Capitulo 2O

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La noche dejaba paso un camino frío para algunas personas, para otras no tanto ya que lo olvidaban por estar en compañía de una buena persona, por el calor del alcohol, por la alegría de estar unidos. Pero para otras era un tormento y más cuando se trataba de pasarla sentados en una sala de espera, las sillas algo rotas y el sonido molesto de entre los pasillos, el llanto de mujeres que acababan de recibir malas noticias, pero para ellos no había nada que temer...lo primero que se les venía a la mente era una congestión alcohólica, eso...a cualquiera le pasa ¿no?

Ahí estaban los cuatro, unos sentados y otros caminando esperando alguna noticia. Estaban más preocupados que haber visto aquella Van llena de sus chicas favoritas, irse por aquellas calles llenas de tráfico y luces rojas. Las habían perdido al menos por esa noche, no prometían que las volverían a ver...quizá solo las verían en la televisión, en la pantalla de un computador o en imágenes descargadas de su celular.

- Familiares de James Sullivan – los cuatro chicos se levantaron – ustedes no son familiares

- Es...es algo parecido, doctor...somos sus amigos – mencionó un sonriente Brian

- De acuerdo...pueden pasar a verlo, está estable pero lo daremos de alta dentro de 5 horas

- Bien – Matt tomó su chaqueta y caminaron adentro

No solo había una cama, no era tan lujoso, habían llegado a un hospital donde va la mayoría, así que...estaba lleno de gente.

- Que lindos son al venir a verme – James sonrió como un niño

- Cállate, idiota – susurró un Johnny molesto – no estamos tan contentos contigo, nos asustaste demasiado

- ¡¡Shhhh!! – se escuchó a lo lejos

- Lo lamento...ella ganó de todos modos – seguía sonriendo – se fueron ¿Cierto?

- Si...pero al menos, y para que se te caigan las nalgas, Natalia te regalo su saco y te dejó una carta

- ¡¿De verdad?! – gritó

- ¡¡SSHHHHH!!

- Perdón...

- Si...lo tenemos en la camioneta – Brian suspiró...

No solo Brian tenía una cara larga, a decir verdad...todos la tenían, las chicas se habían ido y con ellas sus esperanzas de verlas de nuevo...no sabían cuándo la buena suerte estaría de su lado otra vez para tener esa valiosa oportunidad.

Matthew sonreía de costado...recordando lo que había pasado en aquel baño público, suspiraba cada tanto haciendo voltear a sus amigos, cuestionándose qué se traía este entre manos.

"Querido, James

Fue gracioso verte caer al suelo completamente ebrio, lo gracioso terminó cuando tuvimos que llevarte al hospital...hasta a mí se me quitó lo ebria. No soy muy buena escribiendo cartas, solo puedo decirte que es increíble conocer personas como tu...tus amigos me dieron tu número de celular...quizá un día de estos te mande un mensaje. Cuídate y deja de beber tanto...promete no volver a jugar ese estúpido juego...saludos.

Natalia"

Durmió días, semanas con aquella carta bajo la almohada. James no dejaba de leerla incluso antes de ir a dormir. La hoja estaba impregnaba de aquel delicioso perfume, y el saco...lo conservaba limpio todo el tiempo, era lo más cercano a ella ahora y no dejaría que nada ni nadie toque sus cosas.

Por fin descansarían y no una de la otra, si no de estar viajando por todos lados, no es que no lo amen, les encantaba conocer lugares nuevos y volver a pisar suelos conocidos, entregándose a su público, a las personas que cuidaban de ellas y daban el mejor servicio a donde llegaran. Las cinco chicas vivían muy cerca una de la otra, en la misma ciudad, por lo que solían visitarse muy a menudo. Los problemas continuaban en sus vidas personales, estos desaparecían cuando estaban sobre un enorme escenario, donde podían ser ellas sin ser juzgadas, criticadas...incluso esas cosas no importaban cuando ellas estaban haciendo lo que más amaban: tocar su música.

Sus ojos oscuros se sumergían en aquellos de color claro, sonreía sin poder evitarlo, era el hombre que ella siempre había pedido...desde pequeña. A pesar de ser un hombre ya grande, él siempre había sido respetuoso con ella, él nunca le ocultaba nada...él nunca le mentía ni la hacía sentir mal, fue lo que la enamoró...solo al darse cuenta que él se entregaba de lleno a ella y que no estaba nadie más que ella...ni siquiera hijos, nada...ella era plena a su lado, incluso sentía que nada más le podía faltar, aunque él nunca le propuso matrimonio, estos hermosos 6 años que llevaban juntos los hacía sentir como marido y mujer...al menos así lo pensaba ella.

- Te extrañé demasiado

- No te creo, vi algunas fotos con unos chicos

- Eran unos locos...ellos salvaron a Lu...bueno uno de ellos

- ¿Todo bien?

- Si...por suerte – acarició su mejilla recién afeitada – eres demasiado guapo

- Siempre me lo dices

- y ¿Eso es malo?

- No, amo que me lo digas

Sonrió tratando de concentrarse en esos hermosos ojos grises, su piel blanca y esa fila de dientes perfectos. Besó sus labios gruesos, él amaba esos labios carnosos, duraron algunos minutos hasta que ella se levantó y fue directo a la cocina, tenía hambre y prepararía la cena para que ambos cenaran juntos, pues él no tardaría en irse de gira con su respectiva banda Alemana.

Movía la cuchara sobre aquel sartén cuando un celular comenzó a moverse, no sonaba lo cual se le hizo extraño. Apagó el piloto de la estufa al quedar listo el guiso, llegó al celular limpiándose las manos y ahí vio que era un celular diferente al de su novio, Richard, pero de alguna manera parecía ser suyo.

- ¿Khira?

Tomó el celular...la fotografía del contacto era una chica linda...abrazada de Richard, pero ella...se parecía mucho a él...al girar, su novio estaba de pie saliendo apenas de la habitación, ella tenía cara de interrogación y él quería arrebatarle el celular de una manera muy sutil...

- ¿Todo bien?

- ¿Quién es Khira? No había visto este celular antes

- Es nuevo...

- Oh...

Lo notó nervioso, no contestó a su pregunta... ¿Quién era Khira?

LadyBatsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora