21. El curso terminó.

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El curso terminó.

Querida Avril:

Me alegro que ya te encuentres mejor y que empieces a comer más. Te he mandado muchas magdalenas para que engordes un poco, que debes de estar en los huesos.

Aquí Míster Chew, se ha portado muy mal y ha hecho algo horrible. La otra noche, pasando por la cocina al salir de mi ducha, me lo encontré durmiendo dentro de la olla en la que tenía preparado el estofado para comer. No sé como lo hizo, pero se las apañó para retirar la tapa y meterse dentro de la comida.

Tuve que sacarlo y meterlo en la bañera, para poder quitarle todo el caldo del estofado. No le hizo mucha gracia el baño, pero al menos logré dejarlo completamente limpio.

Ahora él está enfadado conmigo y no entiendo el por qué. Tal vez deba hacerle algunas magdalenas.

Espero que te gustara el regalo que te envié. Fui a comprarlo con Míster Chew y fue él quien lo escogió. Tiene muy buen gusto en mi opinión. Los detalles del estuche me parecieron muy delicados.

Espero saber noticias tuyas pronto y que las pesadillas aflojen. Tengo que dejarte, he dejado unos huevos rellenos en la cocina y acabo de ver a Míster Chew dirigirse hacia allá. Temo por esos huevos.

Besos, Bathilda Bagshot.

Para cuando terminó de leer la carta, Avril no era capaz de mantenerse erguida de la risa. Tenía las piernas cruzadas, porque sentía que se mearía encima si no apretaba. Le pasó la carta a Lily, que la observaba casi con miedo y esta la puso en medio para que Mary y Marlene pudieran leerla también. A los pocos minutos, las tres se encontraban en la misma situación que Avril.

Cuando acabaron todas las clases, Avril fue a paso tranquilo hacia la torre oeste, en busca de una lechuza para responder a la carta de Batty. Allí arriba, se encontró de frente con Pandora Fiphell, que salía justamente de la lechucería. En la misma puerta se quedaron hablando sobre el experimento de Pandora, para el cual necesitó el humo que salía del tren, pero que finalmente no funcionó.

- Resulta que el humo mágico, es más imprevisible de lo que pensaba. Dependiendo de los ingredientes con los cuales lo mezcles, ocurre una cosa u otra – contaba Pandora -. Así que nada salió como yo quería. ¿Y tú qué haces aquí?

- Oh, vengo a enviar una carta a mi madrina – contestó al tiempo que alzaba la carta.

- Claro, lógico y normal – dijo más para sí misma que para Avril -. Pues te dejo que sigas con lo tuyo. Yo ya he enviado la mía.

- ¿Para quién va dirigida?

- Para Xenophilius. Es un tipo muy interesante con ideas realmente extrañas – respondió con un ligero guiño travieso -. Siempre me hace reír y va a montar un periódico, pero está teniendo algunos problemas de papeleo, así que le animaba a que no lo dejara.

- Eso es genial, espero que la cosa funcione – dijo imprimiendo un doble sentido en sus palabras.

- Sí, yo también – por su sonrisa, lo había pillado.

...

Los meses fueron pasando con normalidad. Con la llegada de junio, llegaron los agobios por los estudios para los exámenes y las chicas estaban más que insoportables. Ahora, no solo se encerraban a estudiar por horas y horas, sino que además, se llevaban a Avril también. Lo agradecía en cierta forma aunque le diera pereza y aprovechaba tanto esas horas de estudio como los repasos que se daban en clases.

Mi pasado es vuestro futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora