Capítulo 13

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Bailamos mucho. Bailamos fatal pero bailamos mucho.

- Creo que voy a la cocina a pedir algo de bebida. Estoy sedienta de tanto bailar. ¿Quieres algo? – me preguntó Clarie.

- Sí, buena idea. ¿Podrías traerme una cerveza, por favor? – dije con amabilidad.

Asintió con la cabeza y se fue.

Decidí ir al baño antes de que volviese así que subí las escaleras intentando descubrir dónde estaba. En esa planta había menos gente: algunos sentados en las escaleras y otros en el pasillo. Seguí andando hasta que vi una puerta que parecía el baño. Intenté abrir la puerta pero estaba cerrada. Di unos golpecitos a la puerta para saber si había alguien dentro. Era el baño, eso sí pero no entré. Vi a la chica del concurso que formaba parte del grupo ganador, sí, que iba con Eddie... con un par de chicas más. Una de ellas estaba fumando hierba apoyada en la pared, la otra sentada en el váter con los ojos bien abiertos y algo desorientada; otras dos estaban dentro de la bañera riendo y haciendo caras. La chica del concurso estaba aplicando su pintalabios rojo sobre el fregadero del baño. Puede apreciar en el borde de la bañera una bolsita con algunas pastillas que se habían caído debido a que no estaba cerrada correctamente. Las chicas me miraron a la vez y sin decir nada cerraron la puerta con fuerza. Bajé las escaleras con rapidez mientras escuchaba sus risas.

Fui a buscar a Clarie pensado que ella ya estaría en la zona de baile pero no la encontré. Me preocupe. ¿Y si ponían esas pastillas, que tenían toda la pinta de ser droga, en las bebidas? Yo no quería estar cerca de situaciones así y seguramente Clarie tampoco. 

- Hola, ¿me estás buscando? – dijo alguien detrás de mí.

Me giré y vi a Charlie. Vestía unos pantalones negros y una camiseta blanca pero esta vez no llevaba gafas.

- Estoy buscando a Clarie. Tenemos que irnos. Esto no es lo que esperaba. – dije algo nerviosa.

Sabía que Charlie me preguntaría así que le dejé con la palabra en la boca y me fui a la cocina para ver si Clarie estaba allí. No quería ponerme a explicar lo que había visto y que se pensara que era una exagerada. Cuando llegué vi a Clarie hablando con un chico pero... ¿estaba borracha?

Corté la conversación y me dirigí a Clarie:

- ¿Estás borracha?¿Cuánto has bebido? – le pregunté.

- Pues...no mucho, creo. – dijo entre risas.

- ¿Ha bebido mucho? – le pregunté al chico con el que estaba hablando.

Me indicó que sí con la cabeza.

- Tenemos que irnos. – le dije a Clarie.

- ¿Qué? ¡No, me lo estoy pasando muy bien! – gritó. – Tú querías venir y ahora estamos aquí y yo estoy hablando con este chico tan guapo... ¿a que sí? – dijo mirando al chico.

- Oye, déjala. Aquí está bien. – dijo el chico y la abrazo por la cintura.

Clarie miró cariñosamente al chico a los ojos y nos dijo:

- Nunca había venido a una fiesta antes y me está gust.. – Clarie se inclinó y vomitó en la camiseta del chico.

- ¡Dios, qué puto asco! – dijo el chico mirándose la camiseta. - ¡Ugh! Esto apesta – dijo marchándose.

Clarie se quedó parada unos segundos mientras todos lo que estaban cerca miraban la situación y luego se giró hacia mí.

- Será mejor que nos vayamos. – me dijo.

La cogí por la cintura y ella por mi espalda y nos dirigimos a la puerta. Antes de irnos, escuche como alguien se subía a la mesa del comedor y la música bajaba el volumen:

- ¡Hola a todos! ¿Os lo estáis pasando bien? – dijo una voz de chica.

- ¡Sí! – gritaron todos.

- ¡Pues vamos a empezar el beer-pong! Quien quiera jugar que salga al jardín. – dijo la chica. Me giré y descubrí que era una de las chicas que había encontrado en el baño.

Todos salieron al jardín y nosotras aprovechamos para salir por la puerta de casa. Nos dirigimos hasta la parada del bus. Senté a Clarie en el banco y fui a mirar el horario.

- ¡¿Qué?! No puede ser ¡No hay más buses! – dije con rabia. – Tendremos que ir andando – le comenté.

Clarie se levantó y juntas empezamos a andar. No estaba muy lejos pero de noche y con Clarie en esas condiciones no quería tardar mucho en llegar a casa. Calculé que tardaríamos unos 30 o 40 minutos.

Llevábamos casi 15 minutos andando por una calle que parecía no tener final cuando vino un coche a toda velocidad. Era oscuro por lo que solo veía unas luces muy potentes enfocándonos directamente a nosotras.

- ¡Cuidado! – gritaron un par de chicos desde el coche que pasó a toda velocidad por nuestro lado.

- ¡Idiotas! – contestó Clarie cuando pasó el coche.

- Hay que ser gilipollas... – dije.

Clarie me dijo que ya se encontraba mejor así que aceleramos el paso un poco.

- ¿Y eso de que nunca has salido de fiesta? – le pregunté.

- Ah. Es verdad. – dijo mirando al suelo. – Es lo que pasa por tener unos padres que te sobreprotegen tanto. Y tampoco es que tuviera la oportunidad.

- ¿Nos sentamos un rato? Diría que aún nos quedan unos 15 minutos más. – le dije.

Nos sentamos en un parque que ya conocía. Lo veía cuando cogía el bus cada mañana. Estábamos cerca ya.

- ¡Uf! – dije al sentarme en un columpio. – Me duelen los pies de tanto andar.

Clarie se sentó en el otro columpio.

- Siento haberme emborrachado. No sabía lo que bebía y el chico solo hacía que llenarme el vaso. – dijo en voz baja.

- Tranquila, Clarie. No te preocupes. Yo tampoco quería quedarme ahí.

- ¿Por qué? Si a ti te hacía mucha ilusión...

- Sí, pero cuando fuiste a buscar algo de beber subí a buscar el baño y vi a unas chicas con una bolsa con drogas. Entonces empecé a dudar: ¿y si me ponen algo en la bebida sin que me dé cuenta? No me gusta ese ambiente así que quería irme.

- ¿Qué? ¿En serio?¿Drogas?¿Y si me han puesto algo en la bebida? Dios mío... – dijo Clarie preocupada.

- No – me reí. – Lo tuyo es solo tu primera borrachera.

Seguimos andando hasta llegar a casa de Clarie. Nos despedimos y me fui a casa.

Noche del 13 de DiciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora