Capítulo 7

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Después de la cena, se quedaron viendo una de las últimas películas de humor barato que daban por televisión mientras Stiles se comía la chuche de premio y Derek se bebía su adorada cerveza. Stiles tenía sueño, pero intentaban quedarse despiertos hasta la próxima dosis de la medicina.

-¿Quieres probar? -le ofreció cerveza Derek. Stiles la olió y asintió.

Cogió el vaso y con cuidado dio un sorbo que le hizo toser y poner cara de sapo aplastado, con lo que Derek se rió y le dio otra chuche "para quitar el sabor". Después de varios improperios hacia la cerveza del demonio, Derek le explicó que era una cerveza extra-amarga.

-¡Pero si huele dulce! -se quejó el jaguar rechupeteando el dedo de gominola.

-Ahí está la gracia.

-Pues a mí no me parece gracioso. No volveré a beber nada que me ofrezcas tú... ¡Ahora entiendo por qué te llamábamos lobo amargado! Con tanta cerveza de esa... no me extraña.

-Y aun así te acabé gustando.

-Flipado. -refunfuñó Stiles, a lo que Derek contestó con un beso en la cabeza.

-Hora de las gotas. -dijo mirando el reloj.

-Por fin a dormir. -bostezó Stiles, levantándose y estirándose. Derek le miró y negó con la cabeza, apagó la televisión y lo llevó al baño.

Cinco minutos después, Stiles reptaba por la cama, debajo de las sábanas, buscando sitio para dormir mientras Derek iba asegurándose de tener todo bien cerrado y las luces apagadas. Entró en el cuarto y se recostó al lado de Stiles, que ya empezaba a quedarse dormido.

-Pues sí que hace frío en esta casa. -dijo acurrucándose contra el pecho de Derek.

-Te lo dije. ¿Quieres más mantas?

-No, no... tú estás calentito. -murmuró notando cómo Derek le rodeaba con el brazo para darle más calor.

La respiración de ambos se fue acompasando según se iban durmiendo, pero un salto en el pulso de Stiles hizo que Derek le mirara y se encontrara dos orbes enormes amarillas observándole.

-¿Quieres más mantas? -repitió.

-Con tanta barba pareces mayor.

-¿Cómo?

-No sé, te suma años. -dijo encogiéndose de hombros.

-Stiles, duerme, en dos horas tocan las gotas.

-Vale.

Derek cerró los ojos, pero al no sentir el pulso de Stiles en calma, los volvió a abrir, y volvió a ver sus ojos sobre él. Suspiró y le miró con los ojos de lobo para ver mejor en la oscuridad. Se encontró con Stiles sonriendo.

-¿De qué te ríes?

-De que eres un gruñón.

-Stiles... -advirtió que se estaba quedando sin paciencia.

-Es que no paro de darle vueltas...

-¿A qué?

-¿Cuántos años tienes?

-¿No sabes cuántos años tengo? Me sorprende que no lo sepas por mi ficha policial o algo por el estilo. ¿Ya no cotilleas expedientes ajenos?

-Lo estoy dejando.

-Soy del 88.

-O sea... 26. -calculó Stiles.

-Aún tengo 25.

Yaguareté·Abà IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora