Capítulo 13 ° L A C Á M A R A °

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Tiempo-espacio indefinido.
Malva.
   Hagamos referencia a los Patrimonios de la Humanidad o Patrimonio Mundial, sitios específicos del planeta ya sean bosques, desiertos, complejos arquitectónicos y más; Una organización que tiene como propósito salvaguardar y catalogar sitios de importancia cultural o natural excepcionales para la herencia común de la humanidad; y cuando hablamos de Patrimonio común de la humanidad nos podemos referir a cualquier continente como el Parque Nacional Canaima al sudeste de Venezuela que abarca tres millones de hectáreas y que a su vez guarda la caída más alta del mundo con casi 1.000 metros de altura; o a Berona, Italia  la ciudad en que esta el balcón más importante de la historia en donde Shakespeare imagino el escenario perfecto entre Romeo y Julieta,  o también los Montes Huang o Huangshan en china, conocidos por su belleza de picos de granito y por sus bosques de coníferas que han servido de inspiración para muchos artistas.

   De manera que cualquier lugar por más reconocido o recóndito que sea guarda su belleza y singularidad en cuanto a su naturaleza o arquitectura, al punto que pueden ser considerados de suma importancia para la posteridad.

   A lo que quiero llegar es que puede y estoy prácticamente segura de que la edificación en la que me encuentro es lo más parecido a lo antes mencionado, no sólo por la manera en que reluce, sino también por como todos a mi alrededor se refieren a ella mientras subimos la escalinata en dirección a la mujer de cabello platinado que nos espera en la cima de esta; la fatiga comenzando su lento camino en mis aparatos pulmonares a medida que acortamos la distancia,  la mano de Uriel insistentemente sobre mi espalda baja un indicio para que continúe caminando y no intente nada como de igual manera evitar que trastabillé en los escalones como lo he hecho ya un par de veces.

—Espalda recta y mirada alta en todo momento— Musita tajante el pelinegro contra mi oreja a modo de orden; su aliento provocando un estremecimiento en mi estomago que me obligo a ignorar al igual que planeo hacer con sus palabras.

   Uno, dos, tres… Comienzo a contar los escalones mentalizándome en mantener la calma y no perder el control frente a quienes me rodean, pero las ganas de protestar y chillar se van haciendo más fuertes a medida que las escaleras se van acortando; la mirada de la mujer que hasta ahora noto ya alcanza la vejez aunado a los empujones nada suaves de mi acompañante me erizan los vellos de la nuca.

—Relajada y tranquila en todo momento, Malva— Habla nuevamente contra mí oído en un susurro que me enerva y hace que quiera soltar la coleta improvisada que me ha obligado a hacer antes de iniciar la gradería y formar una barrera con mi cabello entre su rostro y el costado del mío.

   No obstante antes de que pueda hacerlo este advierte mis intenciones y sujeta mi mano izquierda con fuerza antes de que siquiera haga el amago de levantarla en dirección a la goma elástica.

—Déjalo así—impone haciendo presión contra mi piel a la par que ahogo el gemido lastimero que quiere escapar de mis labios— Me parece fascinante la forma en que te observas de esta manera. No lo sueltes.

   Un escalofrío me recorre entera al escucharlo, el que sus palabras tengan similitud a las de alguien de mi pasado reaviva los demonios internos que tanto he forzado a esconderse; si bien así me petrifico por unos instantes la sensación se desvanece tan pronto como llega el momento en que pisamos la cima de los peldaños.

    El sobresalto de reconocimiento que me llevo y me hace retroceder como si estuviera despavorida acarreando que la mujer centre su atención sobre mí y no en los presentes a mi alrededor como segundos antes lo hacía.

La Clave: Lazos de Sangre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora