Jung Kook

14.7K 850 88
                                    

Regalos

El árbol por fin se hallaba en su lugar y Jung Kook, quien era mi novio hace tres años, y yo, estábamos sentados en el sofá.

—¿A qué hora llegan tus padres? —preguntó acariciando mi cabello.

—No lo sé, no deben tardar —dije mirando el reloj sobre la chimenea falsa frente a nosotros.

Como si mis palabras tuviesen algún tipo de poder, el timbre sonó sacándonos de nuestra burbuja de amor y me levante perezosamente del sofá y de los brazos de Jung Kook.

—¡Feliz navidad! —gritó al unísono mi familia con un gran pastel en su manos y gorritos navideños sobre sus cabezas una vez abrí la puerta.

Poco a poco mi familia fue entrando a la casa que, con esfuerzo y dedicación, Kookie y yo compramos para celebrar nuestro segundo año como pareja.

—¿Y ya pensaron en los bebés? —preguntó mi mamá. Su cejas subían y bajaban en su rostro, y sus ojos tenían aquel brillo pícaro que había cautivado a papá.

—¡Mamá! —grité en reproche.

—¿Qué? —su rostro había cambiado a uno angelical en tan solo unos segundos—. Yo solo estoy pensando en el futuro de nuestra familia.

—¡Aún estamos muy jóvenes, mamá! —dije el al borde de la histeria. Mi rostro comenzaba a arder de la vergüenza.

—¡Nunca es muy pronto para asegurar nuestro legado!

—Vamos chicas, no peleen, ya llegará el momento de pensar en ello —dijo mi papá interrumpiendo la pequeña discusión que se había formado.

Una vez el reloj marcó las 23 horas, toda la familia, incluida la de Jung Kook que había llegado unos minutos antes, se encontraba al rededor de la mesa. Los chicos habían llegado y ya todos estábamos sentados dando las gracias por las bendiciones del año. Una vez la comida terminó, todos nos acercamos al árbol de navidad que Kook y yo habíamos hecho para aquella época.

—Atención —dijo Jung Kook llamando la atención de todos los presentes—. Ya el reloj marca las 23 y 45, y creo que va siendo tiempo de destapar los regalos.

Todos nos levantamos y poco a poco fuimos tomando los regalos bajo el árbol. El primero en destapar su regalo fue Tae Hyung, de mi parte, un precioso gorro blanco que habíamos visto en el centro comercial la semana pasada. Luego de eso llegaron los regalos de Nam Joon, Suga, Ho Seok, Jin y Ji Min.

—Y por último este es el de _______ —dijo Jung Kook con una pequeña caja roja sobre sus manos.

—¿Para mi? —pregunté extrañada. Habíamos acordado que este año no tendríamos regalos debido al ahorro que hacíamos en aquellos momentos para la compra de un coche.

Tome la cajita sobre mis manos muy delicadamente como si de cristal se tratase y la abrí lentamente.

Sin poder detenerlas, las lágrimas caían y con una de mis manos tapé los sollozos que amenazaban con salir. Mire a Kookie a los ojos y este tomó la caja entre sus manos sacando de su interior el hermoso anillo de plata que brillaba por las luces del árbol reflejándose en el.

—_______ —dijo suavemente. Su voz parecía un dulce susurro—, desde el primer día en que te vi paseando por aquel parque me enamoré de ti. Tu suave cabello ondeante con el viento y tu rostro iluminado por los rayos del sol, hicieron de ti la persona mas brillante frente a mis ojos.
Cuando te hable por primera vez, tu voz fue tan melodiosa que no quería dejar de escucharla.
Cuando te pedí ser mi novia estaba tan nervioso que no paraba de tartamudear y cuando te besé esa noche, tus labios fueron tan dulces que saborearlos era poco. Desde ese día, ya han pasado tres años y cada día, hora, minutos e incluso segundos que estado a tu lado, me he dado cuenta que tengo a la mejor chica del mundo junto a mí y cuando te miran otros chicos, los celos me consumen, y por eso, frente a tu familia y a la mía, quiero que el día de hoy te quedes por siempre aquí conmigo, quiero decirles a todos eso tontos que te miraron alguna vez "alejate de mi esposa" y salir caminando de tu mano orgulloso por haber ganado a una chica muy especial. _______, te amo como a nadie y te amo como nunca. ¿Quisieras convertirte en la señora Jeon y alumbrar todos mis días con tu presencia?

Con las lágrimas desbordándose de mis ojos y sin que las palabras salieran de mi boca, eufórica asentí con la cabeza.

—Sí, acepto —dije entre sollozos una vez que pude hacer uso de mi voz.

Y así ambos frente a la cara impactada de ambas familias y de los chicos nos fundimos en un cálido beso mientras que Tae juguetonamente colocaba un muérdago sobre nuestras cabezas.

Fin

Imaginas 「BTS」 + En ediciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora