Capítulo 8:

23 2 0
                                    

NARRA LEILA

En apenas una hora, llegamos a la contemporánea construcción que esconde la nueva pista de patinaje. Abi es buena,o eso se ha pasado, todo el camino desde que estacionamos, diciendo Alex que la ha visto patinar muchas veces en las salidas del colegio. Abigail ruborizada ha asentido.

Venga—dice Abi que me ha separado de los cuatro chicos que nos acompañan—o vienes conmigo o nos tocará patinar en el hielo hecho polvo por inexpertos.

Vale, vale—digo riendo ante su insistencia.

Entramos al edificio y nos encontramos con unas grandes escaleras que debemos subir, o coger los modernos ascensores. Optamos por las escaleras. Abi nos guía hacia el tope de la escalinata que desemboca en una preciosa y elegante recepción de colores neutros. La pared de detrás del mostrador es una enorme vidriera que da a la pista de patinaje repleta ya de chicos y chicas de nuestra edad y muchos que reconozco como alumnos del internado. Por el resto de la estancia hay varios sofás esparcidos con pequeñas mesitas recubiertas de revistas de deporte, y a cada lado de la estancia hay una puerta.

Hola Abi—dice la mujer detrás del mostrador y nos sonríe— ¿Lo de siempre?—pregunta

No hoy yo traigo los míos—dice señalando su bolsa plateada colgada de su espalda—Necesitamos patines para los cuatro chicos—dice y se los señala a la mujer.

Bien, entonces chicas mientras les busco los patines y se los calzan porque no bajáis a los vestuarios a arreglaros y poneros los patines— dice la mujer y le entrega a Abi dos llaves con unos cartelitos en rosa que llevan escrito un número, Abi le entrega veinte euros a la mujer y me arrastra escaleras abajo.

Es el alquiler de las taquillas más grandes y el uso de todo el material del que disponen—me explica— en la cuota del colegio se incluye una de deportes por tanto cuando lleguemos al internado debo ir a apuntarlo en el libro de deportes y la cuota será enviada por dirección aquí directamente, es una manera segura de que todos paguen lo que deben—me explica.

De nuevo nos encontramos en la entrada y me dirige a la puerta de la derecha de la escalera. La abre y entramos a un inmenso vestuario en el que hay varias chicas. Anda por los pasillos hasta que llegamos al del fondo, el octavo pasillo, es el más amplio y el que tiene las taquillas más grandes.

Siempre cojo la más grande, yo la tengo privada vengo usualmente y me gusta tener aquí algo que ponerme para patinar—me explica mientras con una de las llaves abre su taquilla repleta de cosas y con la otra abre la contigua completamente vacía.

La observo lleva unos leggins y un jersey fino, yo pensaba que patinaría con eso.

Pensaba que patinarías con lo que llevas, como yo—digo mientras guardo en mi taquilla el bolso y saco los patines y los guantes de su bolsa. Me empiezo a poner los patines blancos y observo a Abi.

Empieza a sacar pequeños maiots de tela de colores llamativos de patinadora, con esa característica faldita.

Lo tengo—dice cuando al fin saca uno del fondo de todo de color negro, es un maiot negro de manga larga y con una falda más larga de lo común por encima de la rodilla, coge un jersey ajustado rojo y se cambia la ropa—¿Qué te parece?

Que quizás te engalanas demasiado—confieso sincera al observarla mientras se hace una coleta alta.

¿Entonces no me hago el moño?—pregunta y yo niego con la cabeza

Abi estamos aquí para divertirnos con los amigos—digo riendo y me pongo en pie en el suelo de rejilla para poder andar con los patines.

Si—suspira y se ajusta el jersey rojo, se calza deprisa los patines y al fin se pone en pie, Me guía hasta salir por otra puerta distinta a la de antes que da directamente a la pista.

Academia de intercambioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora