17. Castigada.

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Disclaimer: Todos los personajes aquí mencionados, al igual que el mundo de Harry Potter pertenecen a J. K. Rowling, yo solo los tomo prestados. A excepción del personaje principal y su familia, que es creación mía.


Castigada.

Finalmente, con todo aclarado, Alice y Frank admiraron la actuación de Avril al defender a su compañero y aunque estaban de acuerdo con las razones de la disputa entre los Gryffindors, se vieron en la obligación de castigarlos a los cinco.

Al ser compañeros de casa y conocer perfectamente los motivos, no impusieron un castigo muy severo. Les quitaron cinco puntos a Gryffindor por cada uno y los mandaron a pasar una tarde completa limpiando el aula de pociones sin magia.

Los cuatro Merodeadores, se quejaron un poco, pero fueron rápidamente acallados por Frank, que les dijo que después de todo, debían estar agradecidos por no tomar represalias mayores contra ellos, en razón a su mal comportamiento con Snape.

La fecha del cumplimiento del castigo, sería dos días más tarde. Hasta la fecha indicada, tanto los Merodeadores como Avril dejaron de hablarse mutuamente.

La herida de Avril fue curada por Alice, ya que se negaba en rotundo a visitar a la enfermera y dar explicaciones. Al ser producida por una maldición, el corte no pudo sanar completamente con magia por lo que Alice terminó de curarla al modo muggle y le recomendó que no hiciera grandes esfuerzos. Como usaba unas tupidas medias para que no le calara el frio, Avril escondía perfectamente la venda que la tapaba.

El incidente, llegó a oídos tanto de McGonagall como de Dumbledore, que fueron informados por los Prefectos, prefiriendo que conocieran lo sucedido por ellos, que por otro lado. Como consecuencia, Avril fue inmediatamente citada por ambos profesores.

Fue una charla conjunta. Los tres se reunieron en el despacho de Albus y allí tuvo que repetir la historia paso por paso. En contra de lo esperado por Avril, ninguno le regañó en exceso o añadió horas a su castigo, simplemente le advirtieron de que debía ser más discreta.

- Me consentís demasiado. Ambos – dijo Avril después de que ninguno la regañara.

- No diga tonterías, Grimm. Eso no es cierto.

- Sí que lo es, profesora McGonagall. No me reñís, no me castigáis. Solo un simple aviso y unas palmaditas en la espalda. ¿Por qué?

- Señorita Grimm – dijo Albus calmadamente desde su silla -. No la consentimos en lo absoluto. Simplemente no creemos que lo sucedido merezca un castigo mucho mayor, o al menos, no para usted – hizo una pausa para mirarla por encima de sus gafas de media luna –. Además, ya se castiga usted sola lo suficiente. La culpa que siente, sin motivo alguno debo añadir, es un castigo que se auto-impone. Agregar más leña al fuego no es la solución.

- ¿Y de qué ha servido entonces todo esto? – preguntó refiriéndose a la cita.

- Queríamos asegurarnos de su estado – respondió McGonagall -. Saber que se encontraba bien y conocer la historia de primera mano, para actuar en consecuencia.

Después de aquello, simplemente la mandaron de vuelta con sus compañeros, como si tan solo fuese ido a hacer una visita a sus abuelos.


Al día siguiente tras las clases, Avril llegó a la hora acordada al aula de pociones, donde ya le esperaban los cuatro Merodeadores y Frank Longbottom fuera de la clase. Solo fijaba su vista en la de Frank, ignorando deliberadamente a los otros y demostrando así que todavía estaba enfadada.

Mi pasado es vuestro futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora