Pedro era un dandy. Un bon vivant. Tenía un pasar más que
holgado, un paladar exquisito, sabía un vagón de vinos, conocía los mejores lugares de Buenos Aires, se daba todos los gustos, jamás dejaba que una mujer abonara siquiera la propina, era cultísimo y sobre todo, muy agradable. Auto importado no ensamblado en Argentina, lujoso departamento en Belgrano, vestía siempre elegante. Siempre sonreía. Siempre un caballero. Podías mantener una conversación sobre el tema más banal del mundo o sobre el más profundo, durante horas con él.
Pero era más feo que una patada en las bolas. A los 26 años, ya se parecía a Hitchcock.
Las minas lo tomaban invariablemente de amigo. Hasta que un día comenzó a aplicar la técnica de la falsa novia. Y ganó. Vaya que ganó. Se casó y todo.
La técnica que tantas satisfacciones le dio es extremadamente sencilla. Hasta me da vergüenza contarla.
Consiste en autoconvencerse de que uno está de novio.
Vos te imaginás a una señorita. Cuanto más real, mejor. Nombre, cara, ojos, culo, gomas, carácter, domicilio, sexo, ocupación. Si es de carne y hueso, digamos Pamela Anderson, olvidate del apellido. Para vos es Pamera y estás de novio con Pamela.
Si antes de encarar a la mujer que te gusta, vos te convencés de que estás de novio con otra, ¿qué sucede? Te predisponés de otra manera. Actuás de otra manera. "Tengo que estar loco para arriesgar mi romance con Pamela por esta niña, que a su lado es un pescadito". Emanás una mezcla de seguridad en vos mismo y falsa leve falta de interés por la pretendida. Eso hace que no te babees, que hables de otras cosas, que tengas otro tono de voz. Eso hace que en lugar de invitarla a salir el viernes, la invitás el miércoles a la tardecita a la inauguración de una muestra de pintura. Y le hablas de pintura (si no sabés de pintura se puede aplicar igual, dado que es seguro que ella sabe menos que vos; o podés llevarla a otro lado inusual). Finalmente, la dejás en la casa con un "Te llamo" como toda despedida. Todo lo contrario a lo que haría cualquier mortal en plan de levante, ¿verdad?
Mientras tanto, le contaste que sabés de pintura, que la podés llevar a lugares que nunca se imaginó que iba a ir, que sos un tipo agradable y divertido... No es poco.
Si vos antes de salir te convencés de que estás de novio: primero, la vas a llevar a un lugar medio trampa. "No sea cosa que pase Pamela o alguien del elenco por acá y nos vea; ¡me caga la vida!". Perfecto. "La otra" se va a acordar para siempre de esa cita.
Vas a buscar una mesa o un sillón o algo que quede escondido de la puerta, con poca luz, lejos de cualquier posible ventana delatora. El lugar ya se vuelve más interesante, ¿no?
En medio de la velada, vas a estar haciendo cosas que si no estuvieras de novio no harías y que resultan muy convenientes para vos. Como por ejemplo, mirar la hora a cada rato, como quien está de trampa y tiene que hablar con la novia a una determinada hora o pasarla a buscar más tarde y todas esas huevadas que hacen los novios. Es más, no estaría mal que luego de mirar el reloj tres o cuatro veces, te excuses y vayas al viorsi y, tratando de que crea que no querés que se de cuenta, te lleves el celular. Tardes como si hubieras hecho una llamada y vuelvas con cara de "todo resuelto, la noche es nuestra".
Otra buena es estar poco rato. La llevás a tomar algo y rapidito a casa. A ver si todavía cae alguien conocido y te caza de trampa. Genial.
Conviene que las primeras citas sean cortas y que ella se quede con ganas de verte de nuevo.
Es muy probable que ahora te preste más atención todavía. Es más, son tan turras, que por ahí ese día te pide el número de teléfono. "Te doy el celular, que en casa no estoy nunca". No mentís y despertás sospechas. Cool.
Si vos te convenciste de que estás de novio con otra, ella también se lo tiene que creer. Te va a mirar con otros ojos.
Pero vos nunca le vas a decir que estás de novio con otra. Mentir nunca. Si ella saca conclusiones apresuradas por sí sola, es tema de ella. Si te pregunta si estás de novio, le decís que no. No mentís, pero
ella no te lo va a creer. Ideal. Porque les encanta cagarse los novios entre ellas. Es más, entraste en la categoría de "transable" sólo por un cambio de estado civil. Subiste veinte puntos en el top ten de apetecibles.
Además, vos sos un divino, la hacés cagar de risa, le das consejos sobre el laburo o la ayudás a estudiar... Y tu novia seguro que es una rubia teñida, bagayo, que se tiene bien merecido que le caguen el novio. Si supiera que le diste puerta a Pamela Anderson por salir con ella...