26.- Marianas/ Cercenar

36 0 0
                                    

Después de eso, mi rutina paso a ser más nocturna y esperaba al hombre brujo a la orilla del bosque todas las noches. Me recostaba en la cama guardando entre mis manos la gema pálida hasta que esta brillase, esa era mi señal. Con el tiempo supe que su nombre era Leyka, o al menos dijo que eso recordaba y que ademas de hacerse pasar por animales, tenia otros talentos. La curiosidad me ganaba y más pronto que tarde le pedí que me enseñara unos trucos. Cuando le pedí esto pensé que nuestra relación había dado un paso atrás, él no se comportaba con la misma soltura que antes. Volvió a ser callado y observador, su galanura se opaco por una fas fría y nuestros encuentros se hicieron más prolongados. Quería alejarse de mi pero yo no iba a permitírselo, la idea de volver a mi aburrida vida, a una vida sin él me parecía injusto. Así que salí a buscarlo guiada por la piedra mágica, fueron viajes bien planeados y distribuidos, a veces salia en tres ocasiones al día, marcando la corteza de los árboles donde ya había pasado. Todo esto hasta que por fin, al cruzar el río y un poco más al pie de las montañas, la gema comenzaba a brillar.

Di finalmente con una choza vieja y de madera, tan solitaria como imagine que seria y tan descuidada. Cuando llegue Leyka salio como si hubiese sentido mi presencia, y muy probablemente eso haya sido, por qué ya sabia a donde mirar y miro a mis ojos fiero y en silencio. Hablamos un poco, en realidad fui yo la que hablo. Le dije que no quería dejar de verlo, que estaría bien si no me enseñaba nada pero que se quedara con migo. Leyka fue entonces muy cordial, me entendió rápido y aclaro unas cosas con migo.

"La vida de un hechicero es larga y solitaria, para algunos triste. Aún eres muy joven para saberlo y yo ya no soy tan humano como para enseñártelo, pero si lo que quieres es aprender de mi te enseñare la base. Lo suficiente como para que vivas tranquila y placida, como para que no dejes de ser esa niña tan encantadora."

No soy buena recordando detalles, pero para mi y en ese momento, esas palabras serían de las más gratas que he recibido y hasta la fecha atesoro. Aprendí entonces en su comienzo, el valor y respeto a la tierra, al mundo, agricultura en niveles que mis semejantes aún desconocían. Aprendí los secretos de una alimentación justa y necesaria para mi cuerpo, compensar mi ejercicio y equilibrar mi espíritu. Entendí el valor importante que tiene la mente en nuestro entorno y la belleza de ver con el corazón.
A esas alturas podría habérseme considerado una curandera o "shamán", después de casi un año de trabajo duro. Hasta que probamos con lo que el llamaba "El desdoblamiento" donde aprendí cosas que sabes y estas aprendiendo, esta parte del entrenamiento fue particularmente difícil para mi. Leyka decía que esto era normal, pues necesitaba bagaje espiritual y vivido para poder desenvolverme con mayor éxito, así que acordamos pausar mi entrenamiento.

Fue una época que recuerdo con cierta nostalgia. Mi familia estaba en las condiciones más favorables, algunos de mis hermanos mayores habían formado familias, incluso Leyka me acompaño a algunas celebraciones disfrazado de gato o ave. Mis conocimientos me dieron habilidades culinarias que implemente en casa, el mundo tenia una perspectiva bella y afable. Y lo que era más importante convivir con Leyka era algo de lo que disfrutaba en muchos aspectos, siendo sincera, a esas alturas me quedaba muy claro que no sólo lo veía como un amigo y mentor. No estaba en mis planes decírselo, me parecía que sería un capricho de mi parte así que sólo dejaba ser al sentimiento, aveces creo que él lo sabía y también lo dejo ser.

Toda esta comodidad hizo que cayera en un estado del que Leyka ya me había advertido, la tranquilidad puede generar falsas confianzas, en uno mismo o en los demás. Así que, una noche cualquiera mi hermana menor con quien tenia una amistad y confidencia particular, me pregunto sobre mis constantes "escapadas" nocturnas. Lo pensé bien pero en ese momento no fui clara y decidí contarle sobre Leyka, no sobre el entrenamiento, ni sobre el amor que le guardaba, solo que lo visitaba y charlaba con él. Haciendo esto selle mi destino, mi vida entonces tomo un curso para el que no estaba preparada. 

MarianasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora