Hayd, tiempo presente.
Malva.
Sentada en la pequeña salita de la habitación aguardo por la promesa que ha hecho Uriel. Las muchachas etéreas se han ido hace un rato, no tocó el té que han dejado para que me entretuviera ni mucho menos los pastelitos glaseados.
Simplemente espero con la espalda erguida y las manos cruzadas sobre la seda del vestido azul marino, mis ojos viajan brevemente a los botines que no se ocultan a simple vista pero el que me entretenga un poco más de lo normal evaluando lo pulidas que están no disminuye el miedo y el escepticismo que me cubre como una nube desde anoche. Es una mezcla entre ambas cosas tanto por lo que contaba y al mismo tiempo me pedía ¿Pero soltarlo de repente? Es simplemente... Insensible.
En una manera de verlo es como adoptar una mascota, tienes que prepararla, darle confianza para que se sienta en casa... pero Uriel no me había preparado lo suficiente. Y si bien pensé de esa manera durante una buena parte de la noche he llegado a la conclusión de que él no tiene la culpa, no por la forma en que reaccione, tal vez pensó que el vistazo de este nuevo mundo y el trono que se me ha revelado sería suficiente.
Pero no lo fue.
La respuesta a los secretos que busco son demasiado grandes, incluso para mí.Durante algo más de 9 años extrañas pesadillas me han perseguido, creo ver cosas que no son posibles y la quimera que me atormenta en cada cumpleaños se repite sin alteración alguna. 5 noches seguidas hasta un poco más de la media noche del día de cumpleaños.
Este año se había alterado su duración hasta casi el amanecer. Y no solo eso había cambiado, desde que arribe a D'prian he tenido una sensación extraña y...
No.
También hay una pregunta que me ha rondado casi desde que se fue ¿Por qué no estoy muerta también? Pero no fue hasta que le di una y mil vueltas que la audiencia con la cámara se repitió vagamente en mi mente, apenas un retazo.
El rey me había ocultado...por ser un oráculo.
No logro terminar de ordenar mis pensamientos cuando el leve chirrido de la puerta al ser abierta clama mi atención.
-Veo que estás lista.
Asiento lento y mis ojos no pueden evitar dar un repaso al traje acorazado que lleva antes de decir.
-¿Hoy entrenaremos también?-mi voz sale algo inestable, el temor que esa pregunta me genera amenaza con arrastrarme a un agotamiento inescapable pero no dejo que se haga más espacio y suelto la siguiente pregunta - ¿Quieres que me entrene para hacer un espectáculo de mis talentos?
Los ojos de Uriel se posan brevemente sobre los míos y los escrudiña, decir que no me pone nerviosa es quedarse corto y el que esté reconociendo vagamente la existencia de poderes lo empeora. Me siento desnuda e incluso llega a cruzar por mi cabeza el hecho de que el celeste incandescente en mis ojos se este haciendo notar.
No debes dejarlo salir. Había dicho Elizabeth una vez.
-No malva, quiero que te conviertas en lo que desde un inicio estabas destinada a ser. Quiero que seas la reina que naciste para ser.
Mi boca se abre brevemente porque no era lo que esperaba, quedó como un pez bloqueando en busca de aire y aunque Uriel aguarda unos instantes impertérrito por una respuesta finalmente me da la espalda para dirigirse a la puerta de la que no está muy lejos.
-Nos están esperando- su voz es como el hielo que no solo enfría la habitación, también a mí.
Y sé que de alguna forma lo he fastidiado porque su frialdad me toca; Uriel es tan sensible con este tema que siento como si me hubiera perdido de algo importante.
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La Clave: Lazos de Sangre.
FantasyEl pueblo de Forest oculta muchas cosas, desde oscuros secretos hasta mentiras sobre la creación del mismo, siendo pocas las personas que conocen la verdad sobre el puente que aparece y desaparece mágicamente en el corazón del bosque, más específica...