detallado, son armas feroces para pasivos incautos. Son hombres mitad lechuzas o búhos, poseen garras y sus cabezas están chatas haciendo un surco en donde debería estar una nariz para captar mejor el ruido, y tienen dos obscuras pasas en donde estarían sus ojos.

En este caso era yo quien se había confiado mucho, avance demasiado y lograron detectarme, supongo yo por el rebote del ruido hueco sobre mi cuerpo. Retrocedí y di mi exploración por concluida, hoy por lo menos, pero no sin que antes tres de ellos me siguieran. Note su presencia y los conduje a las afueras del festival lo más rápido que pude, ellos inflaban su pecho y encorvaban su cuello para una mejor movilidad. Casi lo sumían en su tórax y su extraña combinación de espinas con plumas hacia un silbido gélido con el rose del aire.
Estoy oxidada en esto de combatir pero no por ello soy presa fácil y mucho menos para howlards. Los conduje a un lugar apartado y al llegar me detuve de tajo, estire mis dedos y congelando el agua del aire hice pequeños hilos filosos. Las criaturas pasaron sin darse cuenta guiados por la sed de verme muerta, pero sus cuerpos fueron destrozados al par por mi red dejando un rastro de hojas secas tintas.

A pesar de ganar considero el encuentro una perdida, para las pocas horas alguien estará buscando a tres de sus sabuesos perdidos. Y si el origen es tan astuto como supongo, sus conclusiones pueden ser peligrosas.


Ahora solo debato si callare este jugoso secreto, o lo compartiré completamente con lujo de detalle a alguien y si es así, ¿con quién?.  



MarianasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora