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[Narra Deniss]

Acabé de colocar los platos sobre la mesa y me fui a mi habitación a cambiarme con el pijama prefabricado que me había preparado Ian y me lancé al sofá, no sabia lo cansada que estaba hasta que empezaron a palpitarme las plantas de los pies.

Cuando acabe de comer iré a casa, cogeré dinero y iré a ver a Yavé y cuando mi padre vuelva le devolveré el dinero a Ian.

La puerta de la entrada se abrió, me asomé por el respaldo del sofá y Ian acababa de llegar con una sonrisa contagiosa.

-¿También has conocido a los vecinos cotillas?- Asentí mientras Ian dejaba las llaves en el cuenco de la entrada.

-Voy a cambiarme- dijo cruzando el salón y metiéndose en su habitación.

-¡Huele bien!- gritó desde la habitación.

-¡Te he dejado el dinero en la cocina!- contesté esperando a que Ian saliera con los pantalones a cuadros del pijama, cuando salió me sorprendió que usara una camiseta de manga corta negra. Me levanté del sofá.

-¿Vamos a comer?- preguntó Ian para dirigirnos hacia la cocina y sentarnos a comer. Ian pincho uno de los rabiolis de calabaza y los mojó con salsa de 4 quesos, lo dirigió a su boca y mientras lo mascaba me miró con los ojos bien abiertos saboreando el rabioli, sonreí.

-¿Te gusta?- dije pinchando algo de ensalada. Él asistió seguro.

-¿Como estas?- preguntó precavido llevándose otro bocado a la boca.

Vaya, por un momento se me había olvidado lo de anoche. Hice una mueca.

-Si lo dices por lo de anoche...sobreviviré- Pinche un rabioli y me formó una arcada. Seguramente se me habría cerrado el estomago. Genial. Dejé el tenedor encima del plato y se lo acerqué a Ian -No quiero más- admití con algo de angustia.

-A ti te pasa algo que yo no sé- dijo Ian pinchando ensalada y acercándola a mi boca. Hice una mueca, no tenia ganas de comer.

Ian volvió hizo un intento de avioncito burlón pero no abrí la boca. El suspiró y se comió el bocado de ensalada que debía de haberme comido yo.

-No me encuentro muy bien- dije levantándome de la silla para coger algo de agua y llevarla a la mesa. Ian seguía comiendo rabiolis tranquilamente, me acerqué y dejé un vaso en su lado.

-Mi padre esta en Francia- mi cuerpo lo soltó como una bomba haciendo que Ian se atragantara con el ultimo bocado que había dado. Le di unas palmadas en la espalda y segundos después el empezó a beber agua.

-Solo me faltaba que te murieras ahora- dije sarcástica intentando buscarle la gracia a esta ultima semana.

-¿Pero esta bien?- me preguntó con esos enormes ojos azules y llorosos por haberse atragantado con la comida. Suspiré.

-Si, pero no sabe lo que tardará en llegar- Ian parecía mas tranquilo. Me apoyé con una mano en la mesa y miré la comida.

Estoy rara desde ayer por la noche, no tengo ganas ni de levantarme de la cama como si hubiera dado un paso agigantado hacia atrás. Las puntas de los dedos de Ian tocaron las mías. El mantenía la vista en su mano que empezaba a deslizarse sobre el dorso de la mía.

-¿Y tu?¿Como llevas lo de bajar de la nube?- preguntó sincero repasando mi rostro, era el único que me había preguntado como me sentía respecto a todo esto que estaba pasando.

-Rara.- fue la única palabra que podría describir toda la montaña rusa de problemas mezclados con sentimientos.-Echo de menos a mi padre, no sé...en parte estoy rara porque estoy triste...Yo me imaginaba mi futuro de otra forma- la niña que fui no estaría orgullosa de lo que soy ahora. Ian me soltó la mano para acercar una silla hacia el otro lado y darle un par de golpecitos.

A la tercera bala, vencida.(Ian Somerhalder)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora