La Clave: Lazos de Sangre.

Capítulo 10 °Definitivamente, no mi hogar°

ANUNCIO RÁPIDO: El nombre de Mason ha sido cambiado a Bastián, para que no se me confundan... Ahora si, sigan leyendo y no se olviden de leer el apartado final XD.

Nos leemos en los comentarios.

26 de Septiembre 2020.

Malva.

   Como si flotara, no hay mejores palabras para describir la sensación que me llena por completo en un estado de inconsciencia en el que no soy capaz de distinguir entre lo que es real y lo que no; los gritos y los lamentos atronadores aunados al olor chamuscado de la carne quemada que parezco atisbar en la nada me empujan en un intento de salir del atolondramiento en el que me encuentro, pero el que no pueda sentir mis extremidades y el latir de mi corazón me lo impide. En pocas palabras estoy a ciegas en un remolino vertiginoso del que apenas soy consciente, el tacto que rodea mi cadera y del que no estoy del todo segura me ancla como una soga a la nube que me mantiene en un constante bamboleo. Siendo lo acontecido con las sombras un borrón que resulta difuso, preguntas y más preguntas asaltándome en un torrente apabullante que atina con arco en mano para asfixiarme, no obstante tan rápido en cómo llegan se van como si me mente rechazara el flujo de los mismos.

   Era como si de repente el tiempo mismo se hubiese detenido dejándonos en una nubarrón presuroso que se niega a soltarnos, aferrándonos en un ir y venir en el que mi mente parece divagar en una que otra cosa sin centrarse del todo en ningún pensamiento en concreto. Las últimas semanas repitiéndose una y otra vez, los acontecimientos y las palabras dichas por aquel chico de ojos leonados resultando el peor de los castigos, recordándome una y otra vez en pequeños ramalazos de ira y vergüenza que todos y cada una de ellas me han llevado a tomar la decisión que he hecho; o al menos eso quería creer. Mi orgullo y prejuicio comenzando a jugar en contra, en donde ya no solo iban dirigidos al causante de todos mis problemas sino también contra mí.

   La clase de persona en la que me había transformado en la última semana me lo había confirmado, devolviéndome la mirada con ¿Triunfo? En un sucio espejo en el que la imagen no es más que un vistazo de lo que puedes encontrar allí si te tomas la molestia de limpiar, de sacar a relucir la belleza que de por sí debería transmitir al reflejarse; sin embargo lo que encontré en él al hacerlo amenaza con destrozar los valores que tanto me han inculcado desde cría, transformándolos en una pelota que cuando quiere y sin permiso alguno se ve siendo lanzada a lo más hondo de mi consciencia sacando a relucir el lado más retorcido de mi personalidad y del que estoy del todo segura aún no ha alcanzado su potencial. No cuando lo he mantenido entre cadenas desde que salió a relucir; pero como toda persona flaquee y lo deje salir cual tonta alguna, sin darme cuenta y siendo apenas consciente de que lo hacía, las situación que se dio con las chicas de primer año y Bastián el claro ejemplo de ello.

    El que lo disfrutara y me atreviera a querer incluso jugar con ellos me advierte una y otra vez que debo ajustar nuevamente las cadenas, reforzarlas me gustase o no; mi orgullo siendo el principal impedimento para que pueda lograrlo con éxito, los prejuicios recordándome una y otra vez la escoria en la que podría estar convirtiéndome para la sociedad. Mis manos negándose a tomar el trapo y limpiar la suciedad.

   Y de repente como si todos los sentidos volvieran nuevamente a mí me olvido de toda culpa que me carcome, el fuerte y agonizante dolor que me golpea la espina dorsal a la par que una sustancia desconocida comienza a llenar mis pulmones me desorienta por lo que parecen ser segundos en los que automáticamente boqueo por aire, tragando en el intento atisbos del liquido. Sentía que me ahogaba; el escozor y el ardor en mis pulmones transformándose en convulsiones que me hunden poco a poco en el entorno acuoso que me rodea siendo plenamente consciente de lo helado que esta y de lo pesadas que se sienten mis extremidades.