[Narra Yavé]
Ian abrió la puerta delantera del copiloto y ayudó a Deniss a entrar dentro. La miraba con sus cajas completamente relajadas y repasando cada fracción de su rostro con los orbes azules que había recibido de mi padre.
Esa mirada ya la había visto antes en el.
Cerré mis ojos aguantando un nudo en la garganta.
Se la había puesto en bandeja de oro.
Di una vuelta sobre mis pies y me encaminé a salir del callejón.
Lágrimas se estaban formando en mis ojos, pero antes de que pudieran derramarse las limpié.
Di la vuelta en la esquina del callejón, unos pasos rápidos se interpusieron por mi camino.
Mi hermano.
-¿Que te pasa?- preguntó de lo más serio, cosa rara en el.
Intenté contener el nudo, no podía hablar, si abriera mi boca para vocalizar un simple "No se que me pasa" o un "Lo siento" me derrumbaría aquí en medio junto al ego de mi hermano. Dirigí mi mirada al suelo, ni siquiera lo podía mirar.
-No intento devolverte nada, le tengo apreció únicamente, es mi cuñada- finalizó mi hermano.
-He visto como la miras- subí mi mirada hacia sus ojos que parecieron relajarse.
-¿Y como la he mirado?¿Has visto como estaba?- dijo tragando bruscamente con ojos llenos de preocupación.
-La quiero Ian- sus labios se hicieron una línea recta mirándome con precaución.
-¡Y ella también! ¿No lo ves? Va detrás tuya cada vez que te pones en modo Indiana Jons y el polvo de cristal y mira como se lo agradeces. Has podido hacerle daño.- suspiré y aguante el nudo de mi garganta, miré el suelo.
-Dime la verdad, ¿Me estás ayudando porque de verdad quieres hacerlo o porque la quieres a ella?- pregunté con un nudo en la garganta en busca de una respuesta que me aterraba.
Lo miré intentando borrar el miedo de mi rostro.El silencio se hizo entre nosotros seguramente asegurando mis sospechas
-¿Que te interesa más? ¿Mis intenciones hacia tu novia- dijo haciendo énfasis en "Tu novia"- o el estado en el que se encuentra cada vez que haces alguna estupidez?- dijo Ian evadiendo mi pregunta. Había dejado descuidada a Deniss estos días.
-Contéstame- contraataque, me había importado mucho más las intenciones de el hacia mi novia que su propio estado, pero no iba a admitirselo para engordar su ego.
-Deniss no es Dulce- aseguró Ian apenado, hacia años que no había escuchado ese nombre salir de su boca y mucho menos después de que todo acabará.
-La historia no se repetirá otra vez- advertí a Ian.
El pito proveniente del coche de Ian sonó antes de que mi hermano pudiera confesar mis sospechas.
Me hecho una última de sus miradas de compasión y desaparición por la esquina dejándome completamente sólo, borracho y lleno de demonios.
[Narra Deniss]
La respiración iba regulándose poco a poco, el ataque de pánico de hace cinco minutos me había dejado agotada.
Toqué el pito, sólo quiero salir de aquí.
Las lágrimas cayeron por mis ojos y segundos después Ian se encaminaba hacia el coche. Limpie mis lágrimas antes de que el entrará.
La puerta se abrió dejando entrar al frío que rápidamente desapareció cuando Ian estaba en el sillón del conductor y cerró la puerta. Retuve mis lágrimas con un estúpido nudo en la garganta mientras podía sentir la penetrante mirada de Ian sobre mi que solamente había puesto las llaves. No podía dignarme a mirarlo.
-¿Estas bien?- preguntó una voz cautelosa. Respiré hondo controlando mis lágrimas. No, claro que no estoy bien.
-Ha intentado pegarme- dije sin apartar la mirada del frente como la había mantenido todo este tiempo -Ha ido a emborracharse a un puticlub y me ha dejado sola. No estoy bien.- finalicé con la voz rota. Miré a Ian quien me miraba preocupado con su boca entreabierta, bajó la mirada a mis labios y la volvió a dirigir a mis ojos.
-¿Te llevo a tu casa?- preguntó arrancando el coche, agradecía su cambio de conversación tan brusco. El coche comenzó a moverse.
-No quiero estar sola- lo miré suplicante. El me miró de reojo y volvió a dirigir su mirada a la carretera. Hoy no era un día para estar sola.
-Puedes quedarte en la habitación de invitados si cambias esa cara- me advirtió Ian a quien fulminé con la mirada.
-¡¿Y cómo quieres que esté si casi me parten la nariz de un puñetazo?!- dije refiriéndome a Yavé.
-Mira el lado bueno, todavía no es demasiado tarde para salir corriendo. ¿Por qué tomaras medidas verdad?- Tenía razón, ya había pasado una vez por esto, dos no. Y eso estaba más que decidido.
-Si- Ian me miró dudoso y frunció sus cejas para dirigir su mirada hacia la carretera otra vez.
-¿Ya esta?¿No te vas a poner en mi contra?¿No lo vas a justificar o intentar ayudarlo?¿Donde está María Teresa de Calcuta?- reí entre dientes por sus ocurrencias sarcásticas, lo que le hizo sonreír a el también aunque al momento me sentí culpable. No debería sonreír en momentos como este.
-Lo que ha hecho no tiene justificación y si quiere mi ayuda- lo miré algo más dura -la ayuda que ha rechazado- agregué a mi frase -Que venga y me la pida.- Ian levantó sus cejas al mismo tiempo que sacaba sus labios formando un intento de moritos, bajó sus cejas y asintió con la cabeza metiendo el coche en el aparcamiento del garaje de su casa.
-A ver cuanto te dura- finalizó para poner el freno de mano.
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A la tercera bala, vencida.(Ian Somerhalder)
FanficRESILIENCIA II : A la tercera bala, vencida Todo está conectado ¿Quien esperaría algo así de mi? Sola, allí, con todos mis miedos en una batalla que ni siquiera era mía. Intentando salvar mi relación entendiendo los demonios de mi novio. Yo estaba p...