Imaginas 「BTS」 + En edición

Jin.

«Chico de intercambio»

—¿Escuchaste? —preguntó Julie al entrar por la puerta del salón.

—¿Qué cosa? —levanté mi cabeza de mis brazos.

—Hay un chico de intercambio a nuestro salón—comentó emocionada.

—¿Y?

—¡Es coreano pendeja!

—¿¡Qué?! ¡Debiste haber comenzado por esa parte! 

—¡No es mi problema que andes amargada!

—¡Quitate! —salté de mi puesto y salí del salón. Quería ser la primera en recibir al chico nuevo.

—¡Esperame _______! —gritó mi amiga a mis espaldas.

—¡Rápido Julie, quiero ver al chico!

—¡Oficina del decano!

—¡Entendido! —grité en respuesta y giré por el pasillo. Si corría un poco más de seguro alcanzaría a verlo.

—¿Oye, estás bien? —preguntó el chico con un español torpe. Tomé su mano y me levanté del suelo por el fuerte golpe que tuve poco minutos atrás.

—Oh, si. No fue nada grave —sacudí el polvo de mi pantalón y lo vi. Vi su perfecto rostro y sus carnosos labios rosados. Era el hombre perfecto.

—Que bueno —soltó una pequeña risita—. Soy Jin, Seok Jin Kim, un chico de intercambio —me tendió su mano.

—Lo sé —sonreí y le di un suave apretón.

—¿Lo sabes? —preguntó extrañado.

—Oh, si —reí nerviosa. La había cagado. Bien _______—. No te había visto nunca por aquí y escuché los rumores del chico de intercambio.

—Ah, con que es por eso —sonrió confiado—. Me alegra haber tropezado contigo.

—Y a mi contigo —sonrió de vuelta.

—Ah, ya que soy el nuevo, ¿no te molestará mostrarme el campus, verdad?

—¿Quieres que te enseñe el campus? —lo miré un poco confundida.

Rascó su cuello—. Si tienes problemas podemos hacerlo cualquier otro día, no hay problema.

—Oh no, no —me apresuré a decir—, ¿comenzamos nuestro recorrido señor Kim?

A pasos lentos me acomodé a su lado y empezamos a caminar. Los primeros lugares que le mostré fueron las cafeterías, el gimnasio y las canchas de fútbol. Pasamos por las diferentes facultades y la biblioteca, y nos detuvimos frente a mi salón para recibir mi última clase del día.

—Perdona que te haya hecho caminar hasta aquí —reí con un poco de vergüenza—, pronto comenzará mi clase y no suelo llegar tarde.

—¿Chica responsable? —rió. Dios, como me estaba gustando su sonrisa.

—Algo así —levanté mis hombros y reí—, puedes hacer una parada en una de las cafeterías o si quieres ya puedes regresar a tu apartamento, supongo que no tendrás clases hoy.

—Vale...

—O puedes entrar a esta clase para que te vayas acostumbrando a la forma en la que enseñan aquí —dije rápidamente antes de que este diera la vuelta por completo para seguir con su camino.

—Esa idea me gusta más —sonrió. ¿Era acaso posible que ya me obsesionara con su sonrisa?

Abrí la puerta y vi que la profesora ya estaba en su lugar acomodando sus papeles para la clase de hoy.