✖Veintidós.

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Tuve la idea de hacer este capítulo hace unas semanas, pero no tenía bien la idea. Espero que les guste este pequeño viaje al pasado:)

– – – –

✖Luke.

Unos años atrás.

Abrí los ojos y sentí una sensación muy familiar en mi estómago. Mi bebé estaba dando pataditas, otra vez. El reloj marcaba las cuatro de la mañana. Cinco meses de embarazo, no dirian que sería en unas horas, teníamos la cita con el médico y por fin nos iba a decir el sexo de nuestro bebé.

Puse mi mano y mi hermoso bebé comenzó a patear justo ahí.

—¿Puedes dormir, amor? —hablé en voz baja—. Papá necesita descansar ¿está bien?

Me dio una patada un poco más fuerte.

—Oh, creo que no está bien para ti —hice una mueca de dolor tratando de sentarme—. Bien, puedo soportar un poco más.

Respiré profundo unas veces y me levanté al baño, después de hacer mis necesidades volví a la habitación. Me senté en la cama, pero estaba incómodo, él bebé aun seguia pateando y yo queria dormir.

Entré a la habitación de mis bebés y me dije si todo estaba en orden. Kaya estaba abrazada a su oso de peluche, tenía olor a frutas y siemore hacia estornudar a Michael. Chris estaba casi cayendo de la cama, suspiré y lo acomodé mejor. Los miré una vez más y salí.

Me estaba comenzando a dar hambre así que bajé a la cocina, me estaba costando mucho bajas las escaleras últimamente, mis piernas estaban delicadas y me dolían, me dolía la espalda cuando estaba demasiado tiempo de pie y sentado, estaba en el peso correcto, lo que había pasado unos meses atrás ya estaba solucionado y no tendría problemas en mi embarazo por eso.

—Vamos a buscar algo para comer, cielo —le murmuré a mi panza.

Con un sandwich en la mano y un jugo de fresa subí a la habitación. Michael estaba sentado y con una mano en mi lado de la cama. Olvidé apagar la luz de la lampara y sus ojos se veían más pequeños por eso.

—¿A donde fuiste? —preguntó con la voz ronca.

—Tu hijo tiene hambre y no me deja dormir —hice un puchero.

—Ven.

Estiró una mano y le di mis cosas, me acomodé mejor y él me dio la comida. Sé que es muy temprano para estar comiendo cosas así, pero últimamente nada me quita el hambre.

—¿Puedes dejar a papá Lukey dormir, bebé? —habló en mi panza—. Sé que tienes mucha energía y eso, pero papá necesita descansar y tu también, amor.

Al escuchar la voz de Michael comenzó a dar más pataditas, no tan fuertes pero dolían un poco. Seguí comiendo de mi sandwich mientras Michael tenía una conversación con el bebé. No podía escuchar porque según él era una charla privada padre–hijo. Yo solo rodé los ojos y seguí comiendo.

—Luke —habló levantando su cabeza de mi panza.

—¿Si?

—Dijo que ya se iba a domir —susurró.

—Ya era hora —sonreí.

—Pero, silencio —volvió a hablar en un tono bajo—. O lo vas a despertar. No quiero que mi niño se enoje.

—¿niño? —pregunté levantando una ceja—. ¿Como estás tan seguro?

—Solo lo sé, Lukey —sonrió de lado, esa sonrisa me encanta.

The Clemmings |Muke|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora