Capítulo 7

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- ¿A dónde van los patos del lago del parque cuando éste se congela? - repitió Luke para intentar entender la pregunta.

Todos nos quedamos parados. Sin saber qué decir ni hacer. Durante unos segundos nadie habló, todos pensamos cuál podría ser la respuesta.

Yo me había leído El Guardián entre el centeno de dónde el señor del bigote había sacado la pregunta pero no sabía que había una respuesta concreta a la pregunta. Pensaba que era una pregunta metafórica que te hacía pensar en la fugacidad de la vida, de las personas que están a tu lado pero que queriendo o no se van de tu lado igual que los patos que se van y vuelven cuando el frío congela el lago de Central Park.

- Pero no hay una respuesta concreta para esa pregunta. – dijo Luke antes de que yo lo comentara también.

Clarie afirmó con la cabeza no muy segura de que quería saber con esta pregunta.

- Van a Francia. Los patos se van a Francia. – dijo Charlie.

Todos miramos a Charlie extrañados. ¿Por qué había dicho eso?

Estaba segura que todos pensamos lo mismo: acabábamos de perder una de las cuatro oportunidades que teníamos.

- ¡Muy bien, muchacho! Los patos se van a Francia y vuelven a Nueva York cuando ya hace calor. Es un dato que pasa desapercibido para muchos lectores ya que se tiene que leer con mucha atención para poder saberlo. ¿A que sí? – dijo mirando a Charlie.

- Sí, sí... claro. – dijo mirando hacia otro lado.

- ¿Entonces hemos ganado? – preguntó Luke.

- Hmmm, déjame ver... ¡Muchas felicidades, chicos! Habéis hecho un buen trabajo, tenéis 27 puntos de 30. Pero yo no os puedo decir si habéis ganado. Tenéis que ir al bar y esperar a que todos los grupos terminen mientras podéis tomaros algo ahí, invita el bar, y ya os avisaremos cuando tengamos todos los resultados.

Decidimos sentarnos en una mesa cercana a una ventana donde se veía el campo de fútbol y varias personas aun buscando por ahí.

- ¡Que suerte hemos tenido! ¿Como sabías la respuesta, Charlie? – dijo Luke.

- Sí, Charlie. Nos has salvado porque creo que ninguno de nosotros sabíamos la respuesta correcta. – dijo Clarie.

- Pues la verdad es que me gusta mucho leer porque quiero ser escritor y... un día mientras leía un blog que hablaba del libro me di cuenta que los patos se iban a Francia. – explicó.

- A mi me gustaría visitar Francia, para ser sinceros. Tiene que ser muy bonito. – dije.

- Sí, es verdad Kat. A mí también. – dijo Clarie.

- Con las bonitas vistas que tiene, poder pasear por las calles antiguas y oler el fantástico olor a queso o a crêpes. – dije imaginándome como seria todo aquello.

Después hablamos durante un rato antes de que el camarero viniese a tomar nota.

- ¿Qué queréis chicos? Hoy invita la casa a todos los nuevos. – dijo con una sonrisa.

Pedimos cuatro coca-colas y seguimos hablando hasta que vimos que delante del bar había ya mucha gente concentrada y algunos profesores también. Salimos y fuimos para saber quién era el ganador del juego o más bien dicho, concurso, que habíamos 'jugado'.

- Y el equipo ganador que consigue barra libre en el bar de la universidad es... ¡el equipo número 3! Michelle, Louis, Eddie y James.

Todo el mundo aplaudió a los ganadores mientras estos salían a recoger cuatro tickets que les proporcionaba todo lo que querían solo enseñándolo en la barra. Michelle, una chica rubia y vestida con una falda rosa, sobreactuaba un poco ya que iba diciendo gracias a todos los alumnos como si fuera una famosa recogiendo un premio; Louis no podía creérselo y no paraba de repetirle a Eddie 'Tío, que hemos ganado. ¿Te lo puedes creer?' mientras iban a recoger el ticket. Y finalmente estaba James, un chico muy tranquilo que no parecía emocionado por haber ganado.

En nuestro equipo Luke parecía algo decepcionado al igual que Clarie pero ella lo llevaba con más alegría y Charlie... ¿Dónde estaba Charlie? Hacía un segundo estaba a mi lado pero ahora ya no. No sabía dónde se había metido. Puede que se hubiera ido al baño del bar o que se hubiera ido a casa enfadado porque no habíamos ganado. Pero no creía que fuese de esas personas que se enfadan fácilmente, aunque sí que había estado algo raro durante la última actividad.

Charlie nos vio irnos por la puerta principal desde una ventana de la tercera planta. Se giró y miro la habitación: había una mesa de madera en el centro, dos sillas delante y otra mucho más elegante detrás de la mesa. Había una ventana con unas cortinas que hacían que ese lugar pareciera algo menos intimidante ya que justo en la pared de detrás de la mesa había el escudo de la universidad de Nottingham. Encima del escritorio había un pequeño objeto dorado que con letras negras revelaban donde estaba Charlie: "Sr. Harmon, Director".

Charlie se sentó en el gran sillón poniendo los pies sobre la mesa y las manos detrás del cuello. Sonrió cuando un señor con un gran bigote negro y un traje de color marrón abrió la puerta.

- Señor Harmon, puede sentarse aquí. Dime, ¿qué le ha traído por aquí? – dijo Charlie con voz grave.

- Charlie, sabes que estoy encantado de verte pero baja los pies de mi mesa o la vas a limpiar tú. – dijo.

Charlie bajo los pies y algo más serio preguntó:

- ¿Por qué has hecho eso? Sabía que lo harías. Siempre estás haciendo ese tipo de...bromas.

- Vamos, Charlie no te pongas así. Si no hubieses dicho nada la habría cambiado por otra, ya lo sabes. – le dijo Harmon echándolo de su silla y sentándose él.

Se quedó derecho delante de la mesa y le dijó:

- Tu y yo no nos conocemos de nada. – afirmó dirigiéndose a la puerta.

- Claro, pequeño C-perman. – dijo Harmon antes de que se fuera.

Charlie lo mató con una mirada y le recordó:

- No nos conocemos de nada. – dijo cerrando la puerta del despacho del director de la universidad.





Noche del 13 de DiciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora