Un nuevo comienzo

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*Narra Sylver*

<<Todo pasó muy rápido en un momento el estaba acariciandome la mejilla y un segundo después yo estaba llorando desconsoladamente. Iron está en coma, no sé cuando volverá ni siquiera sé si volverá, pero lo esperaré el tiempo que sea necesario. Ya han pasado tres meses desde que lo traje a este hospital el doctor me dejó quedarme con el, pero a cambio le tuve que prometer que comería por lo menos lo minímo que necesito para vivir, ahora llevaré unos dos días sin comer nada pero sé que vendrá una enfermera y me obligará a comer. Sin la voz de Iron lo único que consigo escuchar son mis solitarios pensamientos que rezan porque un día despiertes y vuelvas conmigo>>

Una enfermera entró por la puerta, seguramente con una vandeja de metal que contenía comida, la mallor parte envasada. Yo no me giré para verla estaba concentrada esperando que sucediera un milagro y Iron abriera los ojos.

-Hola Sylver.

-Hola Maia - dije al reconocer la voz de la enfermera que se encargaba de nosotros dos.

-He traído algo de comer - dejó la vandeja sobre una mesa - y el doctor me dijo que no te preocuparas que debería despertar pronto. Así que deberias comer bien para que no se preocupe cuando despierte.

-Gracias Maia, lo haré.

Salió por la puerta cerrandola con cuidado para no hacer mucho ruido. Yo volví a mi lavoriosa tarea de esperar a que Iron despertara. Las horas pasaban lentas y pesadas cuando habian pasado unas cuatro horas decidí comer la comida que me trajo Maia. Terminé aquel puding de vainilla y metí el envase en una papelara que había junto a la puerta. Volví a la camilla y me pasé unas cinco horas más esperando antes de que mis ojos se empezaran a cerrar después de varios días sin dormir.

Al despertar me dí cuenta de que ese día era el día treinta y uno de diciembre, era el último día del año antes de dar paso a un nuevo año, uno que quería pasar con Iron. Emecé a llorar y llorar lo echaba mucho de menos quería que volviera a sonrreirme. Pasaron las horas hasta que llegaron las ocho de la tarde podía escuchar las voces de las familias y amigos de los ingresados mientras en la sala donde estaba solo se escuchaban mis sollozos. La puerta de la sala se abrió dejando que los ruidos de los pasillos se intensificaran.

-Hola Sylver - dijo una voz dulce y familiar.

-¿Haya?

-Hola cielo, ¿que tal estás?

Corrí a abrazarla dejando que mis lágrimas calleran mientras ella me acariciaba mi cabello con ternura.

-He venido para que no estés sola en año nuevo.

-¿Como sabias donde estaba?

-Siempre se me dio bien enterarme de lo que ocurre de actualidad.

Después de un largo rato abrazadas Haya fue a la cafetería a por un té. Me quedé con Iron con la cabeza oculta entre su cuerpo y la camilla, mis oidos estaban taponados por mos pensamientos y no podía escuchar ningún ruido exterior. Noté presión en mi espalda y giré mi cabeza para ver no había nadie, pero en mi espalda había un brazo seguí la dirección del brazo para ver a Iron con los ojos cerrados y una leve sonrisa tierna.

-¿I-Iron?

-Sylver, ¿que pasó?

-Eso da igual ahora - dije entre sollozos - te he echado tanto de menos.

Sin Dolor #BOTS PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora