Capítulo 32. (Parte 2)

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Todos los miembros estaban listos y esperaban en la sala a que llegara el exterminador. Cada cual estaba sentado al lado de su pareja, sin tener miedo sobre el que dirán. El saber que los sentimientos de todos ya estaban expuestos entre ellos, los hacía sentir una gran tranquilidad.

La hora en el reloj de la sala marcaba justo la una de la tarde. Los chicos estaban hambrientos, pero decidieron aprovechar la salida inesperada, para ir a comer a su tan favorito restaurante de comida China, el mismo donde Leo y Ken hicieron algunas travesuras. Para ambos recordar ese momento era mágico, porque a partir de ese día; fue que su amor se despertó con una fuerza enorme.

Se escuchó el timbre del departamento y el líder se levantó de su asiento para abrir.

Giró la perilla de la puerta y sonrió de forma amable, al notar que el exterminador era un chico joven como de su edad.

—Pasa —dijo sonriente.
Jaeseop portaba un uniforme color gris con el logotipo de una agencia exterminadora auténtica. Llevaba en su mano un cofre, y colgado del brazo derecho el contenedor donde venía la sustancia que colocaría en las paredes.

Los demás miembros se levantaron de sus lugares e hicieron una reverencia ante el chico. Todos parecían realmente sorprendidos por el aspecto del exterminador. Era un joven bastante atractivo y reluciente, cualquiera en la calle pensaría que era actor o cantante.

—Cuida muy bien del departamento y por favor, no permitas que cucarachas feas se apoderen de él —dijo N, seguido de una carcajada.

Jaeseop lo miro curioso y sonrió. El saber que esos chicos serían sus nuevos compañeros lo hacía muy feliz, estaba realmente ansioso por conocer a cada uno de ellos, a excepción de Leo, que sin saberlo sería reemplazado por él.

“Te llego tu hora Taekwoon"

Los miembros tomaron sus cosas y salieron del departamento. Bajaron al estacionamiento y se subieron a la camioneta con dirección hacia el restaurante Mandarín China House.

Y mientras ellos emprendían el camino, Jaeseop se encontraba presuroso esparciendo un poco de fumigante por los rincones de la sala, el olor era insoportable pero debía hacerlo.

Observó las escaleras y corrió a toda velocidad hacia ellas, se detuvo justo en medio del pasillo y observó la puerta de la recámara de Leo. Metió la mano a su bolsillo y sacó la foto que el manager le había dado, sólo para verificar que fuera la correcta.
Jaeseop entró y comenzó a inspeccionar por todos los cajones; en el closet, baño, tocador y nada, todo parecía estar en orden. El chico se movía de un lado a otro y trataba de acomodar a la ves todo lo que tomaba. Se rascaba la cabeza de forma desesperada, necesitaba encontrar algo, cualquier cosa que pudiera evidenciar a Leo.

El chico se acercó a la cama y comenzó a frotar entre las sábanas, se agachó y se hincó para observar por debajo de la cama. Había algunos peluches, sábanas y audífonos viejos. Jaeseop estaba a punto de levantarse resignado, cuando en la orilla justo al lado de una pata de la cama, observó un libro color madera.

Jaeseop se levantó y rodeó la cama. Se agachó un poco y tomó entre sus manos aquel libro. Le removió un poco de polvo y lo abrió.

My diary JUNG TAEKWOON"

El corazón de Jaeseop comenzó a latir. ¡Eureka! Fue lo primero que pensó, al parecer había encontrado algo importante. El chico giró la primera página y sus ojos se abrieron como platos.

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