Entrás al cumpleaños de tu compañera de trabajo, o de tu amiga o
de tu prima, o de quien quieras, y enseguida te llama la atención una mujer. Más bien podríamos decir "la" mujer. Una belleza por donde la mires. De esas que tratás de encontrarle el defecto y no podés. Cara divina, cabello hermoso, buenas tetas. "Seguro debe tener feo culo", pensás, pero cuando se para y camina un poco, se lo querés morder. Además parece simpática.
¿Qué hace esta chica sola allí?
No sabemos. El asunto es que ahí está y no podemos dejar de mirarla.
Lo primero que se nos viene a la mente, es acercarnos a hablarle con alguna excusa pelotuda. Lo segundo es sacarle información a la dueña de casa, con la cual no siempre tenemos la confianza necesaria.
El problema con este tipo de mujeres es que están acostumbradas a que se las quiera levantar todo el mundo. Saben perfectamente que gustan y tienen la seguridad de que en un evento de ese tipo, los hombres presentes tienen sus sentidos puestos en ella. Todo esto hace que lograr que se fije en nosotros resulte bastante difícil. Existe una sucia técnica para llamar su atención y es la siguiente. Ella en algún momento se pondrá a dialogar con otra chica bastante más feita. De esas a las que ni borrachos le daríamos conversación. Supongamos que la diosa se llama Vanesa y la feita Cindy (Cindy-entes).
Es el momento adecuado.
Acercate a Cindy y hablale. Se simpático y seductor con ella, ignorando, al menos en un principio, a Vanesa.
Tiene que ser evidente que estás en un intento de acercamiento hacia la más fulera.
Vanesa va a estar totalmente desconcertada. ¿Cómo puede ser qe estando ella al lado se te pudiera haber ocurrido fijarte en la otra?
La cabeza le va a empezar a andar a mil, aunque no lo demuestre.
¿Estaré más fea? ¿Este tipo me habrá visto bien? ¿Cómo puede ser que haya caído muerto con este bichito?
Para mejor, Cindy seguramente estará loca de contenta de que le estemos haciendo el filo, porque no está para nada acostumbrada y nos tratará de la mejor manera, dando pie a nuestros flirteos.
Tenés que lograr que todo esto se desarrolle sin que Vanesa se aleje de la escena. Al rato de estar hablando, dale algún pie para que participe de la conversación. Eso va a hacer que, de repente, estén dialogando los tres, pero para Vanesa vos no serás el típico idiota que se le acercó para levantársela, dado que desde el primer momento se dio cuenta que tu interés estaba puesto extrañamente en el bagrecito.
De esa manera, estarás haciendo que ella de forma indirecta, conozca tus dotes de seductor.
Además de curiosidad, sentirá cierta envidia mezclada con desconcierto y una dosis de sorpresa ante algo que nunca antes le había sucedido.
La competitividad que tienen las mujeres entre sí, va a jugar a tu favor.
Vanesa va a sentir que Cindy tiene algo que ella, al menos por el momento, no puede tener. Ese algo es tu atención, tu seducción, tu interés.
Las mujeres no soportan la competencia. Ninguna se banca tener amigas más lindas y menos salir juntas. Cuando en un grupo de amigas, por ejemplo en una confitería, una de ellas está seis puntos, las otras ni bajan de cinco ni suben de siete. Eso sucede por un lado porque no se bancan que en el grupo haya una que sobresalga por su belleza del resto y les quite la atención de los hombres, y por otro lado porque las más lindas tampoco soportan que si aparecen dos o tres amigos juntos, estos huyan despavoridos porque ninguno quiere hacerse cargo del bagayito.
Empezá a fijarte y vas a ver que es cierto. Cuando veas un grupo de amigas en donde una es un infierno, todas las demás van a estar buenas. Cuando veas una muy fea en otro grupo vas a ver que todas las amigas son inclavables.
Eso con los hombres no pasa. Porque los hombres somos menos envidiosos y competitivos. Cuando algún amigo se gana una diosa nos ponemos contentos por él e inmediatamente le anotamos en el libro de las "intocables". Si a una mujer le gusta mucho el novio de su amiga y la puede cagar, la caga.
Volviendo al cumpleaños, vos a esta altura estás siendo un derroche de simpatía y buen humor con la pobre Cindy, que no es amiga de Vanesa, sino que ambas tenían distintas vinculaciones con la cumplañera.
Vanesa ya hace rato que te ve como alguien diferente al resto. Un loco de mierda que se copó con Cindy teniéndola a ella al lado. No importa. Loco pero distinto, simpático, seductor, amable, inteligente.
Ante esa situación, ella se va a sentir algo menos linda de lo que es y no va a estar viéndote como el clásico buitre que se mandó derecho a intentar seducirlas, como el resto de los tipos que conoció antes.
Nivelaste la balanza. Estás a su altura. Vanesa cree que no estás interesado en ella, aunque no se explica bien qué fue lo que sucedió o qué era lo que tenía Cindy que no tenía ella. Y lo más probable es que durante ese tiempo Vanesa se empezará a fijar en vos. Porque las cualidades que estabas mostrándole a Cindy, indirectamente se las estabas mostrando a Vanesa. Cuando charlaban sobre tus estudios, Vanesa escuchaba. Cuando le contabas sobre tus proyectos, Vanesa escuchaba. Cuando le contaste esa anécdota tan divertida, Vanesa escuchaba. Cuando le elogiaste el color de sus ojos, Vanesa escuchaba. Cuando te interesaste tanto por los asuntos de Cindy, Vanesa escuchaba.
Cindy, además, está enloquecida con vos y no lo oculta.
Vanesa te ve como un verdadero ganador al que no puede acceder porque a pesar de su belleza; el tipo se fijó en otra.
En otra hija de puta que en sus narices le había quitado la posibilidad de levantarse un tipo bárbaro. Nunca le había pasado algo así. -¿Ustedes estudian juntas? -preguntás como al descuido.
-No, yo estudio psicología -responde Vanesa.
-Debí imaginarlo.
-¿Por qué?
-Porque tenés carita...
-¿Carita de qué?
-De psicóloga...
-¿Ah, sí?... ¿Por qué?
-Porque...
Gracias Cindy por los servicios prestados.