¡Igualdad entre el hombre y la mujer! Proclaman las feministas.
Cuando en una reunión se juntan un machista y una feminista es peor que si juntaran un hincha de Boca y uno de River, un turco y un armenio o un radical y un peronista.
Y si encima cada uno tiene detrás suyo una banda de seguidores de su mismo sexo que se prenden en el debate, ni hablar.
En muchas ocasiones, las conversaciones comienzan en joda pero luego se van calentando y varias veces terminan para la mierda.
-¿Vos le cambiás los pañales a tu hija? -le preguntó una feminista en medio de una simpática pero no por eso menos efusiva discusión a mi amigo Claudio.
-Ni en pedo -respondió éste sin dudarlo un instante.
-¿Y por qué no? ¿O acaso no es también hija tuya?
-Lo que pasa es que con mi mujer tenemos un acuerdo: ella cambia los pañales sucios con caca y yo cambio las gomas del auto cuando se pinchan.
Porque ellas pretenden la igualdad, pero sólo en los casos que les conviene.
Cuando un hombre con mucho dinero se divorcia, a la mujer le corresponde la mitad de todos los bienes. Y para todo el mundo eso es normal, es lo lógico, es lo que está bien. Ahora si la que tenía la plata era ella y él al separarse pretende llevarse la mitad de todo, entonces es un vago de mierda, hijo de puta que se rascaba las pelotas mientras ella laburaba y no merece llevarse ni el Magiclik.
Es que no hay nada que hacer. No somos iguales. Y por sobre todas las cosas no tenemos los mismos intereses.
Los hombres sabemos que si queremos tener bienestar económico, nos tenemos que romper el culo estudiando, trabajando, etc.
Las mujeres en cambio, saben que si quieren vivir en una súper casa en un country, tener tres autos (uno de ellos una 4x4), un barco, una casa en una zona balnearia, varias mucamas y mandar a sus hijos al Northlands o al San Andrés, lo único que tienen que hacer es levantarse al hombre indicado y casarse con él.
Cuando paseamos por Recoleta, San Isidro, etc, nos quedamos locos con las bellezas que vemos pasar, cosa que no sucede cuando andamos de rotation por "Villa Garlacha" o por el barrio "Los Mocos".
¿Alguna vez se pusieron a pensar por qué las minas más lindas viven en zonas bacanas?
Porque las minas lindas se casan con tipos con plata, que las llevan a vivir a esos lugares y luego tienen hijas que se parecen a la madre, y así es como los barrios patucos se van llenando de bombones que te parten la cabeza cuando andás por sus calles, mientras que en Villa Garlacha o el barrio Los Mocos irán quedando las fuleras y su descendencia.
Todo eso hace que a la hora de elegir, las mujeres tengan muy en cuenta el aspecto económico, sobre todo a partir de cierta edad, en donde comienza a aparecerles el signo pesos en los ojos, como a los dibujitos animados, cada vez que se les acerca un tipo.
No las critico por eso. Si yo fuera una mina y encima estuviera bárbara, ni en pedo me enganchaba forever con un piojo, solo porque me gustara físicamente, si de todas maneras con el tiempo se va a poner tan viejo, panzón y rompe bolas como cualquier otro.
Pero lo que también haría si fuera una mujer es asumir que las cosas son de esa manera y no andaría por ahí hablando boludeces.
El hecho es que si tenés plata, la cosa se te va a simplificar y mucho.
Si compraste este libro porque te cuesta levantarte minas y sos millonario, bueno, llegaste a la parte que te interesa y si querés podés leer la próxima frase y tirarlo: "Hacé que ella se entere de que tenés mucha plata".
Pero si tu caso es exactamente lo contrario podríamos bien decir: "Houston... tenemos un problema". Porque como dijimos antes, las mujeres tienen la posibilidad de programar su estilo de vida en el futuro con el simple hecho de elegir a un hombre.
"Yo lo quiero por lo que es" me dijo un día mi amiga Andrea, refiriéndose al novio.
¿Qué era? Un boludo con guita que le daba todos los gustos.
-¿No te molesta que las mujeres se te acerquen sólo por tu dinero? -Preguntó uno una vez en no me acuerdo qué película.
-Mirá, a mí el dinero no me lo regaló nadie. Lo conseguí yo solo y no fue fácil. Así que no solamente no me molesta, sino que estoy muy orgulloso de que las mujeres me quieran por lo que tanto esfuerzo me ha costado obtener -respondió el otro.
De todas maneras, bajo ningún punto de vista tenemos que tomar una mala situación económica como algo determinante. Porque si bien tal vez no podamos mostrar un presente lujurioso, sí podemos dejar entrever un futuro envidiable.
Es fundamental que a esa mujer que querés conquistar le hagas ver que tenés hermosos proyectos que van a cambiar tu vida.
Matías no tenía un mango ni para llevarla a tomar un helado. Un día charlando en la casa de unos amigos, donde ella estaba presente, contó que estaba estudiando cine, que pronto dirigiría un corto financiado por Brujmbldum, con el que concursaría en el festival de "La Pichota", lo cual le abriría las puertas al maravilloso mundo del espectáculo.
La mina ya se imaginaba que si le daba bola sería la novia de Spielberg, cuando en realidad lo único que él hizo fue asistir dos veces a un curso de dirección de cine de dos meses de duración que dictaba la asociación de fomento del club del náufrago.
Los proyectos reemplazan al dinero. Si no tenés dinero, tenés que tener proyectos. Y si no los tenés, tenelos.
Porque sin dinero ni proyectos, no solo no te levantás minas. No te levantás vos mismo.
Vamos a suponer que estás en un momento jodido en el cual no tenés un mango, ni trabajo, ni proyectos. Bien, es hora de empezar a armar algo en tu cabeza para demostrar que tenés algo más para ofrecer que tu físico, tu simpatía y tu originalidad, que si bien son fundamentales, en algunos casos tienen que ir acompañados de otra cosa.
Proyectá, pensá, imaginá.
"Estoy escribiendo un guión para una película". "Estoy haciendo un curso de timonel". "Estamos por abrir una empresa de asesoramiento en comercio exterior y voy a comenzar el curso de despachante de aduana".
"Estoy empezando a escribir un libro sobre el apareamiento de los marcianos".
Si no tenés actualmente un buen pasar económico pero estás estudiando, ella te va a tener posicionado en su mente como un futuro abogado, contador, médico, ingeniero o licenciado en algo. Si a esto le sumamos un proyecto interesante, real o inventado, vamos a darle un plus a su imaginación.
Levantarla es muy probable que la levantemos igual, utilizando los métodos relatados en este libro, pero sin dinero ni proyectos nos va a durar lo que un globo arriba de una hornalla.
Poné ya mismo en marcha tu imaginación. Armar un proyecto que la impacte es sencillo y gratis. Con sólo crearlo dentro de tu mente este proyecto, como tal, ya estará existiendo. Llevarlo a cabo o no, es otra cosa.
No es errado decir que el dinero no trae la felicidad pero provoca una sensación tan parecida que casi nadie puede notar la diferencia; lo importante es que tengas en cuenta que el vil metal no es determinante para levantar mujeres. Los buenos proyectos pueden reemplazarlo perfectamente, al menos para llevar a cabo el levante.
Después, no sé... Vemos.