Cinco

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Justin
Bieber

Dedos pasan por mi cabello, en una sincronía y lentitud tan... Suave. Gimo; mierda eso... Se siente tan bien.

—Justin...—susurran y siento un ligero movimiento en mi hombro—Justin...

—Mmh umm—murmuró

Oigo como alguien suelta una risita.
Tengo mucho sueño. Y ya no siento la mano en mi cabello...

—¡Levántate Drew!—Hailey grito y un peso muerto cayo sobre mi.

Tome la almohada de mi cabeza y me levanté mientras la miraba con los ojos medio abiertos, estaba parada justo a mi lado con otra de sus grandes almohadas en sus pequeños brazos lista para lanzarmela a la cara.
Cambiada con una par de pantalones cortos de mesclilla mostrando sus bonitas y largas piernas y una blusa de manga larga blanca, se había hecho unas de esas trenzas increíblemente complicadas con su largo cabello mostrando su hermoso rostro con el poco maquillaje que siempre ocupaba.

—Levántate—dijo y soltó la almohada con dibujos de gatitos en su cama—el desayuno esta listo cómelon.—y después salió del cuarto.

Suspire resignado y me levanté del pequeño colchón que viene sujeto a la parte baja de su cama, bostece y talle mi cara tratando de asustar el sueño.

Me agache en el piso abriendo el pequeño baúl que estaba delante de la cama de Hailey y tome un par de jeans rotos y una camiseta blanca. Me puse mis tenis blancos y fui hasta el armario donde Hails guarda sus vestidos, suéteres y sudaderas tanto mías como de ella colgadas. Tome una sudadera gris de cierre y me la coloque, pase mis manos por mi cabello desordenado.

El recuerdo de las manos suaves de Hails vino de pronto a mi mente. Ella era la única que podía poner un dedo encima de mi cabello, ¿porque?, bueno, no lo se. Me relajaba su tacto, cuando ponía mi cabeza en su regazo mientras platicábamos de cualquier cosa y ella comenzaba a jugar con mi cabello... Bueno, amaba que lo hiciera.
Desde qué dejamos de salir como algo más que amigos y se convirtió en mi única y mejor amiga, lo hace.

—Tengo demasiado sueño...—le dije bostezando a la morena que estaba justo sentada a mi lado, recargados en un árbol del patio de la escuela—¡¿cuanto falta para que esto acabe?!

—Como unas cuatro horas si no cuentas el receso—respondió y la mire mal—Tu has preguntado.

—Joder, quiero irme a casa ya—pase un mano por mi rostro.

—Oye—la mire—¿quieres acostarte?—dijo dando palmadas en su regazo.

Nunca, en mi corta vida como adolescente, me había acostado en el regazo de una chica. Ni siquiera con Joe.

—Amm—estaba nervioso—cla-claro.

Lo hice lento y con cuidado, no sabía si el peso de mi cabeza le iba a molestar o a cansar, no sabia nada.
La tela de sus jeans toco mi mejilla y trate de no poner todo mi peso sobre sus muslos.

—Acuéstate bien—dijo soltando una pequeña carcajada y empujando mi cabeza en su totalidad—no me molesta.

Después de eso, ya no pude cerrar los ojos y mucho menos intentar dormir en esta hora libre. Mire hacia arriba, a su rostro, tenía la cabeza recargada en el tronco, sintió mi mirada y volteo a mi.

—¿Qué?

—Na-nada—dije volteando mi cara al frente.

Después de unos segundos pregunto.

Sorry ✧ bieber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora