Capítulo 9

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Anne echó un vistazo a la carta, respiró y empezó a leer.

"Querida y apreciada hermana Anne,

Hoy es el día. Lo sé. Estoy tan contenta que por fin vaya a tener a mi pequeña Katherine. Podremos bailar juntas en el salón de casa, hacer galletas y pasteles; y le enseñaré a dibujar como yo lo hago... ¡Estoy muy emocionada!

Son las diez de la mañana y Adam se ha ido a trabajar. Llega a casa muchas veces tan cansado que ni cena. Sé que lo hace por mí, y por Katherine, pero me preocupa...

Dentro de unos minutos tengo que ir al médico a que me hagan una revisión ya que la pequeña está a punto de salir y los médicos, sobretodo George, quieren que todo esté bien. He tenido mucha suerte de tener a George a mi lado, me cuida como si fuese una hermana y le estoy muy agradecida. Después de lo que pasó, pensaba que no me hablaría nunca más y que perderíamos la relación en unos pocos días pero no fue así, Anne. No fue así para nada. Se ha volcado totalmente en mí y aún más cuando le dije que estaba embarazada. Es un gran amigo.

Cada semana me llamaba dos veces y me preguntaba qué tal estaba y hasta algún día vino a casa a ayudarme con las tareas y a hablar conmigo. Cuando Adam llegó antes a casa primero se sorprendió de verlo en casa pero luego se acostumbró cuando George le dijo que "Lucy no puede estar en mejores manos, soy médico. Recuérdalo. Si algo le pasa, voy a poder ayudarla". Eso calmó tanto a Adam que a veces llamaba a George para preguntarle si el cansancio o el dolor de espalda que tenía era normal. George amablemente le respondía "sea cuando sea, si tienes otra pregunta puedes llamarme". Tener a George a nuestro lado me calmaba y me hacía sentir segura.

Hoy es la última revisión. Ya te contaré como me ha ido y pronto os presentaremos a la pequeña Kat.

Te quiere,

Lucy"

Anne me abrazó y lloré durante lo que fue casi media hora. Nunca había leído esa carta ni sabía de la existencia de George.

Lo único que recuerdo es a mi padre viniéndome a buscar al colegio durante una clase de matemáticas. Me acuerdo que me alegre bastante porque no me gustaban las matemáticas y que viniera mi padre, era una muy buena excusa para saltarme la clase y no hacer los ejercicios de multiplicaciones que estábamos dando.

Mi padre me cogió de la mano y me llevo a casa. Me dijo que me sentara en el sofá y cuando le pregunté dónde estaba mama, cerró los ojos y después de un respiro me dijo que mama había muerto en un accidente de coche. Ni mi padre ni los policías sabían dónde se dirigía ya que la encontraron en el pueblo de al lado. Mi madre nunca cogía el coche. Tenía el carnet y sabía conducir pero prefería coger el transporte público. Ella era así. Me decía que le gustaba ver la cara a las personas e inventarse una historia diferente para cada una de ellas y así cuando llegaba a casa, me las contaba antes de irme a dormir. Me contaba como una señora ya mayor con bastón se convertía en una bruja con poderes o una chica estudiante en superhéroe y salvaba vidas por la noche. Era mi parte favorita del día.

- Será mejor que te vayas a dormir. Mañana tienes clase y no te levantaras. – me dijo Anne cariñosamente. - Ya hablaremos de esto mañana.

- Vale. – suspiré. Recogí la carta y la libreta negra y subí a mi habitación.

Dentro de la cama no podía dejar de pensar en mi madre, en el accidente. ¿Por qué a ella? ¿Por qué un coche tenía que chocar con ella? Me parecía injusto. Había ladrones, matones y secuestradores por el mundo y el coche tenía que chocar con ella. Cambie mi posición poniéndome de lado y abrazando un cojín. Vi la libreta negra que tenía justo delante en la mesita de noche. Estaba llena de dibujos, caricaturas y paisajes. Eran preciosos. Podía reconocer algunos como a mi padre y a mi jugando en el parque, las vista que teníamos desde nuestra habitación del hotel cuando fuimos a Italia cuando yo era pequeña y hasta caricaturas de mi padre enfadado.

Guardé la libreta en un cajón de la mesita de noche. No podía seguir viendo todo eso. Sólo me recordaba que la había perdido. Que nunca más podría abrazarla. Me destrozaba saber que ya no estaba. La extrañaba mucho.

Noche del 13 de DiciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora