Capítulo 17 ° Una pequeña parte °

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Hayd, tiempo presente.

Malva.

   Hay oscuridad y un perpetuo silencio.
   De vez en cuando pequeños flashes de imágenes pasan frente a mí, se…siente como las páginas de un cuento; en la primera pagina se muestra una niña, una pequeña llorando en una habitación que en su exterior está envuelta en caos, y junto a ella a sus pies, hay extrañas criaturas. La escena no es completa, al contrario se me muestra con piezas desiguales. En la segunda hay un campo abierto de arboles desprovisto de vida alguna, fuertes nubarrones lo cubren y vuelven el ambiente helado, pero lo más tenebroso de todo el panorama son los cristales que caen desde lo alto y el pitido ensordecedor del silencio que se vuelve más fuerte.

   Y de repente, de repente  la escena cambia, hay un felino sobre un cornisa, en el saliente de una cabaña que gozó sus mejores tiempos hace mucho y frente a esta hay un lago, una marisma que se hace ver oscura y profunda en completa calma; el gato se mueve negro como la noche, se pasea como si se contoneara, como si…estuviera consciente de su espectadora y lo hace, me mira y de un momento a otro salta.

   Y caigo, ciertamente creo que caigo en un torbellino de lo que percibo como desesperación y caos… pero luego se detiene y en la tercera hoja se avista un bosque lleno de pinos que acarician las alturas y está oscuro; muy lóbrego, más aún así los suaves destellos por doquier dan la impresión de que la noche apenas está cayendo. Y los espectros que se deslizan de un lado a otro con la brisa son una desenfrenada danza digna de una escena de teatro, pero hay algo fuera de lugar, ellos no bailotean más bien se escurren de aquí a allá y parecen ser tragados por los fulgores del bosque.

    El pitido ensordecedor lo llena todo.

   Bien así llega el acto final. Hay cuerpos, los cuerpos lo llenan todo, grandes y pesados que se afanan por alcanzar a la pequeña… y luego estoy yo en el centro de todo, las manos llegan por doquier; unos representan la desesperación, otros  la melancolía, no importa qué uno es peor que el otro y por primera vez desde donde sea que estoy no soy ajena, me siento como si estuviera rompiendo las paginas.

   Salvo que hay un monstruo que me lo arrebata, un monstruo que rápidamente acorta el paso por encima de todas aquellas figuras; gigante, y lo más aterrador es que desde su boca se desliza una sustancia extraña que cubre y apelmaza todo a su paso; si bien no debería de poder hablar rompe el silencio… no más bien grita.

   “Tu melius da mihi fidem tuam.”
    "Será mejor que me des tu fé"

   Para cubrir a la muchacha.
Me cubre; lo veo desde cualquier ángulo posible, soy ajena, soy yo misma y la vez lo soy todo…y estalló, la oscuridad se esfuma y todo aquello también.

   Respiro, no, me veo tragando aire como si no lo hubiese hecho por mucho tiempo, me llena, pero también me quema y un ataque de tos me toma. Luego todo se rompe, la burbuja que ignoraba se destroza y las voces llegan a mí a la par que siento el tacto de unas manos sujetando mis antebrazos con firmeza; así la bruma de la penumbra se esfuma siendo lo primero que veo el rostro de Uriel.

   Tenso y… extraño.

   Sus labios se mueven pero no lo escucho, no me puedo centrar en su voz porque las otras claman mi atención y creo que él se da cuenta porque me siento sacudir, más no estoy aquí y tampoco estoy allá. Simplemente observo.

   Uriel me suelta y se aleja, sus manos van directo a sus cabellos y creo que ver que se los revuelve para decir algo, pero yo simplemente lo observo; sus cabellos oscuros como la noche están en todas direcciones por la acción anterior de sus manos que ahora descansan sobre sus caderas, más sus labios no dejan de moverse y da la impresión de que en cualquier momento se le va a desencajar la mandíbula. Está perdiendo los nervios y lo está demostrando claramente en cada uno de sus gestos y acciones, incluso ha perdido color y eso es algo que en su piel olivácea no he visto hasta ahora. Es sencillamente digno de ver, y admito que disfruto de ver una emoción real en él. La primera desde que lo conozco.

La Clave: Lazos de Sangre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora