Psicotina

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Edificio de la Estación Policíaca Municipal. Norte de la capital del Estado. 5 de Noviembre.

En el primer piso, un grupo de la policía científica federal, conformado por siete personas, ocupa dos oficinas amplias que convirtieron en laboratorio y centro de operaciones. Han traído su equipo desde el Distrito Federal para llevar a cabo las evaluaciones y depuración de municipales. Todo el personal fue sometido a pruebas toxicológicas de saliva, sangre y orina; el treinta por ciento de la Estación dio positivo en sustancias narcóticas, analgésicas, alcohol o medicamentos anti psicóticos que requieren receta médica.

La siguiente fase es contestar un amplio cuestionario oral, donde dos suboficiales preguntan sobre averiguaciones previas, piden detalles sobre su cargo actual, que trabajos han tenido... siempre con artimaña para presionar al sujeto y ponerlo a prueba. Se continúa con el examen de grafología, para determinar emociones, inteligencia, aptitudes laborales, salud mental y enfermedades físicas. Para concluir se emplean registros de ADN, de voz, de escritura y se les toman huellas dactilares de los diez dedos. Todo se va a las bases de datos de Plataforma México; si es necesario se levantan las actas correspondientes para dar pie a una línea de investigación, que pasa a manos de un ministerio público.

En la oficina de operaciones, sobre un escritorio improvisado, la Agente con perfil de Investigador Alicia Echeverría, busca un archivo en su laptop. Ella está a cargo del grupo; fue enviada con el objetivo de seguir la línea de la popular droga: la chica de rojo. Como primer paso depura la Estación Policiaca, para saber si puede trabajar con ellos; aún así no está convencida del todo, quiere investigar más a fondo a varios, principalmente al comandante.

Alicia imprime el archivo. Mientras las hojas salen de una impresora portátil, estira los brazos hacia atrás hasta que escucha tronar su espalda; da un ligero masaje a los hombros. Su sospecha contra el jefe policiaco surge desde antes de su llegada al Estado. Una chica llamada Tania, pidió apoyo al departamento de la agente después de una serie de apagones que ocurrieron en la ciudad. El primero fue hace un mes, todo el edificio de la Estación Policiaca se quedó sin luz, sus generadores de energía eran muy viejos, y un gran pulso de corriente las dejó obsoletas; el C4 perdió el monitoreo de la ciudad por cinco minutos, cuando regresó la energía, varias computadoras quedaron dañadas. Hace quince días, varios bancos se apagaron de manera simultánea, misma duración. Otros eventos similares ocurrieron en la madrugada dejándolos vulnerables, los sistemas de seguridad estaban desactivados.

El grupo llegó hace trece días y encontraron en las computadoras de los bancos restos de virus como gusanos y Caballos de Troya. Los servidores de la Estación también presentaron ese problema, pero Tania las limpió. ¿Por qué el Comandante Carso no pidió apoyo o hizo algo al respecto? Se pregunta Alicia. El trabajo lo ha hecho un hacker, y ella busca a uno muy bueno.

− ¡Te traje la carpeta!

Tania ha entrado a la oficina sin que nadie se diera cuenta, sus pisadas son como las de un gato. La agente no descarta la idea de ponerle un cascabel.

− Gracias, nos ayudará mucho. Pero primero quiero que leas esto -, le entrega el archivo impreso - es sobre la captura de La Candy, allá en ciudad Nezahualcóyotl. Me llegó en la madrugada.

Alicia se levanta, junta su cabello largo y oscuro, para hacerse una cola de caballo, sólo en una oreja trae un arete negro que resalta con la piel blanca. Ve que uno de sus suboficiales observa discreto a la chica; él sabe que aquella asistente del comandante pronto cumplirá 24 años y piensa regalarle algo, así como lo hizo hace un mes cuando Alicia cumplió 28, sólo que esta vez será más especial.