Ocho

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Hailey
Rodríguez

Bien, las cosas no fueron tan extrañas como esperaba, también esperaba que Joe me odiara, quiero decir, soy una chica desconocida para ella que se la ha pasado estos seis meses de su ausencia a lado de su ex novio. Que ahora es de nuevo su novio.

Jesús, que estrés. Espero que seamos buenas amigas, no mejores amigas. Creo que Amber ya tiene ese lugar y la verdad nunca he tenido una mejor amiga. Tampoco había tenido un mejor amigo antes de Justin, con tanta familia como la mía, muchos primos y primas, no me hacia falta.
No tenía hermanos ni hermanas por
problemas de salud de mi mamá, pero con todos esos primos, sentía que los tenía.

Mire a Justin, tenía los brazos recargados atrás de su nuca y los ojos cerrados. Me tape la boca para no soltar la risa y que la profesora nos mandara a detención por escandalosos y por que el se estaba quedando dormido. Le di un piquete en las costillas causando que brincara y abriera los ojos, mirando a todos lados.
Me miro con el ceño fruncido y tape mi rostro aguantando la risa.

—Que chistosa—susurro—me vengare...
Le di una señal de que guardara silencio y en una hoja en blanco de mi cuaderno le escribí:

Esa no fue mi venganza bobo.

Le di la hoja y cuando la leyó, me miro entrecerrando los ojos.

El timbre sonó, provocando que todos en el aula se pararan y salieran en montón por la puerta. Guarde con calma mi libro y cuaderno de literatura. Tome el pequeño ejemplar de "Orgullo y Prejuicio" que estábamos leyendo en clase, lo metí en mi mochila y me gire en dirección de Justin.

—¿Quieres que me quede contigo al entrenamiento?—le pregunte. Sólo faltaba una hora para que la jornada escolar acabara. Justo ahora tenía geografía.

—Claro pero ¿no tienes entrenamiento?—pregunto

—Nop—dije, hoy tenia mi día libre—pero mañana si—dije quejándome y recargando mi cabeza en su pecho.

—Se supone que tienes que estar contenta de tener practica de tu deporte favorito—puso sus manos en mi cabeza.  

—Lo hace—dije, mi voz salia amortiguada ya que seguía con mi cabeza en su pecho—pero la entrenadora Michaels es exigente—separe un poco mi cabeza—¡nunca viene y cuando lo hace es como un castigo del señor!

—Que lastima—dijo burlón, lo golpee en el abdomen y el hizo un gesto de dolor—algún dia me quejare con tu madre, ¿que dices que te da de comer?—dijo con el ceño arrugado y sobando su estomago.

—Débilucho—me burle de el, y comencé a reír—eres un débilucho, débilucho.—canturreé.

—Si, muy gracioso—me picó el estómago y brinque dando un gritito, el maldito sabía que era muy cosquilluda—¿que te pasa?—volvió a picar y tome sus manos—oh, tienes cosquillas—dijo sarcástico, soltó sus manos en un rápido movimiento y volvió a picar, trate de tomar sus manos pero pronto lo tenía picando mi estómago y yo me movía como lombriz, me retorcía tratando de quitarlo de encima pero la risa y las cosquillas me lo impedían.

—¡Ya!—grite cuando por fin conseguí tomar sus manos, mi respiración estaba acelerada y el tenía una gran sonrisa en el rostro.

—¿Sigo siendo un débilucho Hails?—pregunto tomando aire.

—Claro que si—me reí de la expresión de su rostro—ya me tengo que ir a clase—le di un beso en la mejilla rápido y me di a la fuga antes de que me hiciera de nuevo cosquillas—¡nos vemos en un rato!—le grite en despedida. Pude ver como rodaba los ojos y se iba por las escaleras al segundo piso.

Sorry ✧ bieber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora