Capitulo O9

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― ¿Volveremos a escuchar gritos en la habitación de un lado?

― Puede ser posible – sonrió sobre su mejilla sin barba

― Y... ¿Si yo te hago gritar pero de otra manera?

Sus grandes manos aparcaron por completo el perfecto trasero de ella, sonrió despacio ahora en sus labios delgados, sintió su respiración muy cerca y la hizo sentir algo acalorada de repente. Su sonrisa no desaparecía y menos porque ahora su boca se encontraba en el cuello de ella, saboreando su piel, deleitándose con la suavidad y el perfume que portaba en el mismo. Debajo de la oreja provocaba que su piel se erizara y sintiera deseos de tenerlo ya entre los muslos.

Con casi el doble de su edad no había impedido que un frío alemán se enamorara de una hermosa mujer como lo era Yessenia. Phillips manejaba fabulosamente su feminidad, con ese delicado cabello oscuro y ojos enormes delineados casi siempre, sonrisa perfecta y la manera en la que tocaba el bajo dejaba idiota a cualquiera que la mirara. Richard Kruspe dejaba de lado su banda de vez en cuando para pasar tiempo con Yess, pero a veces era complicado, pues la banda de Kruspe ya era reconocida muchos años antes de que Phillips y su banda se dieran a conocer.

A pesar de las dificultades, trataban de que su relación fuera mucho mejor, mucho más allá de cualquier circunstancia, aunque él tuviera ya dos hijos mayores, para Yess no era impedimento y confiaba rotundamente en él, pues ya tenían más de 3 años juntos.

La ropa estaba desapareciendo, el calor aumentaba y el sabor de su boca se fundía en aquellos deliciosos pectorales. El sudor resbalaba por cada uno de los poros, ambos se unían más y más. Las embestidas eran algo fuertes y profundas, a lo que ella respondía con gemidos bastante audibles y fuertes gritos llenos de placer, los dedos resbalaban por su piel suave y llena de sudor, su mente se enfocaba en hacerla sentir única y especial...en aquel momento no importaba nada más que hacerla sentir mujer, hacerla sentir suya, solo suya.

Habían tenido un combate bastante largo sobre aquella cama ajena para ambos, en realidad no les molestaba mucho que digamos, solían hacerlo en donde más se les acomodara, así que la cama ya estaba pasado de moda para ambos. Richard prendió un cigarrillo luego de terminar sudados y satisfechos sobre aquella cama, fumó tranquilamente y Yess lo miraba con detenimiento.

― Tengo hambre – susurró

― Deberías encargar algo

― ¿Qué te gustaría?

― Lo que sea estará bien para mí

― De acuerdo...

Se levantó de aquella cama, desnuda por completo, dándole un hermoso paisaje a aquel alemán que no dejaba de fumarse su cigarrillo, con media sonrisa y un ojo medio cerrado, disfrutaba de su cuerpo moverse hasta llegar a ponerse una bata que estaba en la otra punta.

― Odio que te pongas eso

― ¿Prefieres que reciba desnuda al mesero?

― Lo mato

― Entonces, apenas se vaya me la quito de nuevo...

― Está bien...

Tomó el teléfono de servicio y miró el menú que había en un folleto sobre aquel velador.

Al otro lado de ese pasillo, sus piernas firmes caminaban de un lado al otro, sintiendo el peso de no querer entrar en aquella habitación, pero lo hizo...el que debería irse era él y no ella. Estaba dolida aún y con un tremendo estruendo en su cabeza, la resaca aún molestaba su cerebro.

Caminó tranquilamente ignorando rotundamente su presencia, tomó unos pants deportivos, una blusa entallada, calcetines, ropa interior y se metió en el baño cerrando la puerta con seguro, no quería siquiera escuchar sus explicaciones.

Sintió el agua fría sacar un poco la resaca, sintió escalofríos, sintió que el agua se llevaba lejos aquella pesadez que comenzaba a carcomerle los sentidos, que comenzaba a hacerla sentir ella la culpable de que él...no estuviera feliz con ella. Pero podría pensarlo mil veces, no había culpa que se cargara, no había fallo por su parte...ese idiota estaba tratando de hacerla sentir mal, como basura...y no iba a lograrlo.

Salió vestida de aquel baño helado y sus ojos claros la observaban sin decir ni una sola palabra. Estaba exhausta, ya había tenido suficiente.

― Lu

― Iré abajo...

― Lu...por favor escúchame – entonces ella se giró y lo miró directo a los ojos, cosa que él casi no pudo soportar

― Dime

― Lo lamento...en verdad...además tú...tú ya me lo hiciste una vez y te perdoné

― O sea que... ¿Te estás vengando? Eso es absurdo

― Es solo...ojo por ojo...puedes perdonarme a mí también...

― No lo sé, Jai...

Se acercó despacio a ella, rodeando su cintura y besando su mejilla convenciéndola de que...el juego que estaban jugando estaba bien para ambos. Lu lo miró directamente a los ojos, la calidez de su cuerpo la hacía sentir de nuevo protegida, pegó su frente a la suya y respiró hondo cerrando los ojos.

― No vuelvas a hacerlo, Jai...solo eso te pido

― Lo prometo si tú me lo prometes

Jai acariciaba la espalda baja de Lu, atrayéndola más a él. Mantenían ya una relación de casi 5 años y era la primera vez que habían tenido este tipo de problemas, jamás se habían interesado en otras personas, pero gracias a que Lu perdió la razón en una ocasión, Jai cometió el mismo error sin importarle nada. Pero ahora ella se daba cuenta de que siempre había sido lindo con ella, acomedido y atento, y que siempre la amaba a pesar de todo. Lo miró de nuevo y él a ella, sonrieron ambos dejando en claro que seguirían adelante actuando...como si nada hubiera pasado.

La comida llegó en cuestión de minutos, eran demasiado eficientes en ese hotel y eso les encantaba a las chicas. Yess se amarró bien la bata y abrió la puerta para recibir el carrito con el manjar que había pedido, moría de hambre y lo que menos quería era perder tiempo. Le pagó al mesero y le dio una buena propina.

― Por ahora no puedo...no, estoy ocupado y algo lejos...apenas llegue te llamaré ¿De acuerdo? Bye

― ¿Con quién hablas? – Yess entró con el carrito colocándolo al costado de la cama

― Nina...quiere que pase por los niños, que ya no son niños pero no entiende que vine contigo

― Quizá siga celosa – se sacó la bata frente a sus ojos

― Y con ese cuerpo ¿Quién no se pondría celosa? Eres una diosa

― Cállate y mejor come

― Te quiero comer a ti

― ¿Otra vez?

― Las veces que sean necesarias

Sonriendo lo miró y se acercó para besar sus labios, la cena tuvo que esperar de nuevo...pues las sábanas se revolvieron otra vez bajo sus cuerpos acelerados.

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