Capitulo 8 °Hiraeth Part 2°

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Me he tardado un poco pero lo prometido es deuda.

Nos leemos en los comentarios, Salu2os.

26 de septiembre 2020.

Malva.

   Sonrío y poso para la cámara a la par que el flash de esta es disparado en nuestra dirección, siendo tres relámpagos los que son lanzados hasta que nos tienden nuevamente el aparato, las manos que segundos antes rodeaban mi cintura son las que lo cogen con un movimiento ágil; el chico que nos fotografió marchándose con una inminente cara de póker y una mueca sobre este.

—Creo que le hemos fastidiado la tarde —Suelto divertida para acomodar el cabello que se me ha venido al rostro con tanto aire.

   Killian ríe como si no tuviera remedio para guardarse el aparato en los bolsillos, sin siquiera tomarse la molestia de enseñarme las fotos sacadas con él.

—A veces eres un poco despistada, Camaroncito.

   Frunzo el ceño sin entender a que se refiere y lo sigo en el momento en que comienza a caminar nuevamente al área de la fogata, las carpas siendo dejadas atrás en poco tiempo.

—No es que sea despistada Killian, es que no comprendo a que te refieres.

   El rubio suelta otra carcajada y se cruza de brazos divertidos para observarme con expresión picara, esta me causa un escalofrió que me recorre entera.

—Oh vamos, se nota a leguas que le atraes. Es obvio que no prestaste atención alguna en el momento en que le pedimos que nos fotografiara, su expresión paso de ser a una de completo nerviosismo para convertirse en una careta glacial que buscaba no transmitir alguna emoción —hace una pausa deslizando su mirada al ambiente que nos rodea, el olor a leña y cigarrillo afectando nuestras respectivas narices; sus ojos vuelven a los míos en cuanto ha dejado de rascarse esta con el dorso de la mano — Sus manos temblaban, Malva. La forma en que te miraba denotaba lo mucho que le gustas, solo necesitabas analizarlo un poco para darte cuenta. Eso y que no dejaba de observarte las tetas.

   Ahogo un grito lleno de vergüenza y le propino un pequeño empujón en el hombro ante lo último, el hecho de no haberme percatado de los aparentes sentimientos del chico me ponen incomoda y nerviosa en parte iguales.

—No soy ninguna psicóloga para fijarme en esas cosas.

   El chico de ojos azules y cabello rubio suelta otra carcajada y se sostiene la barriga como si fuese de lo más chistoso, a lo que me veo achicando los ojos en su dirección con fingida molestia.

—No es gracioso.

   Killian niega, las risas que suelta comenzando a resultar molestas para el momento en que los ojos curiosos se ven puestos sobre nosotros, las miradas recelosas y llenas de confusión al vernos juntos nuevamente me hacen removerme incomoda en mi lugar.

—Solo es lógica, Camaroncito.

   Ruedo los ojos y me cruzo de brazos mientras lo observo erguirse nuevamente, la posición encorvada que mantenía mientras se reía siendo dejada atrás, en su rostro encontrándose una claro atisbo de diversión que me hace querer sonreír y dejar la amargura de lado como todo en él lo hace.

—A veces eres demasiado inocente—Musita con vos gutural.

   Suelto un bufido y niego con la cabeza a lo que el rubio simplemente ríe y con un asentimiento de cabeza me indica que lo siga, acción que acato comenzando a serpentear entre el gentío persiguiéndolo en todo momento. Nuevamente las miradas que nos lazan me hacen querer encogerme en mi lugar, no obstante avanzo con la frente en algo, ignorando las malas vibras que nos rodean. El asunto del brazalete resonando en mi mente como si de una canción se tratase, el accesorio sintiéndose en mi muñeca como una carga que amenaza con romperme en mil pedazos.

La Clave: Lazos de Sangre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora