Capítulo once.

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Hongbin estaba inmóvil sobre la cama, tenía los ojos abiertos de par en par, no podía creer lo que había escuchado, agito su cabeza de lado a lado y observo fijamente a Leo.

-¿Es una broma cierto?-el rostro de Hongbin lucia realmente pálido.

-¡Demonios! ¿Crees que jugaría con algo tan serio? -le volteo los ojos mientras hablaba-. Te acabo de confesar algo muy importante y tú piensas que estoy jugando -rio irónicamente-. Necesito que me ayuden ¿Sabes? No que se burlen de mí.

-Soy un tonto Leo, perdóname por favor -Unió sus manos suplicando perdón y haciendo puchero-. Pero me dejaste en shock, no lo puedo creer, ¿Quién lo diría?

-Pues ya lo sabes, amo a Ken. Desde que lo conocí sentí algo, llevo mucho tiempo enamorado de él y sufriendo en silencio -no podía dejar de suspirar mientras hablaba, de verdad que era doloroso contar todo eso, sus ojos comenzaron a brillar, las lágrimas querían atacar de nuevo.

-¡No llores! Alguien como tú no debería estar sufriendo de esta forma -Hongbin le sonrió, lo que más deseaba era verlo tranquilo-. Deberías hablar con Ken y confesarle lo que sientes -tomo una pequeña almohada y la puso en su cabeza, buscando proteger su cráneo del muy probable golpe que recibiría por tan estúpida opción, pero fue todo lo contrario, solo escucho un pequeño suspiro y como Leo retiraba el cojín de su cabeza, buscando que lo observara.

-Muchas veces he estado a punto de hacerlo, pero el miedo me gana, no quiero arruinar nuestra amistad y que todo se vaya por la borda, -su voz se quebró-. Si pierdo su amistad ya no tendré nada de él y yo no podría seguir con mi vida.

-Sí que estas enamorado -cubrió su boca con las dos manos observándolo con mucha ternura-. Eres un gran actor, jamás hubiese imaginado esto, puedo jurar que ninguno de los miembros sospecha algo.

-Ser serio tiene sus ventajas -alzo los hombros.

-Creo que tienes razón -giro su rostro mientras reía y observo un libro extraño en la cama-. ¿Qué es eso? -señalo con el dedo, Leo giro el rostro y paso saliva.

-Es... mi diario -musito nervioso-. La terapeuta me dijo que escribiera en él todos mis sentimientos por Ken, y tal vez algún día tendría el valor para enfrentarlo, supuestamente esta cosa -tomo el diario en sus manos-. Me serviría para "desahogar" mis penas.

-Me parece un buen consejo

-Ahora que lo pienso, es todo lo contrario. Es la cobardía mas grande, me estoy ocultando tras unas hojas, en vez de enfrentar lo que siento -lanzo el diario con singular fuerza hacia una pared-. Es para personas egoístas, que ocultan todo lo que sienten y piensan, los diarios solo reprimen a las personas debería quemarlo, tirarlo, ¡Que se yo!.

-No lo tires, son tus sentimientos puros y verdaderos hacia Ken, mientras no te confieses deberías seguir escribiendo en él -se levanto de la cama para recoger el diario, lo cerró con mucho cuidado y puso sobre el buro de la televisión.

-Deja de preocuparte por esa basura y mejor dame algún consejo -Leo dio pequeñas palmadas en la cama, pidiéndole a Hongbin que regresara y se sentara.

-¿Yo? -Rio-. A que buen árbol te arrimas Leo, no soy un experto en el amor, en realidad no sé nada sobre él -rasco su cabeza frustrado-. Deberías hablar con el líder.

-¡Jamás!, no quiero que alguien más sepa esto, así que por favor espero puedas guardarme el secreto -lo miro amenazante-.Si no... tendré que golpearte de forma despiadada, tan fuerte, que no quedara nada de tu belleza y esa sonrisita tonta que siempre cargas.

-Cuanta agresividad -cruzo los brazos haciéndose el indignado-. Por supuesto que no diré nada, me siento realmente afortunado de que me confiaras esto, no quiero arruinarlo.

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