Calma y Tormenta

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Maddison Foster no estaba enamorada del chico más popular del instituto, ni del más rudo o, quizá, del más fuerte.

No

Para ella, Rhett Xavier Lancaster era, muy probablemente, mucho más que un amor platónico de la escuela secundaria. O eso se decía continuamente, suspirando embelesada, cuando el chico pasaba indiferente frente suyo. Lo había amado en secreto desde que tenía doce años, suficiente tiempo para decidirse a dar el primer paso, declararse. ¿El problema? Que ya lo había intentado y lo único que lograba era quedar en ridículo frente aquel muchacho. Se ponía tan nerviosa que apenas conseguía tartamudear una hilera de monosílabos incoherentes. Era simplemente vergonzoso quedarse en silencio cada vez que él le hablaba o sonreía.

A Maddie, una muchacha extrovertida, que le encantaba salir de fiestas y que no tenía ninguna dificultad en ligar con el tío más codiciado, le gustaba el chico equivocado y precisamente el único que parecía no tener absoluto interés en ella. El mismo por el que había pasado toda su adolescencia contemplando de cerca.

Ella estaba perdidamente enamorada del mejor amigo de su hermano, Rhett Xavier Lancaster. Suspiraba por las noches, cada sábado de verano cuando lo veía afuera de su ventana con esa sonrisa que tan bonita se le hacía. Era su amor platónico y lo tenía tan cerca que parecía inalcanzable.

#Opuestos

#Apariciones de estos personajes:
AMBER
PELIGROSA SEDUCCIÓN

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