Park Ji-min

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▶𝙎𝙩𝙞𝙡𝙡 𝙬𝙞𝙩𝙝 𝙮𝙤𝙪
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02:33        ◁         ❚❚        ▷

El aire que corría por la ciudad hacía que su cabello castaño golpeara contra su rostro. Había caminado unas pocas cuadras cuando un letrero llamó su atención; las brillantes letras rojas que se exibían con la palabra "SWY" le parecieron extremadamente atracivas y decidió entrar al lugar. 

Tomó asiento en una de las altas sillas de la barra y el bantender se apresuró a tomar su orden. Un Bloody Mary fue su elección.

Las luces eran bastante tenues, tanto, que era un total desafío ver el rostro de las personas a su alrededor. En la parte más profunda del lugar, había un pequeño escenario con luces colgantes y un micrófono en el medio. Al parecer, por lo que susurraban los demás, alguien vendría a cantar esa misma noche.

Los labios rojos de la chica tocaron suavemente el borde de la copa y tomó el primer sorbo de su bebida al mismo tiempo que una suave melodía empezó a sonar por los altavoces. Cuando escuchó la suave voz de la persona que estaba allí arriba, sus sentidos se agudizaron; sabía que la había reconocía de algún lugar.

Prontamente alzó la mirada para encontrarse con una silueta masculina que sostenía el micrófono con sus manos de una manera casi seductora. Debido a las ropas oscuras y anchas que el –hasta ahora– desconocido llevaba puestas, le complicaban distinguir al chico. Con la bebida en su mano derecha, se levantó de su asiento con la intención de acercarse más al escenario; sin embargo, no alcanzó a llegar a su destino pues la multitud le impedía el paso. Así que desde el centro, se dedicó a apreciar los pocos gestos que podía con las leves luces que chocaban contra el rostro del cantante.

Cada palabra que el chico pronunciaba hacían que __________ se embriagara más, o también se podría deber a la bebida de la cual daba cortos pero rapidos sorbos. Por un leve momento sintió que los ojos de la persona frente a ella se enfocaron en su persona y su respiración se cortó; reconocería esos ojos redondos y oscuros donde fuera. Una sonrisa irónica se posó en su rostro cuando todos los cables se conectaron dentro de su cabeza.

Los recuerdos no dejaban de recorrer al ir escuchando con más detalle la letra de la canción que cantaba Jeon Jung-kook. El mismo Jeon Jung-kook que hace tres años atrás le había dejado en un cuarto de hotel y una servilleta con el escrito más frustrante de su vida.

El volumen de la melodía poco a poco iba descendiendo dando a entender el final del espectáculo y los aplausos eufóricos por el cantante no se hicieron esperar. No iba a mentir, el chico cantaba como los ángeles, y por más que lo odiara, reconocía que tenía un gran talento.

Suspiró con una mezcla de ira y burla; el destino realmente le estaba jugando sucio ese día. Si no era suficiente el haber sido despedida, ahora tenía que encontrarse con su ex. Maldijo su existencia desde su interior.

Cuando se disponía a salir del establecimiento, una mano grande la tomó por la muñeca y la castaña se mordió los labios con fuerza.

—Fuck... —susurró sin darse la vuelta. No quería ver la cara de la persona que la había detenido, tenía miedo de que fuese la de aquel que menos deseaba ver en esos momentos.

—Señorita, olvidó pagar su cuenta —dijo una voz muy cerca de su oído que la hizo erizarse de pies a cabeza. No era Jung-kook y suspiró de alivio. La voz de esta persona era mucho más aguda y suave.

Lentamente se dio la vuelta mientras sonreía avergonzada. Con sus dedos acomodó un mechón de su cabello trás su oreja.— Lo lamento muchísimo, no lo había recordado.

Imaginas 「BTS」 + En ediciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora