Verano

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Puede que haya más vidas que ésta, millones de respiraciones diferentes, amaneceres y anocheceres a montones por contemplar, por compartir y por venir, pero nada como el momento que se presencia en el ahora, el gozo obtenido por estar viviéndolo, experimentándolo, llevando a cabo una experiencia que se volverá recuerdo, una memoria intangible entre los océanos grises y escurridizos de nuestro corazón y mente.

¿No la vida se otorgó para reírnos con ella y simplemente sonreír?

Que el viento sople y nos entibie el alma.

Por momentos éramos la gloria.

Y por momentos la decadencia.

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El problema de estar entrando al mes de Agosto era el calor que asestaba a los nativos cada vez que una persona salía de su hogar por la circunstancia que sea, e iban batallando contra el sudor que se amotinaba entre sus frentes y se iba deslizando por el resto de sus cuerpos, hasta adherirse y dejar un rastro pegajoso; era normal que la gente recurriera a las paletas congeladas en dicha temporada incandescente o que los recibos de la luz se dispararan a precios irrazonables cuando la única causa era mantener el aire acondicionado encendido todo el día ¿Era aquéllo un castigo público por la necesidad de estar fresco cuando la agonía exterior era insoportable?

Tanto era el calor de Satsuki Shishio que no dejaba de fastidiar a Kyoko Samejima en su apartamento cuando se recostaba en el piso disfrutando del aire frío, mientras que el borde alzado de su camiseta descubría parte de su abdomen plano y delgado, más los huesos filosos de su cadera. Obviamente esa no era razón para que la chica se viese afectada ante tal demostración de piel, que se sonrojara por haber visto más de lo debido, sino que el hecho de encontrarlo así, tan indefenso en el suelo y con una expresión relajada en su rostro era lo que hacía mover las cuerdas de su corazón. Quería acompañarle y disfrutar de la misma sensación; o tal vez sólo quería estar su lado y tocarlo.

Él se hacía el dormido. Él estaba consciente de su presencia y cercanía. Él sabía que era ella quien le tocaba el rostro con las yemas de los dedos, y estaba mil veces seguro que también lo observaba detenidamente con ese par de ojos espesos a pesar de tener los suyos cegados por sus párpados. Y también él era consciente de que le pertenecía esa nuca que reposaba en el hueco de su cuello.

Todo eso y más...

Por todo eso y más...

quería hacerla suya.

お前は俺のものだ.

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En un día -oficialmente de Agosto- el seguro de la puerta principal de Samejima se quebró, y por lo consiguiente, quedó inutilizable. El verdadero problema surgió cuando el sol estaba poniéndose, se encontraban en fin de semana y la posibilidad de que alguien capaz de cambiarlo se presentara era mínima o inexistente. La única opción para Samejima fue la de pedirle a su novio que se quedara a pasar la noche por si algún intruso intentara aprovecharse de la situación, sin embargo, realmente lo meditó unos largos segundos porque podía apañárselas por sí misma debido a las clases de defensa personal que tomó en la universidad. Shishio, sin pensarlo dos veces, aceptó y fue directo a su hogar a buscar una pijama decente y no sólo la playera sin mangas de siempre y su bóxer -no quería mostrarle otro lado suyo muy lamentable y descuidado-, salió de ahí y colocó el seguro de su propio condominio, para luego acudir con su muda de ropa, una almohada y su cepillo de dientes frente a la puerta desprotegida de la chica y entrar a la casa. Unos nervios le carcomieron al instante.

Cigarrillos y alcoholDonde viven las historias. Descúbrelo ahora