Capítulo 8

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Durante un buen rato, Stiles estuvo en su cuarto intentando localizar por teléfono a Derek, que se había marchado molesto de casa. Y con razón. Estaba celoso. Stiles sabía que Derek se celaba con facilidad, sobre todo de Parrish por lo que era evidente (Parrish había estado en la lista de Stiles durante casi todo el tiempo), y no le había hecho gracia encontrárselo en su casa justo después de su medio-bronca. ¡Pero Parrish era compañero de trabajo de su padre y él se llevaba bien con el agente! Derek tendría que comprenderlo tarde o temprano. Derek debería entender que no tenía ningún interés prohibido con el agente.

A la cuarta llamada denegada, lanzó el móvil sobre la cama con un gruñido y segundos después, alguien picó a la puerta. Cuando abrió, se encontró con el joven agente en la puerta mirándolo preocupado.

-¿Podemos hablar, Stiles?

-Sí, sí... pasa... perdón por el caos. -dijo haciéndose a un lado y cogiendo un montón de ropa de encima de la silla para que Parrish se sentara.

-Vaya... sí que es un caos. -rió el agente, sentándose en la silla que le había desocupado Stiles. -Yo venía a preguntarte si estabas bien...

-¿Yo? Sí... perfectamente. -dijo sonriendo.

-¿Seguro? Porque... no sé, hoy te noto extraño.

-¿Por lo de "huir"?

-Sí. -asintió. Stiles se rió y le quitó importancia, pero Parrish prosiguió. -¿Es por Derek Hale?

-¿Cómo?

-Es que... sé que suele andar bastante contigo y con tu amigo Scott, lo cual me parece algo extraño. Solíamos ir juntos al instituto y solía ser un tío majo. Reservado, pero majo. Sin embargo, desde la catástrofe en su casa... cambió. Y no sé... me preocupa que pases tanto tiempo con él, si te soy sincero.

Stiles se quedó embobado por lo que el rubio le acababa de decir. Lo miró con los ojos como platos y tras tragar saliva, intentó hablar, pero el rubio de nuevo lo cortó.

-No digo que sean malas compañías, pero... creo que te compensaría más limitarte a andar con tus compañeros de clase, amigos de tu edad... y no con un ex-convicto.

-Todos los cargos fueron retirados.

-Ya, bueno... pero precisamente tú sabes todo lo que hay detrás, Stiles. Derek Hale no es una buena compañía para un chico como tú. -añadió frunciendo levemente el ceño.

-Parrish... te aprecio. De veras que te aprecio, pero no creo que sepas de lo que estás hablando. No le conoces.

-Le conozco bastante bien. Y a ti. -dijo levantándose de la silla y acercándose a Stiles. -No te estoy diciendo esto para regañarte, quiero que entiendas eso. Pero...

-Vaya, que no me estás regañando, pero sí lo haces. -dijo riendo nervioso ante la cercanía del rubio.

-Stiles... -le llamó acercándose más aún, con voz suave y aterciopelada.

Stiles no supo contestar, tampoco supo qué hacer con su cuerpo cuando notó al rubio prácticamente pegado a él, cogiéndole suavemente del cuello y besándolo con ternura, suavidad y cariño. No era un beso inocente. No. Ni hablar. No era un beso ni de "amigo", ni de "hermano"...

Y aunque hipnotizado (idiotizado, más bien) por el suave y cálido tacto de los labios de Parrish sobre los suyos, logró centrar la mente lo suficiente como para saber que eso no estaba bien.

Automáticamente y por acto reflejo, aunque algo retardado, su cuerpo dio un salto con pirueta incluida hacia atrás, quedando sobre la mesa del escritorio. Los ojos de Parrish estaban clavados en los suyos que estaban completamente amarillos.

Yaguareté·Abà IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora