✖Veintiséis.

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«La cita de Charlie y Ryan»

El rubio se miró una vez más al espejo, sonrió de una forma exagerada y después hizo una pequeña sonrisa, la que inmediatamente fue reemplazada por una mueca.

—Si sonries así, Ryan...asustas —se dijo para si mismo.

¿Por qué estaba tan nervioso? Ya había vivido mucho tiempo con Charlie esta vez no tenía que ser tan especial ¿o si? Digo, ve todos los días a Charlie y en cada momento está hablando o viendo alguna aburrida serie en la tele, después del trabajo ¿por qué está nervioso ahora? Tal vez sea porque Charlie dijo la palabra "cita" en la oración.

—¿Una cita de amigos? —habló en voz alta otra vez.

Suspiró y se acercó a tomar su celular que estaba conectado al cargador al lado de su cama.

—Ya estoy listo —anunció saliendo de su habitación.

Charlie estaba recostado en el sillón, las piernas hacia arriba y la mitad del cuerpo colgando. Se levantó rápidamente al escuchar la voz del rubio y una sonrisa deslumbró en su rostro al ver al menor. Se veía tan...bonito.

—Te ves lindo —dijo sin pensarlo.

—Me veo como siempre, Charlie —murmuró con un leve rubor en las mejillas.

—Siempre te ves lindo —mostró una sonrisa coqueta.

—¿Ya nos vamos?

Claramente Ryan estaba nervioso y Charlie no quiso seguir presionandolo más, así que guardaria los comentarios lindos para Ryan cuando estuvieran comiendo o paseando o haciendo cualquier otra cosa.

En el ambiente se podía sentir el nerviosismo de ambos chicos. Movimientos torpes y palabras sin sentido en la poca conversación que hubo camino al centro comercial. Ninguno entendía el por qué les estaba pasando eso, pero está muy clara la razón ¿no?

Ambos se gustan mutuamente, pero ninguno quiere dar el primer paso ¿miedo? Exacto, esa es la principal razón por la cual Ryan no quiere decirlo, miedo al rechazo principalmente y tenemos a  Charlie, quien teme arruinar su amistad si dice algo como "Ryan, me gustas ¿saldrias comigo?" y asustar a Ryan.

Charlie sabe que hace unos años su amigo sentía algo especial por él, pero Charlie no sentía nada por Ryan en ese entonces, así que tenía que mantener la amistad. Ahora las cosas están completamente diferentes y Charlie simplemente se enamoró.

Eligieron un local de comida rápida. Fueron a una mesa con dos latas de coca–cola, una porción de papas fritas y dos hamburguesas.

—Tenía planeado algo mejor que unas hambuerguesas que podemos hacer en casa —comentó Charlie—. Pero ¿estás bien aquí?

—Claro que sí —asintió el rubio sonriendo—. El lugar está perfecto, nos sirve para dejar la casa un día ¿sabes? Casi ni vemos el sol.

—Créeme que yo sí —bufó el moreno—. Es horrible estar bajo el sol limpiando mesas.

—Peor es estar limpiando la cocina, llena de grasa y frituras. Asqueroso —dijo esto último con una mueca que a Charlie le pareció tierna.

Ambos trabajan juntos en un local del centro. Charlie tiene que limpiar mesas, barriendo y recogiendo bandejas, mientras Ryan limpia la cocina y ayuda con lo que falta en los grandes congeladores del lugar.

—Ryan.

—¿Qué? —pregunta el rubio.

—Tienes que comer tus papas —dijo Charlie lanzandole un puñado de papas en la cara.

The Clemmings |Muke|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora