Seguí a aquellos dos extraños individuos por alguno que otros suburbios de Nueva York. Aunque, para mi sorpresa acabamos llegando a un bonito barrio residencial.
--¿Estás seguro de que es por aquí camarada?--volvió a preguntar el hombre canoso.
Entonces el oso peludo emitió otro de sus resonantes chirridos lo cual pareció ser afirmativo.
Pocos segundos después, mi móvil sonó. Mierda. Contesté al móvil antes de que sonara más.
--¿Diga?--pregunté casi susurrando.
--¿Alisa, eres tú? Soy Robert. ¿Por qué hablas tan bajo? ¡Alégrate mujer!--estaba borracho.
--¿Qué haces llamándome a tan altas horas de la noche, Robert? Mejor no contestes.--entonces escuché un portazo, los dos individuos a los que seguía se habían infiltrado en la casa.-- Mira, mañana te llamo que estoy ocupada.--le contesté al fin, intentando deshacerme de él.
--No, espera. Es importante.--dijo poniendo un tono más serio a su voz.
Suspiré, ya estaba cansada de sus tonterías.
--Alisa yo... te amo.
--Lo siento Ro. Ahora no tengo tiempo para relaciones. Ya te lo dejé muy claro hace tiempo.--contesté, intentando que se me viera lo molesta que estaba.
--Alisa, yo no puedo vivir sin ti. Solo quería decírtelo por última vez.
Y entonces colgó.
¿Estaría pasando lo que yo creo que estaba pasando? Él no era ese tipo de persona tan depresiva pero... estaba borracho. Dudé seriamente entre si quedarme o ir a asegurarme de que todo estaba bien. Tras mucho dudar, fui a ver a Robert. Mañana iría a la casa.
Al final resultaba que Robert se había quedado dormido. Era la primera hora de la mañana y yo ya estaba nerviosa y básicamente corriendo hacia aquella casa. Aún más, cuando acababa de pasar por el descampado y ya no había ningún mero indicio de que la nave estuvo allí.
Llegué a la casa. Ya por el vecindario intenté ir más despacio, para no levantar sospecha. Me acerqué a la casa disimuladamente y miré por el cristal de la puerta. La casa a pesar de estar limpia, parecía estar deshabitada. Para mi beneficio, la puerta estaba abierta. Entré en silencio, con cuidado de que nadie me viera, y recorrí en un sepulcral silencia cada estancia de la casa.
Nada, fuera lo que fuese lo que había visto ayer por la noche, se había ido. Gracias, Robert.
Sin poder evitarlo, una lágrima cayó por uno de mis ojos. Poco a poco fueron más.
Un rugido interrumpió mi lloriqueo. ¿Qué estaba pasando? Levanté la mirada poco a poco, a la vez que me iba secando lentamente las lágrimas, justo para encontrarme con el oso peludo de noche. Mi persona no daba a crédito y seguro que aquel oso lo notaba debido a la gran abertura de mis ojos.
--Maldita sea Chewie, te dije que no llamaras la atención.--dijo, quejándose aquel hombre canoso que aparció de la nada.
Entonces, el gigante animal, respondió con uno de sus ya típicos rugidos.
--Me da igual que este llorando.--dijo con un duro tono de voz.-- Bueno, ya da lo mismo. Mejor incluso. Hey, chica.--dijo dirigiéndose a mi.--¿Cómo se llama este planeta?
--La Tierra.--contesté dudosa.
--¿La Tierra? Qué extraño jamás había oído hablar de este planeta. Ni siquiera de esta galaxia. Chewie, creo que va a ser cierto lo de que hallamos descubierto una nueva galaxia.--Y a la vez de estas palabras, el oso peludo entró en júbilo.
--Esto... ¿¡es qué no sois de aquí?!--pregunté atónita, pensando en que mi teoría era cierta.
--No, y a decir por tu reacción creo que ni tu galaxia ha tenido contacto con el mundo exterior.
--Que,va. Nunca hemos visto algo como eso.--dije señalando al oso peludo.
--Hey, ese oso peludo se llama Chewbacca y es un wookiee. Os falta un poco de cultura general en este planeta. Bueno, no te preocupes y olvida todo esto, ahora mismo no necesitamos agranda la galaxia, hay muchas guerra en este momento.
Pero yo tenía que preguntarlo, ellos ya se iba y yo tenía que preguntarlo.
--Señor, ¿usted me puede llevar a Jaku?
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Star Wars Episodio VII: Un amor oscuro (Kylo Ren)
FanfictionFanfic dedicado al romance entre mi personaje , Alisa, y Kylo Ren. Alisa es la hermana perdida de Rey. A los pocos años Alisa fue enviada a la Tierra por error. Allí intenta descubrir su procedendia mediante el vago recuerdo de su infancia. Tras muc...