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[Narra Deniss]

Las veintitrés llamadas y cincuenta y siete mensajes de Raquel me hicieron sentirme otra vez la persona mas horrible del mundo. Ian y yo nos montamos rápidamente en el coche y nos dirigimos al yinyer.

Me tapé el rostro con las manos -¿Como he sido tan irresponsables?- pasé mis manos a mi peló para retirar los mechones que empezaban a estorbar en mi rostro, Ian frunció sus labios y levantó su ceja izquierda por la parte final frunciendo su entrecejo.

-Tu no eres irresponsable, el es el gilipollas- dijo Ian que para mi no sorpresa no apoyaba a su hermano. ¿Por que no había puesto a cargar mi móvil? He gastado la poca batería que me quedaba en hablar con un hombre que no era mi novio. Un nudo de preocupación se formaba en mi garganta. Si algo le llega a pasar a mi novio el mundo se me derrumba.

Por dios, mi padre desde pequeña me enseñó que mantener la palabra es algo que define a la persona, por eso siempre cumplo mis promesas o me creo las palabras de los demás.

-¡Me había jurado que no iba hacerlo otra vez!¡Me lo había jurado!- Quizás no se merezca ningún voto de confianza si es así como piensa tomarse todos.

-¿Y crees a un drogadicto?- Preguntó Ian sarcástico

-Para mi no es un drogadicto, es mi novio, lo quiero y por supuesto que creo en el.- mi silencio delató lo peor de la noche-O al menos creía- dije completamente decepcionada.

-¿Y cuando te juró eso?¿Cuando todo eran unicornios, arcoíris y florecitas de colores? Baja de las nubes, Deniss.- En otro momento me habrían molestado sus comentarios, pero es que Ian era tan jodidamente bruto que ya estaba acostumbrada. Ian me miró de reojo y yo lo fulminé con la mirada. A veces cuesta creer en el, es como si sólo se molestara en fastidiar a la gente.

-No me mires así. Tienes diecinueve años, ésta es la vida real, la vida que tú- dijo acentuando ese "Tú"- has elegido-
Tenia razón, yo había elegido esto. Ian siempre tenia la razón y era insoportable porque incluso el sabia que la tenia. ¿Pero que novia seria yo si no ayudara a la persona que quiero?

-También te he elegido a ti y no te oigo quejarte- Ian me miró de reojo y sonrió ligeramente.

-Te di la única opción de alejarte de mi y me obligaste a tener que aguantarte como amiga- lo fulminé con la mirada, lo único que hacía es tocar los cojones. Sus gestos decían una cosa y sus palabras la confundían totalmente. Quizás no debí dormir con mi cuñado, se que le he hecho daño a Yavé con mis palabras y no es por ser egoísta ¿Pero a alguien le interesa lo que sienta yo?

Oh no. Espero que los celos no lo hayan llevado a esto. ¿Por qué no he cargado el móvil o Me he molestado en llamar a mi novio en vez de hablar gilipolleces con su hermano?

- Me siento culpable de todo esto- Ian eliminó su sonrisa sarcástica cuando las luces del yinyer iluminaron su rostro en tonos azules.

-¿Culpable?¿Acaso se está drogando por tu culpa?¿Se comporta así porque tu eres la responsable?- Ian aparcó en el callejón de la puerta de atrás, puso el freno de mano y me miró seriamente esperando una contestación. Negué con la cabeza. Si no lo he llamado es por que quería darle un espacio para ver cómo se comportaba. Gran error.

-Bien, pues vamos a por el patético hult- dijo saliendo del coche antes que yo. ¿Siempre va a ser así? ¿Yo detrás de mi novio?.

Toqué a la puerta trasera de metal y pronto sonó el pestillo dándome el aviso de que nos estaban abriendo la puerta. Raquel apareció tras de esta con el mismo perfecto aspecto de siempre. Un vestido negro, ceñido y corto que realzaba su esbelta figura y sus prominentes pechos, unos tacones negros de plataforma, el pelo rubio platino perfectamente recogido en una coleta alta, unos enormes pendientes que parecían bastante caros y un maquillaje que hacía ver si piel como si fuera una maldita barbie.

A la tercera bala, vencida.(Ian Somerhalder)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora