Dejala Garpando

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Vos viste que, a menos que las minitas sean unos bombonazos,
normalmente no son centro de atención de nada. No tienen unos chistes que te hacen cagar de risa o unas anécdotas que te mantienen atado a la silla, no te enseñan nada de la vida, no saben nada de fútbol. Parece que nos hubieran cedido gentilmente ese lugar a nosotros.
No sé. El tema es que es increíblemente efectivo que cuando abrazan esas pocas oportunidades en que la vida les sonríe y las convierte en centro de atención de algo como una conversación, vos las dejes garpando.
For example: recreo en la facultad. Ella está conversando animadamente con algunas personas con las que vos tenés trato cotidiano. Te arrimás y comprobás que se ha convertido en el Carlitos Sacazziotta del grupejo. Cualquiera trataría de imponer su condición de macho sapiens y descalificarla, gastarla desubicadamente, interrumpirla, quitarle el podio. ¿Vos qué haces? Te asegurás de que ella te registre y en medio de su monólogo pedís caballerosamente perdón por la interrupción y le preguntás a uno de tus amigos "Che, Bruja, ¿tenés cambio de cinco?... Voy al bar". Y te retirás.
Ella se va a hacer la "acá no ha pasado nada", como cuando Maxwell Smart se caía y se levantaba al toque. Pero va a acusar el impacto.
El tema es no ser burdo. No hay que arrebatarla y quitarle el protagonismo por la fuerza. Hay que hacerlo con diplomacia. Como si no te hubieras dado cuenta de que ella estaba hablando. Hay que ser sutil. Cortés. Tenés que restarle importancia amablemente.
Cuando queremos a alguien, cometemos el error de interesarnos falsamente en su mundo. Y ahí nos tenés yendo a cursos de Tai Chi Chuan, y haciendo cuanta boludez haga la pretendida, para crear una onda de empatía. Y dije "error" porque como el interés en el tópico no es genuino (sino lo genuino es que nos interesa ella), no aprendemos un joraca y perdemos nuestro tiempo. Claro que hasta nosotros mismos nos creemos que estamos súbitamente interesados en una materia tan lejana como el Planeta 91.
Y a pesar de que ella sabe que nuestro interés es falso, a veces funciona. Recordemos que cuando dos seres se atraen, en nuestra sociedad, parecería ser que el juego es "OK. Vamos a terminar en la cama, pero haceme un verso digno, en donde yo vea que te esforzaste un poco para ganarme". Es inútil explicar aquí como llegamos a este juego perverso, en donde mandan ellas. Funciona. ¿Pero a qué costo? ¿Por qué si ella lo quiere tanto como vos, tiene que fingir que no? ¿Por qué tenemos que hacer un esfuerzo y someternos a cosas que jamás haríamos, de no ser por acercarnos, si todo ya está decidido por ellas desde el momento en que nos ven?
Todos creían que Alejandra moría por mí y yo por ella. Un buen día me cruzó en un pasillo y me dijo: "Mirá, lindo, yo lo único que quiero es acostarme una vez con vos. Nada más". (Yo, cara de sorpresa mal). "Sí, porque por ahí vos pensás que yo quiero ponerme de novia con vos y te estás equivocando mal. Yo lo único que quiero es cogerte".
¿Por qué no serán todas directas como Alejandra?
Como no lo son, te quedan dos alternativas: o jugás el jueguito enfermo o las dejás de garpe, que es mucho más efectivo.
Que sepa que tenés onda con ella. Y jugale al palo enjabonado. Ella habla, vos no escuchás. Ella llega, vos te vas. A ella le interesa el priodismo, vos detestás a los periodistas.
Recordemos: siempre con elegancia, buena onda, respeto. El fin; con clase. Y por supuesto, sin dejar de hacerle saber tu interés en ella. Entonces, te a va mirar de otra forma. Te va a mirar distinto a
todos los que hacen un esfuerzo por ella. ¿Tendrá otra? ¿En realidad no le importaré? ¿Me querrá coger y nada más? ¿Por quién me toma? Después, en algún momento, cuando se haya asegurado de que le gustás pero dude, porque no concretaron todavía, va a poner en funcionamiento su cabeza y va a ver que es bueno que tengan diferentes intereses; que es bueno que le seas sincero. Va a ver que no sos el típico babosón que le anda detrás ciegamente. Va a saber que no te maneja con un dedito.
Y todo esto es muy bueno para vos. Mozo, la cuenta... Paga la señorita.

La Mujer De Tus SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora