Capítulo 16

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Cogí el papel ya sentada en mi silla. ¿Qué le pasaba a Charlie? Siempre estaba desapareciendo... el día de las actividades en la universidad, ahora también... Sabía que era un poco misterioso pero ¿desaparecer de esta forma? Me parecía un poco inapropiado. Cuando estaba a dos bocados de terminar mi trozo de pastel un camarero se me acercó para preguntarme si necesitaba algo más. Educadamente le dije que no, aunque sabía que seguramente estaba pensando que esto era una cita y que había sido plantada cuando me fuí al baño. Qué ridículo. El camarero me mostró una sonrisa antes de irse a otra mesa. 

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¡Hey, Kat! - me saludó Clarie desde la entrada de la universidad. 

Estaba lloviendo y el aire ya era muy frío. Fui corriendo y me refugié debajo de su paraguas amarillo. 

- ¡Cómo echo de menos el tiempo en España! - dije quejándome del frío que ya empezaba a calarse dentro de mi.

- Pues prepárate; esto sólo es el principio. 

Era otoño y las hojas de los arboles que rodeaban la universidad ya empezaban a deslizarse hacia el suelo. Esto hacía que el camino entre clase y clase fuese una maravilla para los ojos.

Fuimos juntas hasta clase. Este semestre compartíamos algunas clases juntas y realmente me alegraba tenerla a mi lado. Clarie es de aquellas personas que te da los buenos días con una sonrisa aunque sean las 8 de la mañana y lo único que quieras hacer es cerrar los ojos y dormir en clase de literatura y cultura. Un tostón de clase donde sólo había teoria y un profesor mayor hablando durante lo que parecían años.

Desde que la conocí el primer día nos hemos hecho buenas amigas. Hacemos casi todos los trabajos juntas, no porque sea mi amiga (que también) sino porque es muy trabajadora. Sabe organizarse y es muy buena resolviendo dudas o problemas. Siempre quedamos después de clases en la biblioteca para hacer trabajos y estudiar. Aunque mi parte favorita es cuando terminamos y vamos a tomar un helado o un batido de chocolate en Ben's Bar cerca de la universidad. 

Eran las 8:30 de la mañana. Ya estábamos en clase. Tenía sueño. Mucho sueño. Mis ojos se estaban cerrando lentamente aunque intentaba con todas mis fuerzas que se abrieran antes de que me quedase dormida. Estuve así 5 minutos ya que pasado éste tiempo me quedé dormida. Con la mano aguantando mi cara y la boca un poco abierta mi mente no resistió más. 

Sentí un golpe en mi codo y mi mano resbaló. Mi cara se precipitó hacia delante y me desperté de golpe. Miré hacia mi lado aún con los ojos medio cerrados y con el ceño fruncido indicando un "¿qué pasa?".

Clarie miró mi teléfono móvil que estaba encima de la mesa. Tenía una lucecita que indicaba que me había llegado un mensaje. Lo abrí.

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Clarie: ¿Vamos a Ben's Bar esta tarde y me cuentas qué tal fue la cita con Charlie?

Katherine: ¡Sí! Me apetece un batido. Y no fue una cita. Me dejó plantada.

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Tenía otro mensaje. De Charlie.

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Charlie: Hola Katherine, soy Charlie. Sólo quería disculparme por lo del otro día en la cafetería. Me encontré con una persona con la que tenía una conversación pendiente y no quería que estropeara nuestra cita. Me lo pasé muy bien. ¿Te gustaría volver a vernos? 

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¿Estaba leyendolo bien?¿NUESTRA CITA?¿Había sido una cita y no me había enterado? Clarie tenía razón. No me lo podía creer. Sabía que era muy mala descubriendo las intenciones de las personas pero pensaba que sabría notar cuando estuviera en una cita.

Estuve todo el día pensando en esto. Cuando terminamos las clases decidimos ir directamente a Ben's Bar a tomarnos un batido de chocolate caliente. 

