Secuencia de memoria 7

904 33 11
                                    

Frankfurt, Alemania; 01 de Octubre de 1940.

Las batallas en Europa se agudizaban cada vez más, los ejércitos del canciller plagaban cada vez más los alrededores de la ciudad alemana; Polonia sólo había sido el inicio de todo, los soldados ya no sólo se llevaban a los jóvenes sino a todo hombre que pudiese ser útil para los planes del canciller. Carl caminaba a través de las calles de Frankfurt debajo de una suave lluvia junto a Evelyn quien ya parecía estar mejor, ambos caminaban muy rápido evadiendo a los soldados nazi.

— ¿Aún no se sabe nada de algún otro miembro templario? — preguntó Evelyn con mucha preocupación.

Carl estaba muy serio, parecía que la muerte de aquella asesina que no conoció mucho le afectó de cierta manera — No, Katie no pudo decirme nada.

Evelyn se detuvo diciendo desconcertada — ¡Carl!, olvida eso, por favor. Debemos concentrarnos en buscar el culpable del Blitz.

Suspirando respondió el asesino — Entendido, hay que frenar los bombardeos como de lugar, antes de que lo hagan aquí.

Los dos continuaban su camino hasta que de repente, un inmenso batallón nazi se aproximaba, Carl y Evelyn se ocultaron entre las sombras de un callejón para no ser vistos, ambos estaban muy juntos prestando atención a lo que sucedía y en ese momento, el batallón se detuvo, los soldados se distribuyeron por toda la calle para descansar, unos se quedaron frente al callejón; Carl estaba dispuesto a escalar la pared de aquel callejón para salir del aprieto pero Evelyn le detuvo.

— Carl, espera — dijo ella mientras los soldados comenzaban a hablar.

— ¿Así que ese tal Maxis ya está listo para lanzar otro ataque al Reino Unido? 

El otro soldado sacó un cigarrillo — ¡Ah, claro!, ese cabrón sí que se la juega asesinando a la mitad de Londres — encendió su cigarrillo para fumar y guardar silencio. 

El otro soldado sólo suspiró — Entraré a éste callejón — señaló el lugar — tengo unas inmensas ganas de orinar, hombre; echa un ojo porque en un momento regreso.

El hombre entró en aquel callejón y cuando estaba por bajar la bragueta de su pantalón, Carl le apresó por detrás tomándolo de tal manera que no pudiese hacer nada, éste iba a gritar por socorro pero Evelyn apareció desde las sombras tapando la boca del rehén con una mano y colocando con la otra un revólver plateado en la sien de su cabeza.

— Haz un ruido y será lo último que hagas, hombrecito — dijo Evelyn mientras cargaba su arma.

El soldado estaba nervioso — ¡¿Qué es lo que quieren?! 

Evelyn decía muy seria en voz baja — Hemos oído un nombre, Maxis, ¿quién diablos es él?, ¿él es responsable del Blitz?

— ¡N... no!, ¡quiero decir que no me maten! ¡Sí, Maxis es quien da las órdenes de bombardeo! — exclamó con desesperación aquel soldado.

Evelyn parecía satisfecha con lo dicho por el soldado y le había soltado pero Carl, por su parte, clavó su hoja oculta en la yugular dejando sangrar al hombre quien cayó al suelo pereciendo hasta quedar completamente muerto. 

Evelyn se sorprendió — ¡¿Carl?!, ¡¿por qué le has asesinado?!

Mientras guardaba su hoja oculta decía fríamente — No podíamos permitir que difundiera nuestra presencia.

 Evelyn estaba un poco extrañada ante la frialdad que Carl había adquirido, él sólo escaló el callejón hasta llegar encima de aquel edificio mientras su antigua mentora le miraba extrañada desde el callejón.

Assassin's Creed: HolocaustDonde viven las historias. Descúbrelo ahora