eight

2.1K 367 80
                                    

Por fin sábado' fue el primer pensamiento de Michael al despertarse al punto de la mañana. Había estado contando los días para volver a ver su invitado de honor otra vez.

Se miro en el espejo al terminar de lavarse los dientes, hizo una mueca al ver su reflejo. Sonrió cuando una pequeña idea se le pasó por la mente. Se asomó desde la puerta del baño viendo como su madre preparaba algo para desayunar en la cocina, haciendo el menor ruido posible fue corriendo de puntillas hasta la habitación de su madre.

Una vez allí cogió algo de esas cosas que ella usaba para maquillarse. A Michael le gustaba ver como su madre se maquillaba, sorprendiéndose de lo que unas cuantas cosas podían cambiar a una persona en cuestión de minutos. Aunque cabe decir que el rostro de su madre no era ni por asomo el que era en sus felices veintipocos, pues se había arreglado cientos de cosas con cirugía.

Él solía pensar si él algún día, a base de maquillaje y cirugía como la de su madre podría ser tan bonito como lo era ella ahora. ¿Es verdad que el dolor es belleza? Solía preguntarse.

Cogió brillo de labios y lo pasó por sus labios con delicadeza mientras se miraba en el espejo. Luego imitó esa manera en la que su madre fruncía los labios cada vez que acaba de pintárselos. Cogió algo de colorete y lo aplico en sus mejillas sin que se notase demasiado. No hizo nada más por temor a ser descubierto y lo guardo todo rápidamente donde estaba.

Se miró en el espejo pensando que no se notaba, pero él se veía mejor.

Después de despedir a su madre con un beso en la mejilla, desayunó para luego empezar ansiosamente a preparar otra, y probablemente la mejor de sus fiestas.

Los adornos morados ya estaban colgados, las galletas y los pasteles estaban sobre los platos de plástico color turquesa, había globos rosas en todas partes, y desde el tocadiscos sonaba una dulce melodía, la favorita de Michael. Y Michael se había puesto tan sólo un poquito más de colorete y brillo de labios.

Su invitado se había retrasado unos ocho minutos, cronometrados por el teñido. Pero en ningún momento pensó que no llegaría, tenía ciega fe en él, como la solía tener con todos.

-Estás precioso hoy. – Le piropeó el rubio a Michael justo después de que abriese la puerta.

Y entonces sintió como si su sweater color azul y el poco maquillaje que llevaba le hacían la persona más bonita del mundo.

***

creo que me estoy cargando la historia, o quizás solo sea relleno con la excusa de citar mrs potato head

happy bday cry baby; muke auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora