twenty five

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Ya era viernes, Michael se había pegado la semana preparando su gloriosa fiesta de cumpleaños que tanto esperaba.

Había comprado globos de colores pasteles, había un gran cartel que decía en unas bonitas letras cursivas 'Feliz cumpleaños' justo al lado de las cintas de tonos rosados, había galletas con todo tipo de glaseados y una enorme tarta que él mismo había hecho.

Todo estaba tal y como el cumpleañero lo quería. Se sentía orgulloso del trabajo que había hecho. No paso mucho tiempo esperando en su ventana hasta ver a luke acercándose a su casa, no podía estar más emocionado. Le encantaban las fiestas, sus fiestas. Estaba seguro de que podría jurar que era la mejor, pero eso pasó con la última, y la antepenúltima, y todas las que haya organizado antes.

Luke llegó sonriente, y el otro corrió a abrazarlo en forma de saludo.

-¡Por fin estás aquí!- Mencionó ilusionado.

Charlaron un rato mientras disfrutaban de las canciones favoritas de Michael que sonaba de fondo. El teñido intentaba mantenerse distraído de algo que le estaba comiendo por dentro.

Luke alagó lo bonito que le había quedado todo, y Michael se sintió aún más orgulloso. O más bien feliz, de que a alguien por fin realmente le gustasen sus penosas fiestas.

Pero en un momento de silencio mientras el teñido degustaba su pastel se le vino a la cabeza eso a lo que tanto le había estado dando vueltas cuando estaba a solas. A eso que le tenía tanto miedo. Y vio el momento oportuno de decirlo por mucho que no le gustara, por mucho miedo que tuviese. Tampoco podía continuar con la duda mucho más.

-Esto, uhm... ¿puedo confesarte algo lukey?

El otro asintió sonriendo. Era ahora o nunca.

- Me recuerdas mucho a una persona

Luke le miró curioso, nunca había mencionado nada así, y la seriedad que envolvía sus palabras era demasiado extraña.

- ¿A quién?

- A un viejo amigo, se llamaba Calum. Bueno, no te parecer a él físicamente, más bien se parece el cómo me tratas, nuestra... amistad. – Trató de explicar algo dudando de cada palabra que pronunciaba.

Hubo un breve silencio en el que Michael parecía estar escogiendo las palabras adecuadas.

- Calum era mi mejor amigo. Él tenía siete años y yo seis cuando lo conocí. Era muy gracioso y amable. Tenía rasgos asiáticos y por ello se metían con él en el colegio. Los niños también se rían de mí entonces, por eso nos hicimos amigos. Era mi mejor amigo, yo era el suyo. Me trataba como tú lo haces... Sin embargo, una mañana se fue, mamá me dijo que él y su familia tuvieron que irse de viaje. Pero nunca volvieron.

-Oh, Michael, yo lo si-

Pero el menor que negaba con la cabeza le interrumpió rápidamente.

-No he acabado. El problema está en que él no se fue de viaje. Estoy seguro, lo sé porque siempre pegaba mi oreja en la puerta cuando mamá hablaba con mi padre sobre eso.

El silencio volvió inundando la sala, como si los dos tuviesen miedo de hacer un movimiento demasiado brusco y asustar al otro. Michael sentía un gran nudo en su garganta, que se iba deshaciendo con cada palabra que pronunciaba. Pero aun así, su voz sonaba tan rota como él lo estaba. Sentía que se rompía aún más al decirlo porque al ponerlo en palabras y decirlo en voz alta, se daba cuenta de que era verdad.

Todo lo que había estado pensando era verdad.

-¿Sabes qué dijeron lukey? – susurró, porque sin duda era su mayor secreto. Pareciendo que iba a romper en llanto en cualquier momento.

-¿El qué?

-Que calum no era real, que solo lo veía yo, que tenía que ir al médico cuanto antes. Papá decía que yo estaba loco. Probablemente lo esté. Eso explica las pastillas que tomo desde entonces. - En este punto Michael se encontraba llorando una vez más, con las manos apretadas en puños y lo ojos cerrados, atemorizado.- Lukey, te quiero mucho.  Pero, no eres real, ¿cierto?

Michael escuchó un suave suspiro y  sintió un suave roce en sus labios, obviamente de los labios de su lukey, pensó que así se sentiría el tocar una nube. Pero tenía miedo de abrir los ojos y que ya no hubiese nadie.

-Feliz cumpleaños bebé llorón.

Oyó la voz de luke susurrar una última vez, le dedicó una última sonrisa para después desaparecer junto al humo de las velas apagadas de la tarta de su querido bebé llorón.


Fin.





***

probablemente estoy más inestable que vosotros después de esto

falta el epílogo, probablemente también haga un extra, y obviamente los agradecimientos((+ curiosidades)) porque no tenéis ni idea de cuánto os lo agradezco a los que han seguido está historia conmigo y han llegado hasta aquí.




happy bday cry baby; muke auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora