The Secret; Magic [1] | Damon Salvatore [TERMINADA]

20.

ANTES QUE COMIENCEN A LEER, QUIERO DECIRLES QUE ES UN CAPÍTULO DE ALTO IMPACTO.

¿Nuevo comienzo?

*NARRA ABBIGAÍL*

En los últimos días habíamos compartido bastante con Damon nuevamente. Elijah, nos presentó a una chica llamada Camille, la cual dice ser "amiga" de Niklaus, pero nadie me sacaba de la cabeza que ella estaba a favor del híbrido. Ya todos sabíamos qué hacer: Bonnie, su prima y yo estaríamos a cargo de las brujas o de quienes intenten entrometerse utilizando magia, Stefan y Damon se enfrentarían al ejército de vampiros, y por supuesto Elijah se encargaría de Klaus y rescatará a su hermana.

—¿Estás nerviosa? —se acerca Damon, bebiendo.

—Más que nerviosa, ansiosa —miré hacia otro lado. —Deberías estar celebrando con ellos y no amargándote la existencia conmigo.

—Me gusta estar contigo, te extrañé demasiado como para volver alejarme de ti otra vez.

—Damon... —me hizo callar con un delicado, pero apasionado beso. Le seguí y poco a poco me acercó más a él, por lo que lo tomé por el cuello haciendo que me acorralara contra la pared. Me separé de él para tomar un poco de aire. —No deberíamos estar besándonos y menos donde están todos mirando.

—Entonces, creo que deberíamos subir —me miró muy sensual. —Vamos —coge de mi mano y me hace subir las escaleras con él hasta llegar a mi habitación.

Retoma el beso que me daba, cerrando por detrás la puerta con pestillo. Coge mi cintura y me apega lo más que puede a él, haciendo que caiga sobre mí en la cama. Lo intento separar con los brazos para poder respirar.

—Damon... yo... —nuevamente no me deja hablar, este beso es más apasionado que el otro. Intento alejarme de él de nuevo.

—¿Qué sucede? —se apoya con ambos brazos a la cama, haciendo todo el peso en estos. —¿No quieres?

—No es eso... es solo que... jamás he tenido... ya sabes —automáticamente me sonrojé.

—Lo sé —contestó con una sonrisa ladina, de esas que tanto me gustan.

—¿Lo sabes? ¿Cómo? —fruncí el ceño.

—Porque en este momento, ya me tendrías desnudo —bromeó. — Sólo déjate llevar.

Nunca había estado tan cerca de un hombre, no así.

Damon besó mis delicados y gruesos labios, siguió bajando hasta pasar por mi garganta, una garganta esbelta y larga que poseía una fragilidad que despertaba el deseo de ir más allá. Los ojos azules siguieron descendiendo desde la base de mi cuello, que palpitaba en una frenética cadencia, hacia la profunda hendidura de mis senos que se adivinaban bajo la tela del vestido que llevaba puesto.

Tras unos segundos, Damon volvió a levantar la vista y se encontró de nuevo con mis ojos. Sentí como la respiración se le cortaba. Sentía la calidez del momento y ya no podía hacer nada... De pronto, las reacciones me hicieron imposible pensar.

Cerré mis ojos y volvió a besarme, inevitablemente mi cuerpo se arqueó contra el inmenso cuerpo de él, derritiéndome en una súplica acalorada. Las manos de Damon acariciaron mi cintura con desesperación... Nunca nadie me había besado así, y descubrí que me gustaba. En un momento nos desprendimos para poder respirar nuevamente.