6:30 AM.
Era la hora donde todas las chicas terminaban sus servicios y era también era hora de su paga semanal.
El mecanismo que lleva éste negocio es el siguiente: cada hombre paga el servicio que tuvo con la señorita en el día en recepción, "Lolita" le pasa los detalles al contador y lo que hace éste es anotar debajo del nombre de la chica el monto que le corresponde, pero claro, el 40% se lo lleva la empresa para mantener los gastos del lugar y tal.
Todas las chicas se encontraban en fila delante de una gran puerta, donde se encontraba la persona que manejaba todo esto: Fanny, la superiora. Ella es la jefa de éste lugar, ya que ella lo fundó hace años atrás.
En todo la empresa, en total habían 30 chicas lindas, coquetas, sexys y con muchas ganas de follar para ganar lo que le corresponde. Todas hacían un estupendo trabajo y gracias a ellas, el negocio es estable y le va mejor de lo que esperaban.
Era el turno de "Belén" para entrar. Como siempre, tiene muchos nervios, ya que es nueva y no tiene la suficiente confianza como tienen otras.
Entra a la gran oficina y todo es rustico, desde que entró, nunca ha cambiado los muebles de lugar ni le agregó algo más. Se acerca a pasos lentos hacia ella, que se encontraba sentada en una gran silla con muchos papeles a su al rededor.
-Buenos días -saluda ella con mucho respeto.
-Buenos días para ti- dice mientras revisa el papeleo y se sorprende al ver una gran cantidad de dinero que le corresponde-. Al parecer, has tenido mucho trabajo en está semana, ya que te corresponde demasiado.
-Lo más probable, señora -responde ella con firmeza.
-Aunque viendo bien los papeles, has tenido hombres al igual que tus compañeras pero hay alguien que ha pagado mucho más de lo debido... -se acomoda los anteojos y la mira de arriba para abajo.
La primera persona que se le viene a la cabeza es su cliente favorito: Rubén.
-Pues sí, parece que lo estoy atendiendo muy bien -sonríe nerviosa.
-En fin, no hay comentarios negativos acerca de tus servicios, es un honor que trabajes para nosotras, ¿sabes? Eres nueva y no te tomó trabajo adaptarte tan rápidamente -le entrega un sobre con una gran cantidad de efectivo, lo que la sorprende-. Puedes retirarte, nos veremos luego -le sonríe cínicamente.
-En una semana nos volveremos a encontrar, muchas gracias, un honor que usted me haya aceptado -le sonríe tímida y se va rápidamente.
Se dirige a la recepción, donde esperaba con ansias que su única amiga haya conseguido la información de los chicos.
-Estaba a punto de buscarte -comenta ella.
-¿Y bien? ¿Lo has conseguido? Dime que sí.
-Por supuesto, y aceptaron gustosos -chocamos las manos-. Tengo dirección, correo electrónico personal y lo más importante, sus números.
Me pasa toda la información sobre aquel chico, incluida la dirección, aunque eso no la iba a necesitar pero en el caso que sí, la tenía.
-Muchas gracias -le regala una sonría amplia-. Bien, debo irme, ¡nos vemos! -se despiden con dos besos y abandona el lugar.