Secuencia de memoria 14

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Residencia Richtofen, Herrlingen, Alemania, 24 de Abril de 1945. 

Aquel lugar estaba en un día muy tranquilo con una ligera lluvia que daba cierto toque de frío al lugar. El asesino se hallaba en su hogar sentado en una mesa revisando varios documentos al lado de su mujer, el asesino lucía distinto, mucho más serio de lo normal y con una frondosa barba, ahora, Carl estaba rodeado de al menos diez personas, entre ellos el piloto de Frankfurt; la hermandad se estaba volviendo a formar poco a poco.

— Henos aquí, hermanos — decía el asesino mientras se levantaba mirando a cada miembro de la nueva hermandad germana — hemos trabajado arduamente desde el estallido de la gran guerra y nosotros hemos sido afectados por todos estos años, es el momento de acabar con esto y con los templarios que atentan contra la paz del hombre — mirando a una joven que se hallaba en medio — un paso adelante, asesina.

La mujer se acercó quedando frente a Carl mirándole mientras retiraba su capucha para dejar ver que se trataba de Mei — Estoy lista, maestro.

Richtofen hizo entrega de una espada recta muy fina, la hoja de éste relucía de forma inefable con el símbolo de los asesinos dibujado a lo largo de ésta, el arma tenía un mango negro y detallado muy fino junto a un pequeño listón que salía de éste — Esta arma representará tu liderazgo, Mei Shitzu, tu valentía contra el grupo 731 y tus sabotajes han logrado hacer caer a ese imperio de tus tierras, es por ello que te hago entrega de esta arma, para que con ella seas la líder y la persona que proteja los alrededores de China — le entregó el arma en manos de ella — ahora eres una maestra asesina, ve, ve y reconstruye la orden que solía existir en tus tierras.

— Nada es verdad, todo está permitido — dijeron el resto de asesinos al unísono.

Carl miraba a cada uno — "Nada es verdad, todo está permitido", es de las primeras palabras que yo escuchaba cuando me uní a la orden, cuando era un joven sin experiencia y creía que el hombre debe ser libre sin personas nocivas quienes puedan atentar contra la verdadera paz — acercándose a ellos — ahora soy un adulto y hombre con experiencia, ¿saben?, aún creo en lo mismo: "Nada es verdad" excepto la libertad del prógimo, "todo está permitido" en esta milenaria batalla. Somos guardianes de la luz que trabajan en las sombras, todo para ver a los nuestros crecer — alejándose mientras desenvainaba honorablemente un estoque — ¡a por el canciller!, ¡vayan a por ellos y que sus planes no resulten! 

Los asesinos levantaron los puños con un fuerte grito mientras éstos se retiraban dejando a Marlington junto a su mujer, al piloto y a Mei.

El piloto entregó unos papeles al maestro asesino — He encontrado información de utilidad, maestro, es acerca de ese tal Mussolini del que Belinsky le habló.

Carl tomó los documentos para tomarse su tiempo — ¿Mussolini irá a ver al canciller? — mirando al asesino  — ¿dónde obtuviste esto?

— He interceptado a un matón que funcionaba como mensajero, partirán mañana mismo hacia Berlín.

Carl colocó el documento en aquella mesa para regresar la mirada a su compañero — Yo interceptaré a Mussolini, quiero que te encargues de los aprendices.

Acercándose, la oriental interrumpió — ¿Y qué hay de mí, maestro?

Carl miró a la nueva maestra asesina — Ya te he dicho, Mei, eres la nueva maestra asesina de China, ve a reconstruir la hermandad en tus tierras.

— ¿Yo sola, señor? 

Carl miró al piloto — ¿Sabes qué, "Patrick"?, mejor acompaña a Mei y lleva a algunos asesinos para su apoyo, después regresa y vigila los alrededores.

Assassin's Creed: HolocaustDonde viven las historias. Descúbrelo ahora