16. Una maldición para un Slytherin.

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Disclaimer: Todos los personajes aquí mencionados, al igual que el mundo de Harry Potter pertenecen a J. K. Rowling, yo solo los tomo prestados. A excepción del personaje principal y su familia, que es creación mía.

Una maldición para un Slytherin.

El mes de febrero trajo consigo mucha lluvia, una nueva salida a Hogsmeade y el tercer partido de la temporada de Quidditch. El enfrentamiento contra Ravenclaw fue ganado por Slytherin.

Un par de días más tarde, la rutina de Avril se vio violentamente truncada debido a un suceso que le revolvió las tripas. A menudo acostumbraba a pasear por el castillo una vez terminaba sus deberes, mientras que Lily, Marlene y Mary se encerraban en la biblioteca o la Sala Común a estudiar.

No es que los paseos la entretuvieran mucho, pero le daban tiempo para pensar y estar a solas, ya que últimamente las chicas parecían no querer dejarla un segundo.

Nada más girar en una esquina de la planta baja del castillo, se topó de frente con una escena que le hizo querer dar la vuelta de inmediato. Peter Pettegrew, en contra de lo que venía a ser común en él, estaba solo frente a cuatro chicos. Lo tenían acorralado contra una de las paredes del pasillo, sorprendentemente desierto. La incomodidad de Peter era palpable en el ambiente, completamente recargado en la pared, con el rostro pálido como si acabara de echar por la boca toda la comida, miraba asustado a sus cuatro contrincantes. La varita la tenía en la mano, fuertemente sujeta, y apuntada en dirección a ellos. Le temblaba tanto, que acertar a alguno de ellos sería cuestión de mera suerte.

Avril estudió a los cuatro chicos frente a él. Veía a tres de perfil y los identificó como Mulciber, Avery y el mismísimo Severus Snape. El cuarto estaba de espaldas a ella, un paso más alejado del resto, pero claramente participando en la acción. Hablaban de algo referido a darle el mayor escarmiento de su vida y Avril decidió que no quería ser ella la que lo evitara. Pensar que en los años venideros, ese mismo chico aterrado e indefenso frente a aquellos matones, terminaría por ser la perdición de casi todos los que ella quería, la llenaba de una rabia y frustración inmensas.

- ¡Avril! – la voz chillona y aguda de Peter la detuvo.

No había hecho más que dar media vuelta, cuando el maldito de Pettegrew la había nombrado. Se preguntó cuando fue que ella le había permitido llamarla por su nombre, pero no era el momento de hacérselo ver. Con una lentitud y tranquilidad pasmosas, volvió a girar sobre su eje para ver de nuevo aquella estampa. Peter tenía el cuerpo girado en su dirección, encorvado sobre sí mismo, como si le hubieran colocado una cruz en la espalda. Cruz, la que le había caído a ella. Para colmo la miraba con ojos brillantes y esperanzados.

Snape, Mulciber y Avery habían posado también sus ojos en ella, y la fulminaban con la promesa de hacer comida de hipogrifo con su carne. Les devolvió una mueca de asco. A todos. El otro chico seguía sin girarse, con la atención aún puesta en Peter.

El chico, con la agilidad propia de una rata, aprovechó el momento de confusión y se escabulló hasta correr al lado de ella para ponerse a su espalda, usándola de escudo humano. Centró sus ojos azules en las acciones de Peter y la mueca de asco se acentuó.

- Avril... oh, Avril, menos... menos mal que has llegado... – su respiración estaba acelerada y le costaba pronunciar las palabras. – Yo...

- Vaya Pettegrew – usó su apellido, haciendo énfasis en él – no sabía que te llevabas tan bien con las serpientes.

Peter amplió los ojos en sorpresa, como no creyendo lo que salía de su boca, casi con reproche. Pudo escuchar un ligero gruñido proveniente de los Slytherins, que permanecían quietos de momento. Pudo ver como Peter dudaba por un momento en si seguir hablando o no.

Mi pasado es vuestro futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora