19.-Colmena y azucenas

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El aire parecía haber sido extraído y el escenario tenso nos apabullaba, nadie se movía ni decía nada solo esperábamos.

-¿¡Por qué no lo arreglamos entre nosotros Salim!?.-Le grite.
-¿Vas a aceptar Marianas o prefieres hacerlo de la manera difícil?.- Sugirió.

Lo medite un momento y sin más me dirigí a Mateo.

-Bien Mateo, ¿Alguna vez te has peleado con alguien o has recibido clases para?.- Lo cuestione sujetándolo de los hombros.
-Pues hace mucho...
-¿Y tomaste clases?.
-Si...
-Muy bien, pues olvida todo eso porque vas a pelear contra alguien que hace mucho dejo de ser hombre ¿Me entiendes?.

Casi pude escuchar como pasaba su saliva por la garganta.

-Tienes que tener unas cuantas cosas en claro. Numero uno si tienes la oportunidad aprovecharla. ¿Recuerdas eso de siempre tener contacto visual? bien, aquí eso no funciona, no te fíes de un solo sentido. Numero tres, el universo es una extensión de ti y ella es parte del universo también, así como la flama, el agua o tu mente en los ejercicios anteriores. ¿Esta claro?.

Mateo afirmo con la cabeza son los ojos bien abiertos y la respiración agitada. Entonces gire para mirar a Salim y le vi fijamente, con mi mano hice una señal para que enviara su prueba y guarde silencio. Salim sonrió y comenzó a susurrarle al tronco donde estaba sentado, la madera crujió y la tierra alrededor de él se sacudió brotando de ella unas raíces. El tronco se transformaba en un guerrero de madera húmeda con extremidades de raíces, el ciento pasaba por su cuerpo hueco y daba la sensación de escucharlo respirar. "Hijo de puta" pensé mientras la criatura se afirmaba al suelo, mire a Mateo quien obviamente moría de nervios y pensaba en alguna estrategia para sacarlo del terrible embrollo. Vislumbre a la criatura hasta dar con un rasgo interesante, entre sus raíces había pequeños rastros de arena "Riar" pensé.

-Bien Marianas, veamos de lo que es capas tu alumnillo.- Fanfarroneo Salim.
-No alimentes tu miedo.- Le dije a Mateo.- Alimenta tu coraje.- y le indique que fuera. 

Mateo camino hasta esta a unos cuantos metros de la criatura, esta permanecía en una posición de pelea esperando cualquier señal para atacar. Ninguno de los dos hizo nada en el instante pero a la brevedad Salim silbó despertando a su guerrero y desencadenando el primer golpe. Mateo rodó a un lado de él y corrió hasta una de sus piernas, embistió una de sus piernas pero apenas y había conseguida sacudir al monstruo.
Para cuando la criatura quiso agarrarle Mateo había logrado trepar por su espalda. El movimiento errático y frenético del ser forzaba a Mateo a aferrarse a su tórax, hasta que en uno de sus giros cedió y callo al piso. Mi corazón latía nervioso y vigilaba atenta los movimientos no solo de Mateo, si no también del tramposo de Salim.

El guerrero de madera aprovechó la caída de y arremetió con un puñetazo contra él, pero Mateo giro y al estar a un costado del puño puso sus palmas sobre las raíces. Mateo cerro los ojos y haciendo un movimiento con sus manos como si jalase algo, succiono el agua de las raíces dejando quebradizo el brazo del monstruo. Mateo se puso de pie y espero al siguiente movimiento de su enemigo, mientras yo le observaba sorprendida. No pensé que lo fuera a deducir así de rápido, Mateo se convierte poco a poco en un alumno interesante. Pero la hazaña lo había agotado y se le veía tambaleante. "Es ahora" pensé mientras miraba fijamente a Riar desde el otro extremo.

Riar entonces se desintegro tras una nube de polvo, ceniza y arena, mientras yo corrí hasta Mateo. Brinque hasta el pecho de la criatura y con mi impulso, lo empuje hasta Salim y sus hombre quien estaban adentro de la nube. El monstruo golpeo el suelo y abrace a Mateo por la espalda. La criatura exploto arrojando numerosas rocas de arena y cal a su alrededor, yo protegía  a Mateo mientras un río de arena dibuja espirales alrededor de nosotros. Estas espirales nos cubrieron formando un capullo, después se sintió la característica sacudida seguida del mareo tras la transportación. El capullo ahora era una capa de papel grisáceo fácil de romper, mire a Mateo in cociente y rompí el cascaron. Al abrirlo estábamos en un pequeño campo de un barrio abandonado, una cabaña al lado nuestro y unos cuantos coches oxidados era lo que a primera vista vislumbraba. Habíamos logrado escapar, pero sin lugar a dudas no seria la ultima vez que vería a Salim

MarianasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora