Carl M. Richtofen

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Frankfurt, Alemania; 15 de Agosto de 1915.

Bajo el frío de la calmada lluvia, la ciudad alemana se encontraba en una tarde muy tranquila; hombres, mujeres y niños caminaban bajo la lluvia con sus paraguas, los árboles se hallaban sumamente frondosos mientras los vientos movían sus hermosas hojas verdes que daban cobijo a vagabundos, las calles estaban llenos de vehículos que expulsaban humo a los alrededores, los edificios eran de gran belleza arquitectónica.

La ciudad de Frankfurt era muy grande, ésta se hallaba dividida en dieciséis distritos principales:
Innenstadt I, Innenstadt II, Innenstadt IV, Süd, West, Mitte-West, Nord-West, Mitte-Nord, Nort-Ost, Ost, Kalbach, Nieder Erlenbach, Harheim, Nieder-Eschbach, Bergen-Enkheim, Sossenheim y Nied. Cada uno de estos distritos vivía en paz y tranquilidad entre los últimos años de gobierno de Guillermo II.

En el distrito Ost, en una edificación grande con varias plantas de departamentos comunes y corrientes donde vivían varias familias, una mujer se encontraba en el suyo propio, ella estaba recostada en su rústica cama acompañado por varias mujeres que al parecer eran conocidas, dicha mujer se hallaba en labor de parto, las mujeres apoyaban a la dolorida mujer mientras ésta tomaba fuertemente de la mano a un hombre quien parecía ser su esposo.

— ¡Vamos, mi amor!, ¡tú puedes! — decía aquel hombre muy preocupado por su esposa.

Aquella mujer gritaba del dolor mientras que el resto de mujeres ayudaban con el nacimiento, pasó un pequeño rato hasta que por fin, dentro de la habitación se escuchaba el llanto de un recién nacido.

— ¡Es un niño!, ¡es un fuerte varoncito! — exclamó una anciana quien cargaba con sumo cuidado al nuevo ser mientras lo llevaba a su madre.

La anciana entregó al niño a la adolorida mujer quien lo tomó con mucho cariño y acarició las mejillas de él. El esposo de aquella mujer se acercó para verlo con una gran sonrisa y ambos padres comenzaron a llorar de la felicidad.

— ¿Cómo se llamará? — dijo entre sus dolores la nueva madre.

El hombre miró a su hijo muy feliz y pensó unos momentos, después de eso miró a su esposa con una sonrisa que reflejaba todo el amor de un padre hacia su nuevo hijo — Él se llamará Carl Marlington Richtofen.

La mujer sonreía mientras acurrucaba al niño entre sus brazos — Me gusta ese nombre, como el tuyo.

Los dos padres se hallaban felices viendo al niño, al bebé llamado Carl M. Richtofen; mientras tanto, todos los presentes tomaron su tiempo para felicitar a los padres primerizos por su bebé.

Carl había nacido aquel día en el distrito de Ost, en aquel atardecer azotado por la gran y tranquila lluvia del frío quince de Agosto de aquel año, un niño quien tendría mucho futuro.

Actualidad, instalaciones de Abstergo Entertainment; Montreal, Canadá, 28 de Diciembre del 2013.

Tras una sesión en el Animus, aparato por el cual accedían a las memorias de sus antepasados, una mujer se retiraba de éste despertando en su pequeña oficina, su escritorio era como el de cualquier otro, una computadora y con su propia tableta de Abstergo, aquel espacio era el único en orden, tenía en completo orden sus libros en su respectivo estante y algunas figurillas de personajes destacados.

— Has hecho enojar a la señorita Lemay, será mejor que te prepares — decía un guardia de seguridad que se encontraba recargado a la salida del espacio de la oficina de la empleada.

La joven mujer estaba confundida y miró a aquel — Pero... sólo estoy haciendo mi trabajo.

— Eso deberá explicárselo a ella, yo escuché sus quejas y he decidido en avisarle, hubiera sido peor que la sorprendiera en la sincronización de sus recuerdos — decía mientras se retiraba a vigilar otras partes de la planta.

Assassin's Creed: HolocaustDonde viven las historias. Descúbrelo ahora