Ya habían pasado varios días desde que Stiles y Derek habían tenido la conversación en la que el jaguar había declarado que practicaría hasta poder controlar sus impulsos más animales. No se habían visto desde entonces y poco sabía la manada acerca de su miembro sobrenatural más reciente. De echo, Stiles se había enclaustrado a sí mismo empeñado en mejorar su auto-control gracias a la meditación con Deaton y su contacto casi continuo con su ancla, su padre.
De echo, hacía dos días había sido luna llena, y siguiendo los consejos de Deaton, la pasó medio sedado en el sótano de la clínica con un solo acompañante: Scott. Según el veterinario, era importante que pasara las lunas llenas con su alfa, pero debido a su condición aún sin domesticar y controlar del todo, debía ponerle un gotero que fuera inyectando sedante en su organismo poco a poco. Gracias a esto, ambos amigos pudieron pasar una noche relativamente tranquila jugando a las cartas. Aunque también hubo pequeños momentos de tensión en los que un indómito y nada sumiso Stiles provocaba con la mirada al alfa, que por muchos gruñidos cargados de superioridad no hacían más que acrecentar el deseo del jaguar, que acababa quedando KO gracias a los narcóticos que aumentaba Deaton para detener una posible tragedia.
Así que esa mañana, como había hecho todos los días anteriores, se levantó antes de que sonara el despertador y tras darse una ducha, se encaminó a la cocina para preparar su desayuno y el de su padre, que tenía turno de mañanas en la comisaría. Mientras se tostaba el pan para su padre, el microondas avisó con su pitido de que el agua ya estaba lo suficientemente caliente. Su padre hizo acto de presencia justo en el momento en el que Stiles echaba con cara de disgusto el mejunje de hierbas que el veterinario le había dado para el desayuno.
-¿Sigues tomando esa cosa maloliente? -preguntó como "Buenos días" el humano.
-Sí... -contestó el jaguar con cara de disgusto viendo cómo su padre negaba con la cabeza.
-No entiendo por qué tienes que tomarte esa infusión del demonio.
-Según Deaton me tranquiliza.
-¿Y te surte efecto? -preguntó alzando las cejas escuchando la risa sarcástica de su hijo.
-Nah... lo único que me tranquilizaría ahora mismo sería echar a correr por el bosque y trepar árboles. -contestó Stiles acercando la mermelada a su padre. -Pero por lo visto eso son vestigios de mi parte animal y la tengo que controlar.
-"Controlar" no es lo mismo que suprimir. -dijo abriendo el bote de mermelada de fresa para untar una gruesa capa en sus tostadas recién hechas. -Yo lo que digo, hijo, es que haces bien en intentar controlarte, ¡por supuesto que lo creo!, pero tampoco puedes eliminar todos los impulsos... o si alguna vez sucumbes, será mucho peor. Lo que intento decir es que... no sé, tal vez sea mejor "dosificar". -dijo llamando la atención de su hijo.
-¿Dosificar?
-Sí. -asintió el sheriff tragando parte de la tostada. -No te puedes pasar el día trepando por árboles y correteando por el bosque, pero sí que podrías ir una hora cada dos días, por ejemplo.
-Entiendo.
-¿Me estás dando la razón para que deje el tema?
Stiles le miró con una media sonrisa y, a pesar de su inexistente respuesta con palabras, su padre supo que esa mirada significaba "sí". Siguieron hablando de cosas sin importancia hasta que su padre se levantó de su silla y tras coger su chaqueta, salió rumbo al trabajo. Poco después, Stiles cogió las llaves de su jeep y fue hacia la clínica veterinaria.
-Buenos días, Stiles. -saludó el veterinario. -Lo lamento pero hoy no podremos hacer sesión de meditación.
-Sí, yo también lo lamento... -contestó el jaguar con una voz que denotaba de todo menos tristeza.
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Yaguareté·Abà II
FanfictionSecuela de Yaguareté·Abà I Si no lo has leído aún... no te lo pienses más.