El caer de la lluvia

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        Todo comienza con una llovizna: ligera, impremeditada, suave e imperceptible, una debilidad fina como tenues palmadas en el dorso. Sin contratiempos y constante. No cae dentro de la duda en si arreciar cuando oportunidad alguna se le presenta, que no permite a un ser desconocido que la cese, que se mantiene firme por cada segundo que se prolongue. Se siente una apacible ráfaga de frío, ronroneos retumbar en las entradas auditivas, un silencio en el pecho, que poco a poco, lentamente, se termina e inicia un nuevo fenómeno devastador.

        Paulatina, pesada y persistente. Resonante. Una tormenta. 

        Ya no se puede hesitar por más tiempo, ni mentirse a uno mismo, ni permitir que más quimeras naden dentro de los deseos reales y únicos que flotan en nuestro océano mental. No es momento de dudar porque la lluvia ha arreciado, intensificado, y toda paz, todo sosiego, se ha perdido por completo.

        El amor es equiparable a una tormenta, colmada de vendavales y diluvios, una tempestad que escolta a su víctima, que hostiga con sus amenazas de infligir dolor, que promete llevarnos a la boca del paraíso, a una bahía, al borde de un precipicio, en donde si dudamos o fracasamos fácilmente, nos perdemos, nos empapamos o nos caemos. El amor nos obliga a caminar sobre un fino hilo que nos lleva hasta el final, o nos desvía de nosotros mismos por la simplicidad de un tropiezo, un egoísmo.

        A pesar de todo, enamorarse es hallar la humanidad otra vez, sentirse vivo cuando la lluvia nos humedece, y reconocer que, al terminar esa agobiante dolencia, se nos brindan infinitas oportunidades listas para ser tomadas con ambas manos. Enamorarse nos hace recorrer un sendero que se divide en dos sendas, donde únicamente nosotros elegimos caminar el que realmente ansiemos y sufrir por ello; una daga con doble filo.

        La consumación de la tormenta depende de uno: si se está dispuesto a permanecer una vida jocosa junto a su amado sin dejar nunca de llover, o autorizar que las gotas de lluvia aminoren toda cascada y el aguacero se convierta en un chapoteo insignificante.

        El caer de la lluvia siempre ha sido nuestra mayor perdición como seres humanos.
        Y la mayor salvación.

Marzo

        Un chillido, ese inquietante palpitar, un tartamudeo confuso, ojos danzantes, el salpicar de las gotas de agua. Aquella melodramática música resonaba tan fuertemente en la conciencia del joven maestro, impidiéndole calificar los exámenes de sus alumnos que se encontraban a punto de terminar el curso escolar. Un frágil pedazo de madera estaba adherido a sus largos dedos y una punta de grafito reposaba sobre aquella hoja de papel, la cual contenía las respuestas del examen aplicado, trazando líneas rectas hacia arriba —palomas— en los costados de la misma sin detenerse, no hasta tener la necesidad. Definitivamente Daisuke Yoshida era el mejor de la clase y su examen perfecto era la prueba palpable de tal aseveración.

        Satsuki tenía la garganta caliente, ligeramente irritada por el quemazón que le produjo ingerir un enorme sorbo de café, además su lengua percibía un dulzor amargo que jugaba con sus papilas gustativas rogando por un poco más de ese líquido marrón ardiente. Sus párpados luchaban fervientemente contra esa somnolencia gladiadora, titubeando a cada instante, debatiéndose entre una paradoja por sus deseos y sus deberes, esperando no quebrantarse, cerrarse y salir perdiendo. Maldita sea, el café no funcionaba y beberlo era súbitamente inútil. Maldita sea, su mente estaba en otro mundo, en su lejano universo utópico. Maldita sea, no se percataba de sus verdaderas intenciones que le silbaban al oído lo que añoraba, a pesar de reconocer su existencia, pero lamentablemente era él un simple sordo que huía, que repelía las respuestas de las preguntas que inconscientemente se cuestionaba. Su realidad se encontraba ahí, colgando en el aire, suplicándole ser escuchada, arrodillada ante su persona, temiendo quedarse en un silencio enterrado.

Cigarrillos y alcoholDonde viven las historias. Descúbrelo ahora