- Bueno, dime... ¿Qué tal fue? - preguntó con curiosidad Clarie cuando ya teníamos los batidos.

- No estuvo mal... - pensé cómo llamar lo que tuvimos pero al final me conformé- ...la cita.

- Así que era una cita... - se rió Clarie. - Tenía razón. ¿Y cómo fue?

- Muy bien. Lo encontré sentado fuera escribiendo su novela y me dijo que me podía enseñar dónde él encontraba su inspiración para escribir; así que fuimos. Era una playa desde la cual vimos el atardecer. Fue muy bonito. 

Clarie me estaba mirando con sus dos manos apoyadas en su cara. Me sonrío y me animó a seguir hablando. 

- Después empezó a llover y tuvimos que irnos. Así fue como acabamos en la cafeteria dónde te respondí el mensaje. Fui al baño pero cuando volví él ya no estaba. 

- Como que ¿¿¿no estaba???? - preguntó Clarie sorprendida. - ¿Dónde se fue?¿Qué te dijo?

- Me dejó un papelito pidiendóme perdón. Ahora me ha envido un mensaje diciendo que tenía una conversación importante y no quería arruinar nuestra 'cita'. No le he respondido, ni creo que lo haré. 

Seguimos hablando durante un rato y cuando nos terminamos el batido, nos fuimos a casa. 

Abrí la puerta de mi habitación y dejé las cosas en la cama. Me tumbé mirando al techo. Tenía muchas cosas en la cabeza. Había algo que me preocupaba mucho más que la no-cita con Charlie; la carta que encontré en la libreta de mi madre. La volví a leer. 

Decidí llamar a mi padre. Necesitaba hablar con él. 

*Llamada*

- Hola papá, ¿Cómo estás?¿Puedes hablar?
- Sí, claro cariño. ¿Todo bien? - dijo algo preocupado.
- He estado dándole vueltas a la carta de mamá. No puedo sacarmelo de la cabeza. Hay un tal George del que no me has hablado nunca... ¿Quién es?
- George...es...era... El médico de tu madre. Se conocían de hace mucho tiempo y George se preocupó mucho de Lucy durante el embarazo.
- No me suena ningún George. ¿Lo he conocido alguna vez?
- No, Katherine. Nunca lo has conocido. - dijo afirmandolo. - Se distanció al morir ella.

Me vinieron todos los recuerdos a la mente. Las tardes llorando sin parar porque echaba de menos a mi madre. Las quedadas con otras niñas que evitaba que fueran en mi casa porque siempre acababan preguntando dónde estaba mi madre. Podía notar cómo la cara de mi padre cambiaba cuando pronunciaban esa pregunta. También dolía cuando me la preguntaban a mí. Algunas madres de mis amigas preguntaban inocentemente o se animaban a ponerse en contacto con ella para organizar más quedadas. Nunca sabía cómo contestar. Al principio sólo supe ponerme a llorar porque no encontraba ninguna respuesta. Después de un tiempo me atreví a mentir. Con unos 12 años decía que estaba de viaje o que simplemente no tenía teléfono. Pensaba que eso era la mejor opción pero claramente no lo era. Mi padre se decepcionó mucho cuando se enteró y me prometí no volver a hacerlo. Ahora encuentro maneras para obviar el tema o decirlo sin que suene tan mal (aunque lo es).

- Katherine, ¿estás bien? - preguntó mi padre a través del teléfono.

- Sí, papá. Gracias por contarmelo. Tengo que ir a hacer los deberes. - dije para cortar el tema.

- Vale, cariño. Nos llamamos pronto. Te quiero.

- Yo también te quiero. Adiós.

Dejé el teléfono en la cama. Las lágrimas empezaban a recorrer mis mejillas pero no las dejé caer al suelo. Me incorporé lo mejor que pude y me puse a hacer deberes para distraerme. 

No podía derrumbarme cada vez que encontrara algo que me recordase a ella. Era mi madre y siempre estará en mi corazón pero tenía que avanzar  


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⏰ Última actualización: Feb 02, 2019 ⏰

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